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Solange Vázquez
Jueves, 6 de febrero 2025, 19:35
Las palabras, como las personas, arrastran buena o mala fama, y hay dos vocablos que nos suelen hacer torcer el morro: interés y estrategia. Cuando decimos de alguien que solo se mueve por interés, lo que se suele querer transmitir, en realidad, es que no ... es una persona digna de confianza (en español castizo hay muchos vocablos de uso común y grosero para designar a esa gente). Y cuando nos referimos a alguien manifestando que es muy amigo de las estrategias... pues ocurre lo mismo que en el caso anterior: estamos lanzando un mensaje de alarma y avisando de que no es trigo limpio.
Esto, tradicionalmente se entiende así, sobre todo en el mundo laboral, pero... ¿Es justo? Nacho Mühlenberg, periodista, divulgador y uno de los mayores expertos del país en 'networking' –creación de contactos–, quiere romper una lanza en favor de estos dos conceptos con tan mala prensa: «Todos tenemos interés... hasta la relación con nuestros seres queridos (pareja, hijos) es interesada. Pero, ojo, el interés debe ser mutuo, debe haber una reciprocidad», matiza. Y en cuanto a la estrategia, también hay que olvidarse de la «connotación negativa»: «No es algo malvado ni egoísta. Se puede hacer de una manera ética, honesta y sencilla». Es decir, que la estrategia no sea contra nadie, sino una hoja de ruta de la que salgan beneficiadas más partes que uno mismo («quizá la estrategia no te asegure la victoria, pero carecer de ella te garantiza el fracaso», recalca). Al menos así lo afirma Mühlenberg en su último libro 'Núcleos de influencia' (ed. Conecta), donde lanza afirmaciones a priori algo inquietantes... «No sólo importa lo que sabes, también a quién conoces», «no se trata de cuántos contactos tienes, sino de cuántos te ayudan a avanzar», «el día da para mucho si no procrastinas o pierdes el tiempo y la energía en relaciones improductivas o intrascendentes».
–Suena a utilizar personas, a enchufismo... a cosas feas, vaya.
–No, no hablamos de nepotismo. Hablamos de aprender a usar los contactos que tenemos en igualdad de condiciones. Y en interés de todos, no solo en beneficio propio. Debe haber reciprocidad: si sientes que das algo a los demás y 'chupan' de ti pero nunca te llega ningún beneficio, hay que recalibrar esos vínculos, hablar para intentar solucionarlo... o cortarlos.
Suena fácil así en el plano teórico, pero nos cuesta verlo en la práctica, como casi todo lo que se refiere al mundo laboral, donde no somos tan libres como quisiéramos. Así, además de este consejo sobre la necesidad de evaluar la relación entre lo que damos y nos dan (esto vale para el trabajo y para la vida en general, que el trabajo sólo es un mundo más pequeño, no uno de otra galaxia), el experto ofrece otro de los mandamientos básicos del 'networking' para salir airoso y aprender a 'vendernos' bien, que es algo clave en los tiempos que corren (a menudo es más importante que la valía profesional, en ocasiones sepultada por la falta de contactos o por no saber ponernos en valor).
De este modo, Nacho Mühlenberg ofrece su receta personal para 'venderse' bien... y sin que sea evidente (que es muy patético hacerlo mal y que todos se den cuenta de que caes en el 'autobombo'). Para empezar, debes encontrar «el momento oportuno para introducir los datos que te hagan interesante sin que resulte antinatural o pedante», indica. Otra cosa importante: olvídate de todo egocentrismo (quieres llevarte al huerto a alguien, céntrate en él, no en ti). Y a partir de ahí... estas son las herramientas que usa él mismo (o sea, de probada eficacia) para 'venderse' sin que lo noten...
«Cuenta una anécdota divertida que incluya a contactos que la otra persona conoce y respeta y que demuestre lo bien relacionado que estás», aconseja.
Hacer esto es una muestra de respeto y admiración... «pero deja clara tu valía».Es decir, no hay que ir de 'pringao' en busca de 'maestro'. Se trata de reconocer los saberes y capacidades de otro y pedir su consejo para mejorar tú (no para hacer la pelota), es decir, indicando para qué pides su asesoramiento.
Ser pesado contando tus méritos laborales o académicos y aburrir a la persona ante la que te quieres 'vender' no es buena táctica. Una buena opción que apunta el experto es «insertar pequeñas introducciones para ir dibujando tu currículum». Es decir, ir dejando caer pildoritas de quién eres y lo que sabes en medio de conversaciones, pero como sin querer.
Para 'venderte', en contra de lo que piensan los pelotas de toda la vida, no tienes nunca que olvidar el respeto a ti mismo.Así lo afirma Mühlenberg: «¡No vayas de groupi como si el otro fuese una estrella del rock! Ni te muestres demasiado deslumbrado. Las muestras de admiración, en pequeñas dosis y con elegancia.A mucha gente no le gusta que le doren la píldora en exceso.
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