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Una feria atípica. Es la valoración que hacen en el puesto de la Cruz Roja del desarrollo de una fiesta que dejó 16 intervenciones en ... la noche del 24 al 25 de junio, viernes de puente y festivo.
Dos compadres de 35 años se acercan sobre las dos de la madrugada porque uno de ellos no puede respirar. Se habían subido al toro mecánico, uno de ellos salió despedido y dice haberse golpeado con un hierro. Está muy cansado y le duele cada inspiración. El médico le da la primera atención en la carpa que la institución ha colocado dentro de una caseta. De allí saldrá por su propio pie camino del Hospital Universitario para unas radiografías y una exploración de las costillas. Se lo lleva en coche su amigo Raúl Gabino. «Llevábamos por lo menos cinco o seis años sin montarnos en las atracciones, pero hoy nos hemos animado. Nuestro viaje solo ha durado tres minutos, pero mi amigo ha caído mal».
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Esa es una de las incidencias más destacables de la noche. En otra, un niño de 13 años se presenta con una mordedura de perro en un muslo. Según cuenta su hermana, el crío se apartó para buscar un sitio donde orinar y en el momento le saltó «un perrillo de abajo» y le mordió. Además de curarle, la Cruz Roja dio aviso a la Policía Local para que localizara al animal, comprobara si llevaba microchip y mirara su cartilla de vacunación. Admitían que sería complicado, pero no les gustaba que un perro asustado andara por la feria. Avisaron a los padres, que acudieron al puesto y recibieron la indicación de llevarlo al centro de salud.
Entre una y otra incidencia, sobre la una y media, se acerca un hombre que a voces va preguntando si alguien le puede dar una pastilla para dejar de vomitar.
– ¿Has bebido?
– Una botella.
– Bebe agua y quédate tranquilo un rato.
Heridas accidentales. 57
Enfermedad común. 25
Crisis de ansiedad. 5
Traumatismos. 27
Picaduras. 2
Accidentes de tráfico. 2
Intoxicaciones por alcohol. 16
Reacción alérgica. 4
Agresión. 1
Quemaduras. 6
Síncope (mareos, desmayos). 6
Reyerta. 2
Esguince. 1
Julia de la Concepción tira de datos para apoyar la idea de que la feria se desarrolla con calma. «He estado viendo el reporte de incidencias en HOY de hace cuatro años y esta noche de San Juan hemos tenido la mitad de actuaciones que entonces».
En lo que va de feria, hasta esta mañana de sábado a las ocho, han atendido 154 incidencias y solo queda un día para echar el cierre. La fiesta de 2019 terminó con 221 intervenciones. Ya entonces fueron un 18% menos que el año anterior, 2018.
Cruz Roja no sabe exactamente el motivo. Algunos voluntarios notan menos público por haberse formado un puente con el viernes en festivo, otros señalan que la afluencia al botellón ha sido muy reducida y todos coinciden en la extrañeza de una feria con pocas incidencias.
Lo saben porque llevan años de voluntarios. A sus 26 años, Julia de la Concepción lleva diez en la institución. Está saliente de otro turno nocturno en su trabajo del albergue del Revellín y entre uno y otro sitio ha sacado los libros. La oposición de auxiliar de enfermería del SES se acerca. Y aún así, pasa la noche del viernes de voluntaria. «No he salido en feria porque lo he elegido, esto es vocación y prefiero estar aquí en mi tiempo libre», dice. Hará tres turnos como voluntaria durante toda la feria.
Víctor Gallego tiene 41 años y trabaja este viernes noche como técnico sanitario. Entró como voluntario en 1997 a raíz de la riada y ya no se ha desvinculado de Cruz Roja. Aunque las intoxicaciones etílicas en menores son pocas, cuatro en toda la feria hasta el viernes por la mañana, se muestra preocupado por ellas. «Cuando los padres descuelgan el teléfono, oyes su extrañeza». Los niños no salen del puesto hasta que los recojan.
Más aún cuando lo mezclan con un porro. «El otro día una chica decía que solo había tomado una copa y dado un par de caladas, conforme iban pasando las horas confesaba haber tomado más bebidas y dado más caladas». Le preocupan estas mezclas. «La gente piensa que con un porro no pasa nada, pero pasa. Hasta desciende el nivel de glucosa en sangre».
Este viernes por la noche tratan también de concienciar a los jóvenes. Por eso parte de sus voluntarios proponen algunos juegos para que comprueben cómo afecta el alcohol a los sentidos. Fueron bastantes los que se colocaron unas gafas de distorsión para comprobar cómo se reducen sus reflejos. Sofía Rastrollo, de 17 años, fue de las que paró. «Esto es mejor que una atracción de feria», decía entre risas y amigos.
Esteban Suárez entró en Cruz Roja justo antes de la pandemia y ha encontrado una salida laboral. Pasó del comercio y la hostelería a sacarse el certificado profesional de Técnico de Emergencia y ahora cursa una FP sanitaria. «Mis amigos no entienden que haga esto gratis cuando ellos están de fiesta aquí al lado –dice con 27 años-, pero yo me lo paso mejor aquí».
Víctor, Esteban y Julia están bajo el mando de Román Carballo, que es el responsable del dispositivo de la madrugada del viernes al sábado. Tiene a 14 personas a su cargo, contando con el médico y tres ambulancias. Enseña la sala de curas, la de observación y el puesto avanzado donde examinan los casos graves. No han sido muchos. «Nos está sorprendiendo, esperábamos más movimiento que en 2019 y ha sido menor».
Una uña levantada por un pisotón, un corte en un pie por un cristal y una picadura son otras heridas que examinaron esta madrugada.
Víctor Domínguez es el director de emergencias regional. Explica que en toda la feria han evacuado a cinco personas al hospital Universitario en ambulancia. Algunas por enfermedades comunes, como una mujer que fue diagnosticada de un cólico nefrítico. Ellos se refieren a estos casos como «enfermedades comunes», como la gastroenteritis de un feriante que se acercó al puesto porque en estos días funciona como las emergencias de un centro de salud.
Por no haber, dice, apenas han visto peleas. «Solo dos días y han sido cuatro empujones sin incidencias con dos o tres personas involucradas», señala Víctor Domínguez.
En total, 70 personas entre voluntarios y trabajadores atenderán los cortes por cristales, molestias, el exceso de alcohol o alguna caída en una atracción. La mayoría de ellos son voluntarios, que pasan su feria cuidando de quienes se divierten.
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