Los jornales se pagan en Extremadura ligeramente por encima respecto a Murcia, Huelva o Lérida

En Extremadura sí la hay. Sobre todo para la campaña de la fruta. Como este diario contó la pasada semana, se trata de una situación que cíclicamente, cada vez que llega el momento cumbre de la recolección, salta al debate público. Y lo hace con más fuerza toda vez que uno de los subsectores agrarios con mayor peso en el PIB regional, el de la fruta, es el que mayor número de trabajadores requiere en la comunidad autónoma. Y no solo durante la época de cosecha.

HOY ha querido repasar cómo es la situación de los jornaleros extremeños del campo en comparación de los convenios del campo de otros territorios referentes en el sector de la fruta en España.

A bote pronto, si se mira lo que se paga por día trabajado, Extremadura sale mejor parada. Aquí se abona algo más por hora trabajada que en otros grandes enclaves frutícolas como el de las provincias de Huelva y Lérida y la Región de Murcia. Eso sí, con menos horas de trabajo diario según convenio. Si se analizan otros aspectos como horas extras o ayudas por diversos conceptos, Extremadura pierde.

 

Al final es lo comido por lo servido, se puede resumir. No solo hay que mirar el precio bruto de la hora trabajada sino otros complementos, vienen a decir los sindicatos, que insisten en que se cobra poco como temporero del campo, y hay empresas agrarias que todavía siguen poniendo reparos al abono del sueldo según lo marcado por el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Para los empresarios agrarios, los sueldos están muy ajustados a la rentabilidad y costes de sus explotaciones y la subida del SMI ha sido considerable en los últimos seis años.

Los salarios de los trabajadores del campo se han homogeneizado bastante en el conjunto de España. Esa es una realidad incuestionable dentro de un asunto que tiene muchos matices normativos. Tantos casi como los sectores de aplicación y provincias o regiones en los que se desarrolla.

La culpa, en este caso para bien de Extremadura, la tiene el incremento del salario mínimo decidido por el Gobierno. Para este 2024 el salario mínimo se sitúa en 15.876 euros anuales brutos, distribuidos en 14 pagas de 1.134 euros mensuales.

«Aunque parezca mentira cuesta todavía que las empresas agrarias paguen al menos el salario mínimo», resume Serena a este diario. «Cuesta, sí, claro que cuesta que paguen según el SMI, aunque eso ya esté refrendado por las autoridades laborales y judiciales», sentencia a este diario Saturnino Lagar, secretario de la Federación de Industria y Agro de CC OO Extremadura.

 

Que el SMI haya subido en España un 54% desde 2018 ha sido algo especialmente positivo para los trabajadores del campo en Extremadura.

«El salario mínimo nos ha homogeneizado mucho el sueldo de los trabajadores del campo. Antes sí que en otros sitios de España se cobraba más de que en Extremadura. Es que aquí estábamos en el entorno de los 800 euros al mes y en el conjunto de España rondaban los 1.000», explica Lagar.

Que no todos los convenios del campo en España son iguales es una obviedad. Que hay pocos de ámbito autonómico englobando a todos los sectores agroganaderos es otra. Uno de ellos es el extremeño.

El convenio colectivo de Extremadura, con sus tablas salariales actualizadas para este 2024, recoge que la hora trabajada se debe pagar a 8,97 euros. Con una jornada diaria fijada en 6,5 horas, el salario por día asciende a 58,30 euros.

El convenio extremeño recoge que la jornada semanal ordinaria, de lunes a sábado, es de 39 horas efectivas y que si se trabaja en domingo oficialmente se deberían pagar como horas extraordinarias.

El convenio regional del campo vincula a 65.000 potenciales trabajadores (aunque solo había 26.000 activos a inicios del año pasado) y a 14.000 empresas. El vigente se publicó en el Diario Oficial de Extremadura el 29 de junio de 2022.

 

En la vecina provincia de Huelva, patronal y sindicatos firmaron hace dos meses las tablas salariales para el campo para este 2024 dentro de un convenio provincial que cobija a 150.000 trabajadores. Estas tablas fijan un salario de 57,95 euros por día para peones cualificados o no cualificados de recolección, tanto para trabajadores eventuales como para los fijos discontinuos, equiparándolo al salario mínimo interprofesional.

Además, se incluyen ayudas para el estudio de 74,54 euros al año para el conjunto de los trabajadores, así como 105,91 euros al año por cada hijo o hija matriculado en primaria, primer y segundo grado de la ESO u otros niveles educativos, algo que no recoge el convenio extremeño.

Se ha acordado también en el convenio de Huelva un complemento diario de 4,99 euros en caso de accidente de trabajo, incapacidad temporal o enfermedad común con hospitalización, que las empresas deben abonar además de las prestaciones de la Seguridad Social. Asimismo, se establece un día de asuntos propios para los trabajadores fijos discontinuos.

Por su parte, en la región de Murcia acaban de iniciarse las negociaciones para renovar el convenio que puede aplicarse sobre 15.000 jornaleros y 100 empresas hortofrutícolas de ese territorio.

El convenio colectivo murciano vigente hasta el pasado 31 de diciembre es el de frutas frescas y hortalizas. Refleja una jornada anual de 1.826 horas. Se distribuyen con 40 horas semanales, de lunes a sábado. La jornada diaria es de 6,6 horas, que propician 57,35 euros de salario al día.

Por último, la tercera gran potencia en el sector de la fruta española, el de la provincia de Lérida, tiene un convenio que establece una jornada de trabajo de 1.780 horas anuales. Abarca de lunes a viernes y el salario al día por 8 horas de trabajo queda establecido en 57,95 euros.

En Cataluña hay un convenio regional del campo pero en él no entran todos los sectores agroganaderos y por eso la fruta de Lérida se rige por uno específico.

Saturnino Lagar, de CC OO, aboga por intentar reunificar en un convenio nacional los diferentes convenios del campo en España. «Se puede y debe intentar. La subida del salario mínimo ha homogeneizado mucho los sueldos y se debería apostar también por agrupar otros aspectos laborales en una normativa estatal común», incide.

Sebastián Serena, de UGT, remarca que el problema de la mano de obra no solo es exclusivo del campo y no tiene visos de solventarse de forma fácil. «También existe falta de trabajadores en la construcción y en ese se paga bastante más», concluye.