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Ángel Sastre: «La guerra da igual y eso me frustra»
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El periodista especializado en conflictos, presenta una exposición con las fotografías en las que ha basado el cómic 'Ukraine'María Isabel Hidalgo
Badajoz
Sábado, 13 de mayo 2023
Hinco mi rodilla en una trinchera helada en Pervomaisk, Luganks, una república del este de Ucrania controlada por los aliados de los rusos». Así cuenta ... el periodista dombenitense, Ángel Sastre cómo tomó una de sus últimas fotografías en Ucrania.
Fue en 2014 cuando apretó el botón de su cámara en esta trinchera. Estaba elaborando unos reportajes sobre los bombardeos en el Dombás. «Entonces la situación era diferente, Ucrania bombardeaba a su propio pueblo para recuperar su territorio», argumenta.
Por estos reportajes el gobierno de Ucrania le incluyó en una lista negra y tiene vetada la entrada al país hasta el año 2024.
La última vez que intentó entrar, sin éxito, fue hace unas semanas. «Simplemente narré cómo estaba la población, no estoy del lado de ningún bando solo estoy del lado de la gente, de la población civil». La frustración que sintió al no poder entrar en el país no le ha impedido mostrar lo que allí sucede, por eso se ha apoyado en sus compañeros que sí están en el terreno para poner en marcha 'Ukraine', un proyecto que muestra a través de su mirada y la de una decena de fotógrafos la realidad que desde hace más de un año viven los ciudadanos de este país.
Juan Alberto Hernández, ha sido el encargado de trasladar las imagen captadas por los fotógrafos al cómic, que cuenta la realidad del conflicto a través de historias personales.
Un cómic que puede verse a lo grande en el Hospital Centro Vivo, el lugar que la Diputación de Badajoz les ha cedido para acoger la exposición de las 28 fotografías e ilustraciones que conforman este trabajo. Varios paneles de gran tamaño, diseñados por el comisario de la exposición Roberto Palomo, simulan un libro que sostiene las vidas que muchos pacenses se acercan a ver estos días en busca de un baño de realidad.
Música épica, acompañada de gritos, alaridos y bombardeos suenan con fuerza en la sala central del que fuera el Hospital Provincial. Allí la fotografía de Tania, una ucraniana de 22 años que mira por la ventana de un tren mientras huye del ejército ruso da la bienvenida a los visitantes. En otra, Taras, un niño, apunta a su hermano con una pistola de juguete mientras se esconden en un antiguo refugio nuclear. O Alexandra, que a sus 82 años vive su segunda guerra, llora desconsolada al perder su casa que fue bombardeada.
«El sonido es fundamental, todo lo que ves y escuchas es real, es periodismo, es el relato de una guerra y queremos que la gente entre en esta realidad», cuenta Sastre, que matiza que todas las personas que aparecen en las fotografías son vidas que la guerra ha cambiado. «Me gusta contar los acontecimientos a través de historias individuales porque es cuando cobran importancia».
Para este periodista especializado en conflictos, es necesario buscar otras alternativas para contar lo que ocurre en el mundo. Una guerra que después de un año ya no está en el foco mediático. La gente ha olvidado lo que allí ocurre, por eso es necesario buscar nuevas vías. «Con la pintura, puedes atraer a la gente a ver estas ilustraciones como una obra de arte, y eso que yo soy de la vieja escuela, pero tenemos que ir buscando nuevas vías».
De ahí este proyecto que ha comenzado con 'Ukraine' y que Sastre no quiere que termine con esta exposición. De hecho: 'continua, ¿cuánto aguantará?' es la frase que cierra el último panel. «Espero poder entrar en algún momento, pero como se alargue mucho el conflicto la gente se va a olvidar y las guerras sin periodistas, sin atención mediática son mucho peores para los civiles», aclara.
Lo que más le indigna de los conflictos es que a la población les dan igual. «Me joroba lo poco que le importa a la gente lo que le ocurre a otra gente...Nuestra realidad está muy bien, pero tenemos que pensar en esta otra. No todo lo importante es lo que pasa por Badajoz, o Don Benito. Existe un mundo más allá de nuestras fronteras, que nos hace subir la factura, existe el cambio climático, la trata... Parece mentira que vengamos de un pueblo marcado por la emigración».
La población civil, los refugiados, son las víctimas de estos conflictos y pese a que la gente mire a otro lado, Ángel destaca que al tratarse de ciudadanos europeos importan un poco más. «Tienen más facilidades para venir, llegan y tienen pisos de acogida, y esas oportunidades no se las damos a los africanos, cuando todos son personas».
La búsqueda de voz para estas personas es en lo que ha trabajado Sastre en los últimos 18 años. Ha estado en Afganistán, Siria, Venezuela y Catar, de donde fue expulsado. «Me frustra la censura, que dificulten mi trabajo. Me han secuestrado, me han intentado matar, me han arrestado...». Los 299 días que estuvo secuestrado en Siria aún no los ha superado. Cuenta que es importante saber poner el límite para informar de una guerra.
Su límite es volver para contarlo porque asegura que el trabajo en la línea de batalla se vuelve adictivo. Con el objetivo de no rebasar este límite ha reducido la intensidad de sus coberturas. Además, tiene previsto asentarse entre Málaga y Extremadura, ya que el próximo curso dará clases de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la UEx.
Contar realidades tan crudas como las de una masacre a través de un cómic es el medio que ha encontrado para hacer la cobertura más calmada. Un proyecto que ha sido todo un reto para Juan Alberto Hernández, el ilustrador que ha puesto color a la realidad de fotógrafos como Diego Herrera, María Senovilla, José Colón, Claudia Paparelli o Santi Palacios, premio Ortega y Gasset a la mejor fotografía del año.
«Mi dibujo es de base realista, pero era complicado plasmar la dureza de las fotografías a través de la pintura», afirma Hernández, que ya hizo un proyecto similar hace un par de años. Para conseguir unificar las ilustraciones ha sido clave el trabajo previo con las fotos. «Tuve que reflexionar sobre como trasladar fotografías con autorías diferentes y creo que lo he conseguido gracias a la paleta de colores».
Los dibujos del cómic impreso y del cómic animado tienen en común los tonos azules y amarillos, un guiño que el autor ha tenido hacia la bandera del país.
Por otra parte, el estilo expresionista y goyesco donde predominan los tonos negros ha sido lo que ha dotado, según él, a sus dibujos del realismo y la crudeza que muestran los retratos.
Una dureza como la imagen de Santi Palacios en la que se observan varios cadáveres en la calle tras un bombardeo y que ha sido premio Ortega y Gasset.
Hay otras en las que la dureza está en los rostros de los fotografiados, como la de el entierro de soldados ucranianos que realizó Claudia Paparelli al inicio del combate. «No es fácil mostrar esta crudeza, son imágenes difíciles de ver para la gente, pero necesarias porque lo que no se ve no existe», relata Paparelli.
La escasez de cascos y chalecos de protección al comienzo del conflicto trajo a esta fotógrafa de regreso a España, por lo que sólo pudo fotografiar las dos primeras semanas de la guerra. Su intención es volver porque observa que ya no se está dando la cobertura mediática que se le daba hace un año. «Tenemos que visibilizar que este problema existe, mostrar estas imágenes es crear conciencia», asegura.
Para Claudia ver su fotografía junto a la de sus compañeros a través de un cómic es una manera más sencilla de contar las consecuencias de la guerra. Una mezcla que une periodismo y arte con la que Sastre ha creado otros proyectos como la ofensiva de Mosul y la novela gráfica sobre Venezuela y que Hernández considera que «dota al cómic de prestigio social ya que estaba muy ligado a la infancia y a la adolescencia y con este tipo de trabajos se demuestra que sus posibilidades son infinitas».
Hasta el 28 de mayo estarán Bohdan, Alexandra, Tania y el resto de rostros de esta guerra en el Hospital Centro Vivo. Después viajarán a otros puntos de la región y del país. El objetivo es que la exposición se fije en la facultad de Comunicación para que los futuros profesionales no olviden que existen otras realidades.
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