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Evaristo Fernandez
Martes, 10 de marzo 2015, 00:07
Esposados y con una fuerte escolta policial llegaron ayer al juzgado los tres acusados de haber provocado la muerte del empresario del sector del transporte Manuel Borrallo y de su sobrina Verónica, quienes fueron tiroteados en febrero de 2012 en las oficinas de Zafra en las que ambos trabajaban entonces.
Sólo un día después de producirse las muertes fue detenido Salvador José B. C. por su presunta relación con los hechos. Y un año más tarde arrestaron a Francisco Javier B. C., que es hermano del primer sospechoso, y a José Antonio V. G., que es cuñado de Francisco Javier.
La Fiscalía pide 39 años de cárcel para cada uno de los tres acusados. De los dos hermanos dice que son los autores de las muertes y al tercer detenido lo acusa de haber facilitado el arma con la que se realizaron los disparos. Esa valoración es compartida por el abogado que representa a las familias de las víctimas, pero el único acusado que reconoce haber participado en las muertes es Salvador.
Su hermano Francisco Javier niega haber participado en esos hechos y el abogado de José Antonio V. G rechaza que fuese su defendido quien facilitó un arma que, a día de hoy, sigue sin aparecer.
El juicio de este caso comenzó ayer y en la primera sesión Salvador confesó ser el responsable único de esas dos muertes. «Yo cuando veo un arma me pongo nervioso y me abalanzo», dijo ayer.
Esa frase forma parte del relato que hizo ante un jurado formado por 11 ciudadanos elegidos por sorteo que serán los encargados dictaminar sobre la culpabilidad o la inocencia de los tres hombres que se sientan en el banquillo.
Salvador comenzó su relato pidiendo disculpas. «No es mi forma de ser haber llegado a estos extremos y pido humildemente perdón a la familia por todo». «He cometido un grave error, pero nunca he buscado ese fin».
El acusado explicó que el origen de este trágico conflicto estuvo en el acuerdo que alcanzó con Manuel Borrallo para matricular dos camiones en Portugal. Esos vehículos eran propiedad de Salvador, que buscaba en el empresario segedano el apoyo que necesitaba para salir de la crítica situación económica que atravesaba.
Salvador aseguró que el empresario no cumplió su palabra, por lo que decidió viajar a Zafra acompañado por su hermano Francisco Javier para solucionar la situación.
Mientras hablaba, el magistrado jefe de la Audiencia Provincial, José Antonio Patrocinio, no le interrumpió. Tampoco lo hicieron la fiscal ni los distintos letrados porque el acusado advirtió de que se iba a limitar a contar los hechos sin responder a las preguntas de las acusaciones y las defensas.
«No recuerdo el 100% de lo que ocurrió allí», reconoció Salvador antes de insistir en algo que quería dejar claro. «Yo no soy un terrorista ni voy por la vida matando a nadie, pero cuando veo un arma me pongo nervioso y me abalanzo».
Su relato no aclaró cómo se produjeron los disparos, pero sí que fue «en un cuerpo a cuerpo con estos señores». «Yo intentaba proteger mi vida», añadió.
También dejó claro que su hermano lo acompañó a Zafra porque tenían la intención de regresar a Valencia por separado:_Salvador en un camión que estaba en las instalaciones de Manuel Borrallo y su hermano en el coche en el que ambos viajaron a Zafra desde Valencia, lugar en el que residen los tres acusados.
De José Antonio indicó que, aunque lo conocía, no tiene sentido que lo acusen de haberle prestado el arma con la que se realizaron los disparos. «Si yo hubiese ido a buscar al empresario, no habría pedido un arma a nadie, porque tengo una legal en casa».
Concluida su exposición, Salvador insistió en su deseo de no responder a ninguna cuestión, por lo que la Fiscalía, la acusación particular y la defensa no pudieron hacerle las preguntas preparadas.
Después fue llamado a declarar su hermano Francisco Javier, que expresó sus condolencias con los familiares de las víctimas «aún no habiendo hecho nada para facilitar la muerte de esas personas».
Depresión
Su declaración fue algo atropellada y en varias ocasiones insistió en que se encontraba mal porque sufre una depresión que le obliga a medicarse. No aportó demasiados datos relevantes, aunque sí reconoció que antes de viajar a Zafra llevó a su hermano a casa de su cuñado José Antonio. «Yo me quedé con mi suegro, no sé de qué hablaron», aclaró cuando fue preguntado si fue José Antonio quien le facilitó el arma a Salvador.
En este punto, la fiscal le recordó que la primera vez que declaró en comisaría negó haber hecho esa visita. «Sólo la reconoció cuando supo que nosotros lo sabíamos», insistió.
A medida que avanzaba el interrogatorio, Francisco José se mostraba más disperso y finalmente dijo que no iba a responder a más preguntas porque estaba mareado. «He perdido a mi mujer, mi hijo está abandonado, me he quedado sin coche, sin familia, y si no me tiro por la ventana es porque...».
En ese momento, el presidente de la Audiencia reaccionó pidiendo un receso de cinco minutos. Buscaba calmar la situación, pero finalmente decidió suspender la vista, que continuará hoy a las 9.30 de la mañana.
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