Día de perros en San Juan

Los perros fueron ayer los protagonistas de una jornada marcada por la recuperación de una tradición perdida hace décadas en la parroquia de San Juan. Pasadas las doce del mediodía, con el sonido de las campanas de fondo, una veintena de mascotas aguardaba ante la fachada principal del templo la salida del párroco, Baltasar Bonilla, que en ese momento oficiaba en el interior una misa. A su término, el sacerdote salió a la calle cargado de agua bendita y dispuesto a impartir la bendición a todos los animales presentes. Tras él, se colocó la imagen de San Antón que se conserva en la iglesia y que fue transportada hasta la puerta sobre una mesa con ruedas.

Baltasar Bonilla ha querido hacer un guiño a la historia y rescatar esta costumbre con motivo de la festividad de San Antón. Sus feligreses le felicitaron por la iniciativa. Entre ellos estaba el vendedor de cupones Juan Manuel Villa, que acudió a la cita acompañado de una tortuga. «Se llama Lucrecia. Me la encontré hace cuatro o cinco años. Quiero que la bendigan porque es un animal creado por Dios. Me encanta que se haya recuperado esta costumbre y que pueda seguir durante muchos años más», ilustraba.

«Las mascotas son parte de la familia», afirmaba Gema Pavón, mientras sostenía en brazos a Rebeca, su coneja. «Mi madre todavía se acuerda de esta fiesta. Dice que antes venían borregos», añadía. San Juan dejó de realizar esta celebración en la década de los sesenta. Con anterioridad, la fiesta tenía lugar en la ermita de San Antón, situada junto al Gran Teatro, que desapareció en el siglo XIX.

«Mi intención es que la gente se acerque a Dios», resumió el sacerdote al tiempo que dispensaba las bendiciones. Una a una, formando cola, las mascotas fueron pasando ante el párroco. Desde San Juan se espera que la participación se incremente el año que viene, ya que el día de San Antón, el 17 de enero, será sábado.