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SOL GÓMEZ
Viernes, 9 de octubre 2020, 08:11
Cuidar una planta de fresas y convertirse en pequeños científicos van de la mano en Villanueva de la Serena. Cientos de ciudadanos tiene desde hoy la responsabilidad de contribuir a determinar la calidad ambiental de la ciudad y su carga contaminante. Para ello solo tendrán que mimar a una maceta con una planta de fresa colocada en el balcón de casa.
En realidad será la pequeña Fragaria vesca, que es su nombre científico, quien hará todo el trabajo sucio. Y es que a lo largo del tiempo se acumulan en sus hojas llenas de pequeños pelillos las partículas que están presentes en el aire. Posteriormente, aplicando técnicas biomagnéticas, es posible identificar qué compuestos están en las hojas y, por tanto, en suspensión en el aire.
La tarea que deben desempeñar tanto las plantas como sus nuevos dueños forma parte del proyecto nacional denominado 'Vigilantes del aire', para el que han sido seleccionadas diecisiete poblaciones, entre ellas Villanueva de la Serena. Para ello se han entregado plantas a alumnos de los centros de Secundaria y también se han repartido en la puerta del mercado de abastos.
La iniciativa, no en vano va mucho más allá, ya que busca crear lo que denominan 'ciencia ciudadana', animando a la participación de la gente que no es profesional en los procesos de investigación. Al colaborar, las personas no solo cuidan una planta y se crea conciencia medioambiental, sino que aprenden de la mano de investigadores y adquieren habilidades científico-técnicas.
Sin embargo, esta corriente está habitualmente vinculada al uso de las nuevas tecnologías para que la gente proporcione datos desde cualquier lugar. Pero en Villanueva de la Serena han querido hacer esta participación científica más accesible incluso a quien no tiene Internet, ordenador o un teléfono inteligente. De tal forma que solo es necesario una planta, agua, un sobre con un sello para echar al buzón, y ganas de disfrutar cuidando una maceta.
Así lo resume Tamara Marcos, una de las técnicos del programa Ciudades Saludables y Sostenibles de la concejalía de Salud Pública, quien explica que cada individuo recibirá instrucciones sobre cómo cuidar la planta de forma sencilla y básica y unas fichas para anotar el lugar dónde ha estado la maceta, la orientación o la frecuencia de riego. Pasadas unas semanas, solo tendrán que arrancar dos hojas de la planta entre los días 16 y 23 de diciembre y meterlas en un sobre franqueado junto al formulario final.
A partir de ahí, serán las hojas las que cuenten el nivel de contaminación que hay en la ciudad. En el laboratorio por un método de magnetización se obtendrá la cantidad de partículas que se han depositado en las hojas, principalmente de la quema de combustibles fósiles, del desgaste de los discos de freno y otros elementos como las ruedas en los raíles de trenes.
Por eso, Tamara Marcos asegura que, aunque en general la calidad ambiental de Villanueva es bastante buena, probablemente el proyecto arroje resultados interesantes sobre las zonas más contaminadas. A modo de ejemplo, explica que si hay personas que cuidan las fresas cerca de la estación de tren o en urbanizaciones de la circunvalación, que soportan mucho tráfico diario, la planta recogerá más partículas.
Identificados los contaminantes de todas las muestras del país, se analizará la concentración de cada ciudad seleccionada y se elaborará un estudio nacional. Será realizado por los organizadores del proyecto, la Fundación Ibercivis, el Instituto Pirenaico de Ecología y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Y todo ello sin usar tecnología, solo cuidando una planta que, a cambio, en unos meses podría regalar sus deliciosos frutos.
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Álvaro Soto | Madrid y Lidia Carvajal
Cristina Cándido y Álex Sánchez
Lucía Palacios | Madrid
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