Celestina, de 103 años y Victoria, de 100, fueron obsequiadas con un ramo de flores y un libro. :: ARMANDO
CÁCERES

El siglo de vida de Celestina Jiménez y Victoria Muriel

El Ayuntamiento rindió ayer homenaje a estas centenarias cacereñas con motivo del Mes del Mayor

M. FERNÁNDEZ

Viernes, 11 de octubre 2013, 10:39

Todos los flashes se dirigen a Victoria y Celestina. Cacereñas de toda la vida, centenarias y agradecidas, posan solas, con sus hijos, con los representantes municipales y dedican tiempo a atender cada felicitación. Son las protagonistas de un acto de homenaje que organizó el Ayuntamiento con motivo del Mes del Mayor y que reunió ayer en el Palacio de la Isla a varias generaciones.

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Y es que un siglo de vida bien merece una celebración. Algo nerviosas pero felices, las homenajeadas, que fueron obsequiadas con un libro de Cáceres y un ramo de flores, disfrutan. Victoria Muriel Picón tiene 100 años y Celestina Jiménez, 103. La primera se crió en Miralrío y la segunda ha vivido en la plazuela de San Blas gran parte de su vida antes de trasladarse a la calle Alcántara. Ambas siguen viviendo solas aunque tienen a la familia muy cerca. La experiencia que atesoran y la energía que aún desprenden es envidiable. «Tengo ya voz de vieja», avisa Celestina, «así que ya no puedo gritar mucho. No puede ser igual que cuando cantaba en el coro de Santiago de joven».

«He disfrutado mucho de mis niños siempre, esa ha sido mi vida», remarca Celestina, que el 6 de abril del próximo año contará con 104 años. Viuda, es madre de tres hijos, aunque sólo viven dos. Tiene cinco nietos, once biznietos y le gusta hablar sobre sus años en la plaza de San Blas. «Tuve que trabajar ayudando a mi madre a lavar. Luego ella se quedaba en casa y yo me iba al baile. En aquella casa se casó mi madre, me casé yo y mis hijos».

«¿Mi madre? Una mujer dedicada a sus hijos. La prueba es que estamos todos a su lado cuidándola», cuenta Trinidad Leal, una de las hijas de la otra protagonista, Victoria. «Es incansable y trabajadora. Ama a los suyos como nadie y por eso la nombramos la mejor madre», decía instantes ante el auditorio. Victoria, hija de cacereños, viuda, madre de seis hijos (una de ellas fallecida), abuela de nueve nietos y bisabuela de siete pequeñajos, se emocionó hasta tal punto que no pudo articular casi palabra. Sólo dar las gracias.

«Ojalá lleguemos a su edad tan bien como ustedes», fue una de las frases más repetidas ayer. «Este homenaje es más que merecido para Victoria y Celestina en particular, pero también para toda su generación en general», señaló la alcaldesa, Elena Nevado, que abrió el acto y deseó una pronta recuperación a la también centenaria Petra Redondo Alvarado, que no pudo acudir a la celebración por problemas de salud. «Os tocó vivir una época complicada, llena de dificultades y carencias. Habéis tenido la oportunidad de ver muchos cambios en la ciudad y sobre todo, habéis vivido una auténtica revolución social y tecnológica», apuntó en el acto, al que también acudieron José María Asenjo, Marisa Caldera y Antonia López, concejales de la corporación municipal.

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«¿Que qué me sorprende más de estos tiempos?», pregunta en alto Celestina. «Cuando era joven no se veía la ropa interior de las mujeres. La careta era lo que nos faltaba. Pero ahora es una desvergüenza, no me gusta el descaro que hay», remata.

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