![Tres horas y media de nuestras vacaciones haciéndonos selfis](https://s3.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2023/08/29/selfi-k03H-U21031122099zHF-1200x840@RC.jpg)
![Tres horas y media de nuestras vacaciones haciéndonos selfis](https://s3.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2023/08/29/selfi-k03H-U21031122099zHF-1200x840@RC.jpg)
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Solange Vázquez
Miércoles, 30 de agosto 2023, 00:09
Estamos en esos días en los que muchos ya miramos a las vacaciones recién concluidas con esa nostalgia reciente tan difícil de sacudirse y que nos lleva a repasar los selfis del verano, esas autofotos en las que salimos despampanantes (quizá demasiado) y felices en ... momentos bonitos y lugares maravillosos. Eso sí, hacernos con esa colección nos ha llevado más tiempo del que pensamos. ¿Cuántos minutos habrán sido? ¿No tantos, no? Pues si hemos estado un mes de vacaciones... ¡¡Unas tres horas y media como mínimo!! Así se desprende de un estudio publicado en 'Social Psychological and Personality Science', que revela que dedicamos, de media, un total de siete minutos al día para conseguir un selfi. Según esta investigación, la razón principal que impulsa al ser humano a destinar esta porción de su vida a una foto es la necesidad de capturar el momento, algo que en vacaciones o cuando consideramos que estamos ante un instante especial, nos vuelve locos.
Y, según este estudio, tiene menos que ver con el ego y la necesidad de aparentar de lo que creemos. Tal y como han comprobado los investigadores, en los selfis que nos hacemos con un contexto (casi siempre lo hay, a no ser que sea el típico soseras delante del espejo de casa), lo que buscamos, desesperadamente, es captar mejor el significado más profundo de una experiencia. Por el contrario, si sacamos una foto de un paisaje o ciudad, por ejemplo, pero sin nosotros (es decir, desde nuestra propia perspectiva visual) simplemente queremos recopilar la parte 'física', en plan notario, sin más trascendencia. Por eso en vacaciones hay tanto selfi: estamos felices y queremos recoger ese sentimiento y transmitirlo.
«Descubrimos que las personas tienen una intuición natural sobre qué perspectiva tomar para capturar lo que quieren de la foto», explica Zachary Niese, investigador de la Universidad de Ohio y autor principal del estudio. Esta evidencia contrarresta la idea tan extendida de que el objetivo principal del selfi es promocionarse a uno mismo. «No tiene que ser por vanidad», sostiene la coautora de la investigación y profesora de psicología, Lissa Libby. Así lo constatan analizando las respuestas de más de 2.000 personas sobre sus motivaciones para sacar fotos con ellos mismos o sin su presencia. ¿Más revelaciones? Sí, se les pidió a los participantes que revisasen su publicación de Instagram más reciente y la valorasen de 1 (nada positiva) a 5 (muy positiva) y se vio que les gustaban mucho más las que les incluían y presentaban coherencia entre la imagen y lo que sentían ene se momento.
Más allá del bulo
'Selfitis' y sus grados Investigadores indios y británicos desarrollaron una Escala de Comportamiento de 'Selfitis' para determinar si una persona sufre 'selfitis' leve, moderada o aguda.Se preguntó a los participantes sobre su motivación para fotografiarse –búsqueda de atención, modificación del estado de ánimo, autoconfianza y conformidad subjetiva– para 'diagnosticarles'. Pero ojo, no es ningún trastorno. Y muchos estudios al respecto son un bulo.
No obstante, entre los 92 millones de selfis que se sacan diariamente en el mundo, lo que representa el 4% de todas las instantáneas, también hay una enorme dosis de postureo, claro. Y en vacaciones, más. Y a menor edad de los 'fotógrafos', más aún. Según una encuesta del Centro de Investigación Pew, con sede en Washington, una de cada tres fotos que hacen los jóvenes de 18 a 24 años es un autorretrato. Dado que los millenials dedican más de cuatro horas diarias a las redes sociales, según alertan los expertos, tener selfis a cascoporro –se estima que a lo largo de su vida se harán unos 25.700– es una prioridad. Y eso lleva tiempo. Y buscar entornos perfectos. Además, es que ni siquiera somos originales. Así lo muestra Insta Repeat (@insta_repeat), la cuenta de Instagram donde hacen chanza de nuestra poca creatividad mostrando cómo todo el mundo hace la misma foto en los enclaves más turísticos del mundo. Encima, en muchos casos, repetimos la instantánea varias veces hasta que nos quedamos satisfechos.
Según un estudio desarrollado por The Florida House Experience –un centro de salud mental– y centrado sólo en población femenina, más de la mitad de las mujeres consiguen un autorretrato que les guste en menos de cinco intentos, aunque a las más quisquillosas les cuesta más de 26 (son el 3%, según los expertos). Sí, lleva un rato. Y luego, claro, vienen los retoques posteriores, que nunca estamos del todo a gusto, que llevan de uno a tres minutos más, menos las obsesivas (en torno a un 4%) que dedican más de 20 minutos a 'mejorarse' con todo tipo de herramientas.
Y mientras hacemos todo esto... ¿qué pasa con el disfrute? ¿a dónde van a parar todos esos minutos? Isabel Aranda, psicóloga de TherapyChat advierte de que no hay que obsesionarse en vacaciones con los selfis, que, además, suelen ser motivo de broncas familiares (porque el 'fotero' se aísla del resto y no atiende a las cosas importantes). «Hay gente que se tira más de diez minutos buscando la pose adecuada y, en el proceso, se pierde cosas maravillosas, como un atardecer», lamenta. El «problemón» de estar dedicando tiempo de vacaciones a selfis reside, según la experta, en que lo 'normal' y la obsesión están separados «por una línea muy fina» a veces. ¿Cómo saber si nos estamos pasando? «Cuando se convierte en una necesidad y la valoración de los otros tiene más importancia que el disfrute se produce lo que en psicología se llama 'locus de control externo': que es poner toda tu valía en manos de lo que opinan los demás (los 'likes' y demás). Lo vemos mucho en consulta», explica. Según Aranda, cuando dejas de ser tú para convertirte en una ficción hay que intentar «imponer el sentido de la realidad». Entonces, conviene aplicar unos 'tips' para hacer reflexionar a los 'autorretratistas compulsivos'. «Preguntarles qué pasa ni no lo hacen y también imitarles para ver qué les parece», aconseja.
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