Villanueva de la Serena recupera la normalidad tras la tromba de agua

Fue algo más de media hora que a los empresarios de la zona centro se les hizo eterna tratando de retener el agua sin éxito para que no entrara en sus locales. «Reconozco que pasé mucho miedo porque me pilló en la tienda sola y veía cómo entraba el agua a pesar de estar tres escalones sobre el nivel de la calle», cuenta María José González, de la tienda de ropa As de guía, en la calle San Francisco. Quedaba poco para la hora del cierre cuando la tromba descargó con fuerza y las arquetas no daban de sí. Esta empresaria asegura que empezó a recoger la ropa que estaba más cerca del suelo de los percheros y a amontonarla sobre los mostradores «porque además era el género más nuevo que acababa de llegar». Aunque el peor momento fue cuando vio que el agua también empezaba a entrarle por el almacén y que salía por el inodoro, recuerda.

«Mi familia quería venir a ayudarme a salir, pero no podían acceder y yo tampoco podía salir de la tienda», relata mientras cuenta la impotencia de no dar abasto a recoger agua en la tienda y en el almacén a la vez.

Mientras, la Policía Local levantaba las alcantarillas, los bomberos pasaban para achicar agua, y las grúas trataban de retirar los coches que se habían quedado en medio parados.

«Eso parecía una película» añade al recordar que desde su tienda veía cómo en el establecimiento de enfrente, dedicado a las copias de llaves y reparación de calzado, el dueño y su hijo empujaban la puerta para impedir que el agua entrara.

Era Juan Sánchez que, a pesar de haber puesto unas gomas como parapeto no lograba contener el agua. «Lo peor de todo fue cuando pasaron algunos coches rápido y se levantó un oleaje que abrió la puerta de par en par golpeándonos y casi nos tumba», recuerda. En ese momento es cuando la tromba entró hasta el fondo de la tienda «y corrí a cortar la corriente eléctrica porque el agua llegó a la altura de los enchufes», añade.

En su caso, parte de los bajos del mobiliario de madera se ha visto dañado por la humedad «aunque lo que más me importa era el calzado ya reparado que tenía en el suelo para entregar y que se ha calado», se lamenta.

Quien también ha visto cómo su calzado quedaba empapado bajo una cascada de agua es en Calzados Gallego-Dos Pies. En su caso, lo peor entró por el techo y corrió por las paredes abajo. Una de sus propietarias, Noelia Gallego, recuerda que no es la primera vez que una tromba de agua hace que parte de la tienda se inunde, aunque nunca de esa forma. «Empezaron unas gotas y poco a poco era una cortina de agua que caía sobre las cajas del almacén».

Hoy toca sacar el calzado de las cajas empapadas y deshechas, y tratar de que se vayan secando los zapatos. Noelia explica que, aunque se sequen, no pueden ser puestos a la venta ya que de una temporada a otra les puede salir moho.

Aún no pueden valorar las pérdidas «ya que siguen saliendo cajas mojadas del almacén, la mayoría de la zona donde colocan el género de piel, que la mayoría ronda entre los 100 y 150 euros», reconoce.

La hostelería también sufrió el efecto de la tormenta. Aida Parejo de la cafetería Te y luna lo recuerda como «una verdadera odisea», ya que apenas tuvo tiempo de recoger la terraza porque el agua empezó a subir rápido. «La altura que alcanzó y la fuerza que llevaba hacía que nos empujara y no viéramos dónde estaban los bordillos de la calle», asegura, aunque tranquila porque, a pesar de todo, no ha habido daños que lamentar.

No son los únicos afectados, ya que hay inmobiliarias, supermercados o almacenes de materiales de construcción de la zona centro que vivieron ayer un panorama similar. Todos ellos tratan ahora de volver a la normalidad, aunque muy pendientes del cielo, ya que las previsiones para la tarde son, nuevamente, de lluvia y tormenta.