![Ojo con el sexo en la playa y la piscina... y sus 'daños colaterales'](https://s2.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2023/06/23/1200x840-Sexo-en-verano-kik-U200596990307KbD-1200x840@RC.jpg)
![Ojo con el sexo en la playa y la piscina... y sus 'daños colaterales'](https://s2.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2023/06/23/1200x840-Sexo-en-verano-kik-U200596990307KbD-1200x840@RC.jpg)
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Solange Vázquez
Jueves, 22 de junio 2023, 18:15
Vemos a Burt Lancaster con Deborah Kerr, mojaditos y muy motivados en esa playa maravillosa de Hawái, y su calentón épico sobre la arena nos parece a la altura del título de la película, 'De aquí a la eternidad' (1953), algo que en plan ordinario ... traduciríamos por algo así como 'Qué momentazo: ¡que venga ahora un tsunami o un tiburón blanco, que no nos apartamos!'. Más o menos. Es que tener sexo en el mar o en la piscina queda tan bien en el cine y en las series... Es estético, sugerente, distinto... ¡y menos fantástico de lo que parece! Sí, vamos a ser un poco aguafiestas –perdón por el chiste fácil– y, ahora que empieza la temporada de baño, vamos a repasar por qué mantener relaciones sexuales en playas y piscinas (privadas, por supuesto) conlleva algunos riesgos que conviene conocer (luego cada uno que ponga en una balanza los pros y contras). «No es tan idílico como parece, no, tiene inconvenientes», avanza Estefanía Arribas Leal, enfermera supervisora de la Unidad de Hospitalización del hospital Vithas de Vitoria y experta en bienestar sexual. Ahí van los posibles problemas de dar rienda suelta a la pasión en el medio acuático o sobre la arena.
«La gente cree que, por estar dentro del agua manteniendo relaciones, la lubricación es incluso mejor.Error. En el medio acuático, la lubricación natural se va enseguida y, al perderse, genera mucha fricción», indica. Esto tiene una consecuencia directa: «Molestias en la zona genital». Que igual con el subidón no nos damos cuenta, pero, pasado un rato, nos acordaremos... Más grave es otro 'daño colateral': «Los preservativos, ojo con ellos. También pierden su lubricación y, debido al roce, es muy fácil que se rompan, se salgan..., con el peligro que ello conlleva, claro».
Además, Arribas aclara que ponerlo (bien) bajo el agua es más o menos misión imposible, por lo que tendríamos que hacerlo fuera y, bueno, acaba siendo todo muy lioso y no apto para impacientes. Por no plantear solo problemas, pedimos a Arribas soluciones: una de ellas es el preservativo femenino, «que se puede colocar hasta ocho horas antes y es buen sistema si ves venir un calentón».Aunque su efectividad en el medio acuático no es la misma. «Y si se va a usar lubricante, que sea con base de silicona, los de base de agua se diluyen rápido», aclara.
¿Saben cuando vamos a la playa y los granitos escondidos en todos los rincones de nuestra anatomía (hasta en los más innobles) siguen apareciendo en la ducha días después? «Pues lo que pasa cuando se mantienen relaciones sobre la arena es eso mismo, que se mete por todos los sitios», señala Arribas. Esto, además de incómodo, entraña sus riesgos. «La arena no deja de ser un montón de cristalitos que, con el movimiento, pueden causar pequeñas lesiones», alerta.
«El agua no suele estar limpia, incluso aunque esté clorada, como en las piscinas», avisa Arribas. Microorganismos y hongos proliferan en el medio acuático y causan infecciones de oídos, de piel, conjuntivitis... y, por supuesto infecciones en las vías urinarias y en los genitales, sobre todo si tenemos relaciones sexuales acuáticas y 'exponemos' aún más la zona a la entrada de gérmenes. Según la Agrupación Ginecológica Española, después del baño es aconsejable lavarse con un jabón de pH neutro, de manera que se elimine la arena, e intentar no sentarse directamente en ella con nuestras partes al aire para evitar irritaciones. Y también microorganismos: un estudio realizado por la OMS detectó 'Escherichia coli', salmonela y 'Campylobacter' en la arena de la playa, entre otros agentes infecciosos, si bien la concentración no es, a priori, muy preocupante.
La principal fuente de virus y bacterias en agua dulce son las heces –procedentes de aguas contaminadas de las que se surte la piscina, de excrementos de los usuarios y de ratones o pájaros–, según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con el cloro, el bromo y manteniendo el pH del agua adecuado, deberían eliminarse... en teoría. ¿Y el agua del mar? Mejor, ¿no? Sí, pero también «puede contener microorganismos que pueden ser patógenos, incluyendo bacterias, protozoos y virus», indica la OMS. Por ello, cualquier herida abierta puede infectarse y ciertas irritaciones y laceraciones creadas durante el sexo pueden ser otra vía de entrada fácil a nuestro cuerpo.
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