Felipe Escobero, encargado de la Granja de Cooprado, conoce a las 180 cabras que cuida cada día como si fueran su familia. Pasa muchas horas con ella porque su trabajo exige esa dedicación. Aníbal Sánchez, veterinario y miembro de la asociación Caprites, señala que el ... censo caprino sigue bajando. Y Luis Fernández, ganadero que heredó de su padre la explotación y uno de los profesionales históricos del sector en Extremadura, no deja de lamentarse ante los costes «inasumibles» que están haciendo que muchas explotaciones desaparezcan. Por si fuera poco, hay razas que se encuentran en peligro de extinción.
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Los tres comparten análisis sobre una situación especialmente delicada en el subsector ganadero del caprino, tradicionalmente muy atomizado en la región, sin vías de comercialización exitosas y poco cooperativizado (con sonoros fracasos de modelos en este sentido como las sociedades Uniproca y Capriex) que hubiera servido para al menos mitigar las dificultades. Se trata además de un sector con explotaciones en intensivo o semiextensivo en su gran mayoría. Hallar imágenes como las de antaño de cabras pastando en extensivo durante semanas y meses, y de ganaderos pasando todas las horas del día con ellas, ya no se encuentran o se ven muy pocas.
En todo eso coinciden pero, viendo el vaso medio lleno, señalan que cada vez se están profesionalizando más el sector, con explotaciones más grandes aunque en el total regional de animales siga el descenso de cabezas, y con esperanzas favorables de cambio con actuaciones como la activación de la Indicación Geográfica Protegida 'Cabrito de Extremadura' para el caprino de carne. En estos días, las primeras carnes de calidad certificada bajo ese sello salen al mercado.
Para poner en contexto al caprino extremeño hay que señalar que sobre todo se enfoca más hacia la producción láctea que a la de carne. Extremadura produce al alrededor de 40 millones de litro de leche de cabra al año. 18 de ellos los gestiona Cooprado, la gran cooperativa situada en Casar de Cáceres. El resto es asunto de empresas privadas.
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«El sector está francamente mal. Los costes de producción han subido alrededor de un cien por cien. Estamos vendiendo nuestros productos como la leche a un precio increíble, más alto que nunca, y aún así nos estamos arruinando trabajando. El precio de la leche no da para pagar el incremento de los costes que hemos sufrido», resume Luis Rodríguez, gerente de Cooprado y presidente de la Sectorial de Caprino de Cooperativas Agro-alimentarias de Extremadura.
La realidad es que el sector ha ido evolucionado por «desgaste». «Los ganaderos de caprino han ido desapareciendo. La evolución ha hecho que o bien muchos que antes tenían cabras se han desecho de ellas o bien se han quedado con bastantes menos y aumentando sus cabezas de ovino o vacuno, que también tienen sus dificultades pero son, digamos, más llevaderos que el del caprino».
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Los últimos datos del censo de cabras en Extremadura, de marzo de este año, apuntan a que hay 203.580 cabezas en la región, 105.500 en la provincia pacense y 98.080 en la cacereña. De ellas 195.332 son hembras y 8.248 machos para un total de 2.899 explotaciones, 1.863 en la provincia de Badajoz y 1.126 en la de Cáceres.
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Aníbal Sánchez, veterinario de Losar de la Vera, confirma el descenso continuado a cabezas y explotaciones. Empezando por su comarca, una referencia desde hace siglos en este ganado rumiante y que ahora ve reducir notablemente el censo de este ganado. La cabra verata es una de las razas autóctonas extremeñas.
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Sánchez es uno de los grandes impulsores de la IGP 'Cabrito de Extremadura' a través de la comercializadora Caprites. «La diferencia por la calidad es una de las fórmulas para seguir adelante. Y más cuando las carnes de caprino no tienen una salida a los mercados tan fáciles como las de otros ganados», reseña Sánchez.
En todo caso, en Extremadura prima más la aptitud láctea que la de carne en el caprino. Se trata de un «sector enfocado a la leche. Es el producto rentable o que intentamos que sea rentable. El sector del cabrito está roto. Cuesta bastante más criar uno de lo que luego el mercado nos paga por él. En muchas épocas del año incluso no hay demanda», especifica Rodríguez.
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Cooprado tiene una explotación que a la vez es un instrumento de formación para buscar a nuevos profesionales ganaderos. Cada vez quedan menos de caprino, es otra evidencia. «Pero los que hay también son más profesionales, con explotaciones digitalizadas para controlar todo el proceso de la leche», tercia el gerente de la cooperativa casañera, una de las más relevantes de la región.
El número de ganaderos se está reduciendo a pasos agigantados y «la única manera de afrontar las dificultades es a base de ganar tamaño y volumen de las explotaciones. Ya por debajo de los 300 cabras por explotaciones no resulta para ser viable. El tamaño de viabilidad se sitúa en esa cifra.
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Luis Fernández, de 60 años, es ganadero de caprino de Navalvillar de Ibor. Heredó la actividad de su padre. Ahora tiene 400 cabras en su explotación. Con ellas gestiona una quesería.
«Esto está muy mal. Hay muchas explotaciones, y no digo solo de caprino, sino de vacuno o de ovino que van directamente a matadero. Esto es insoportable. Los precios de los piensos, el gasóleo... todo está mal», insiste entre lamentaciones.
Con todo, prefiere ver también algo positivo dentro de un panorama bastante oscuro, y es lo que a su juicio ocurre con el mercado de calidad. «En eso tenemos nuestra carne, nuestra leche es de gran calidad. Por eso se ha puesto en marcha la indicación geográfica protegida de carne y hay quesos extremeños con denominación de origen», incide.
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Felipe Escobero, encargado de la Granja de Cooprado, apuntala el aspecto de la excelsa cualidad láctea. En la instalación de Casar de Cáceres, se sacan una media de dos litros por cabra al día, unos 200 litros, través de una máquina que ordeña a 90 pulsaciones.
«La leche va al tanque. Viene el camión a recogerla dos veces por semana. Y lo hace tras consultar los análisis correspondientes, siempre muy exigentes: se ve la calidad de la leche, la grasa, la proteína, la urea... Todos estos aspectos dan una leche de cabra de gran calidad que es la que tenemos en Extremadura», sentencia Escobero.
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«El problema en el caprino de leche es el inherente a todos los sectores: el incremento brutal de los costes. Se ha duplicado el precio de los piensos y eso no hay manera posible de repercutirlo en la producción aunque nos estén pagando mucho más», vuelve a insistir Luis Rodríguez.
«Que tengamos ya una IGP de carne es una noticia fantástica porque por primera vez tenemos una herramienta con la que intentar proporcionar y promocionar una carne fantástica como es la del cabrito extremeño y ser capaces de tener un mercado continuado y no de festividades, de consumos en solo determinadas épocas festivas como pueda ser la Navidad», apunta.
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«Es una carne de magnífica calidad pero el consumidor debe pagar por esa calidad. Si no, es imposible seguir produciéndola», concluye. Un mensaje que asume como propio Aníbal Sánchez.
«Es un sector bastante poco organizado, por lo general, y eso complica las cosas además de la propia realidad del caprino, más complicada aún el de carne que el de leche. Pero solo nos queda trabajar y hacer bien las cosas. Es la manera de salir adelante», finaliza el losareño.
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