
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Este martes había un nuevo invitado en la plaza de España. La historia de la torre de la Catedral salió con la ayuda de una ... grúa que atrapó la vista de todos los que subían la calle del Obispo.
Poco a poco, los operarios fueron sacando enseres y material que se ha acumulado en la parte más alta del templo santo. Algunos llegaron en los años 70, con la electrificación de las campanas, como vigas metálicas, y otras con el paso de los años. No se han podido extraer porque son materiales pesados para acarrearlos a mano o son voluminosos, de manera que ni la angosta escalera ni el escaso rellano que existe entre los tramos permite girar con ellos.
Así que dos operarios en la torre y otro que iba subiendo y bajando en una cesta andaban este martes desalojando todo lo inservible que el tiempo y la historia han acumulado en uno de los puntos más altos de la ciudad. Mide 40 metros.
La actuación forma parte de las obras que se están desarrollando para que pacenses y visitantes puedan subir a advertir las vistas de Badajoz. El campanero se jubiló en 1970 y ya en 1963 explicaba en una entrevista en HOY que hasta la década de los 50 se podía llegar hasta este punto sin demasiadas dificultades. Pero la marcha del encargado de repicar las campanas hizo que esa costumbre se perdiera definitivamente.
Cincuenta años después va a recuperarse. Las obras comenzaron el año pasado y consisten en picar paredes, sanar humedades, revestirlas de mortero de cal y arreglar los peldaños.
La Iglesia invierte más de 80.000 euros en una actuación que también recuperará la casa del campanero, donde ha habido que limpiar paredes y techos. Cristino Portalo, canónigo emérito, recoge en sus apuntes que esta vivienda se componía de tres habitaciones: cocina, comedor y dormitorio. Desde aquí se tenía acceso a los dos amplios ventanales de la torre. En uno de los habitáculos están los huecos por los que caían las cuerdas con las que tocaba las campanas.
El director del Museo, Juan Román, explica que las obras terminarán este mes de junio, dado que se han ido retrasando por distintos motivos. Pero quedan aún algunas cosas por hacer antes de enseñar la torre, como dotarla de algunos elementos de seguridad, terminar la iluminación, poner explicaciones en los distintos cuerpos de la torre, la casa del campanero y el reloj.
Este reloj es del siglo XIX y, durante décadas, el campanero controlaba el tiempo de la ciudad con pesas. Le daba cuerda dos veces cada día. Posteriormente se le colocó un motor para que tuviera autonomía. Esta y otras curiosidades se explicarán en el proceso de ‘musealización’ que está por ejecutar. La idea es que todo quede listo este verano.
El objetivo es convertir la torre en otro atractivo turístico de la ciudad, y que los grupos de turistas se animen a subir. De esta manera, la Iglesia podrá ingresar algunos fondos que ayuden a continuar con el mantenimiento y la rehabilitación de la Catedral. Quedará incluido en el circuito cultural en el que trabajan desde hace años y que ha hecho del Museo con acceso en la calle San Blas y anejo al templo un punto atractivo dentro de las visitas turísticas.
Quienes se animen a subir verán las nueve campanas de cerca, podrán leer sus nombres y aprender cómo se ejecutaba el toque manual. En 1975 se electrificó el repique. Hay dos destinadas a dar las horas (una para marcar en punto y otra para los cuartos), seis para uso litúrgico y un esquilón que en su día se usaba para convocar a los actos de comunidad en los conventos.
Con la recuperación de la torre, el Arzobispado avanza en la rehabilitación de la Catedral. Pero queda aún una fase, el claustro y el patio de estilo manuelino, que están afectados por humedades.
Algunas curiosidades
Siglo XVI. La torre se empezó a construir un siglo después de que comenzaran los trabajos en la Catedral, en el XV. La torre se terminó en 1542.
Almenas defensivas. Tiene aspecto de torre fortificada rematada con almenas, por la situación fronteriza de la ciudad y su pasado bélico.
Acceso. Se entra por una puerta ubicada en la planta baja del templo, que se abre a la izquierda de la puerta principal. Este portillo se reconoce porque sobre el dintel se exhibe el escudo del Cabildo, representado por un cordero.
Tres plantas. Consta de tres niveles. Entre cada una de ellas existen unos 50 escalones.
Primera altura. Dedicada a la casa del campanario, que se jubiló en 1970 y desde entonces no tiene uso.
Segunda altura. Originalmente estaba aquí la maquinaria del reloj, cuando se instaló en el siglo XIX.
Tercera altura. Es el campanario. Al no estar cubierto, el tiempo ha hecho mella. La campana más antigua de las que nueve que tiene data del siglo XVI.
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