P. CALVO
Domingo, 26 de octubre 2008, 02:14
La historia a veces se repite, pero a la inversa. Leer en voz alta resultó lo habitual entre los hombres durante mucho tiempo, y practicar la lectura en silencio, sin ni siquiera mover los labios, logro que se adjudica a San Agustín, fue considerada una habilidad reservada a los más cultos. La ampliación de la educación trajo el silencio a la lectura, pero de tanto practicarla ha tenido consecuencias negativas. Lo que hoy en día se valora como una habilidad social es saber leer en público correctamente porque se supone que es síntoma de otro tipo de virtudes: autocontrol, confianza en uno mismo, saber estar. La Consejería de Educación se ha propuesto recuperar una «tradición que ha caído en desuso», pero a la que se adjudica beneficios de tipo educativo y social. Los centros de Primaria y Secundaria de la región están llevando a cabo estos días una selección de sus mejores alumnos para que participen en la fase autonómica del I Concurso Regional de Lectura en Público. «No es lo mismo leer en el aula, en la biblioteca, hacerlo por placer o por obligación. Los sentimientos y experiencias que se producen son diferentes», asegura la Consejería en la Orden que convoca el certamen, dotado con 6.000 euros en premios. «Estamos acostumbrados a comentar las lecturas, pero ha caído en desuso la tradición de leer a los que nos rodean un poema o el fragmento de una novela. Esta es la tradición que el concurso quiere recuperar, la de la lectura en voz alta», agrega Educación. Para Abel Hernández, director del IES Tamujal, de Arroyo de San Serván, «se ha sacralizado la escritura y la literatura como algo personal, casi íntimo, y se ha dejado la lengua hablada como lo social. Pero yo pienso que es positiva la lectura en público porque se comparte lo que se siente. De hecho, una obra escrita no termina con el autor, sino con quienes la leen». Hernández no duda de los efectos positivos que tiene para los jóvenes leer en voz alta y considera un «acierto» la iniciativa de la Consejería de Educación. «Las posibilidades educativas son enormes. Facilita la buena entonación, es decir, respetar comas, puntuación, etcétera, lo que significa, en definitiva, conocer las reglas; potencia también la buena dicción y, por tanto, mejora la comunicación con los demás. Las personas somos seres que comunicamos. Si leemos hacia fuera, lo que hacemos no es más que lo que hace la gente en la calle, que es comunicarse». El tercer aspecto beneficioso tiene que ver con el fondo del asunto: fomentar la lectura. «Sólo con la participación en el Concurso ya se está logrando algo positivo. Hay varias formas de incitar a que se lea, y ésta es una de ellas». Abel Hernández tiene contacto directo con estudiantes de Secundaria, y Miguel Ángel Lama, director del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, con los universitarios a los que da clase de Lengua y Literatura. «Todo lo que se haga en ese sentido me parece bien. Lo de leer en público», asegura Lama, «es una carencia muy curiosa, pero que realmente se da incluso en alumnos de últimos cursos». A su juicio, leer en voz alta no es un ejercicio inútil. «Mejora la expresión oral y la vocalización, lo cual les va a servir más allá de la vida universitaria». El profesor de la Uex asegura conocer «experiencias que han hecho compañeros mios en el aula con lecturas en voz alta, y los resultados han sido bastante malos porque es un hábito que se está perdiendo». Precisamente, escenarios como los del Gran Teatro de Cáceres y el del López de Ayala de Badajoz intentan que no sea así. Coincidiendo con la celebración del Día del Libro, cada 23 de abril se organizan maratones de lectura en público. «Normalmente, a la gente primero les cuesta, pero luego les gusta e incluso repiten, sobre todo los niños», asegura Isidro Timón, director el Gran Teatro, donde la experiencia ya ha cumplido una década. A lo largo de seis o siete horas pasan más de 200 personas que leen fragmentos de obras. Para Timón, «leer en público da soltura, es precisamente una de las habilidades sociales que se estudian ahora. Si uno quiere saber cómo saber estar en público, debe empezar por aquí».
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