e. f. v.
BADAJOZ
Viernes, 21 de mayo 2021, 07:18
¿Quién mató a Nadir? Esa es la pregunta que siguen haciéndose quienes han seguido las cerca de doce horas que se ha prolongado el juicio que sentaba en el banquillo a los cinco hombres acusados de participar en el tiroteo mortal de Las 800 de Badajoz.
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Por la sala de vistas han pasado 20 testigos, otros tantos policías, tres forenses, especialistas en balística... pero nadie ha podido aportar datos concretos que apunten a la autoría. En realidad, ninguno de los cinco procesados está acusado de esa muerte. Pero de un modo u otro se les relaciona con un suceso que sigue teniendo incógnitas importantes.
Los dos únicas personas que aportaron a la policía el nombre del supuesto autor del disparo mortal fueron Cristian A. C. y su entonces pareja. Un día después del tiroteo contaron a la Policía Nacional que fue Francisco Javier F. M., uno de los hombres que han sido juzgados. Sin embargo, tanto Cristian como la chica se desdijeron de esa acusación en sede judicial y también ahora, en el juicio, aseguran que ellos no vieron a los autores de los disparos y se limitaron a transmitir los comentarios que habían escuchado en la calle y en las redes sociales. Salvo ellos, nadie aporta nombres, por lo que el juicio no consigue esclarecer la muerte.
En la segunda jornada de juicio pasaron por sala varias de las personas que vivieron los hechos en primera persona. Entre ellos estaban dos tías de Samuel F. L. y también su esposa. Las tres estaban en la calle cuando se aproximaron hacia ellas cuatro o cinco encapuchados.
La tía con la que Samuel se ha criado dijo que ella y la mujer de Samuel consiguieron refugiarse en las habitaciones interiores de la casa. «Samuel también entró conmigo en una habitación, es que si no lo hubiesen matado».
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Otra tía de Samuel corrió calle adelante, lo que no evitó que sufriera una lesión leve al ser alcanzada por un perdigón en el muslo. Ella tampoco vio la cara de los encapuchados ni a las personas que repelieron el ataque.
También testificaron varios hermanos de la tía que resultó herida. Todos ellos vivían en las inmediaciones de la casa de Samuel, pero manifestaron que no escucharon los disparos. Uno de ellos estaba en la casa en la que residía la tía a la que Samuel consideraba su madre. «No oí los tiros. Sólo salí a la puerta cuando mi tía gritaba socorro».
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Los agentes de la Policía Local dijeron que fue en esa casa donde entró un joven que llevaba un objeto largo oculto con un trapo que podría ser una escopeta. Pero el hermano de Samuel que estaba en esa casa dijo que, salvo su tía, no había entrado nadie. «Nosotros le abrimos la puerta a la policía para que pudieran registrar nuestra casa, ellos lo revisaron todo». En ese domicilio no apareció arma alguna.
La lista de testigos se cerró con dos personas que han sido condenadas en Portugal por tener en su poder el vehículo de alquiler en el que viajó Nadir, al que le habían sido cambiadas las matrículas. Ambos rechazaron que ese coche se lo hubiera entregado Manuel R. B., el hombre que está acusado de contratar a Nadir para dar un escarmiento a Samuel.
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Tras escucharlos a todos ellos, el Fiscal fijó sus conclusiones definitivas, en las que mantiene que Manuel R. B. y su sobrino Cristian A. C. contactaron con Nadir para vengar un tiroteo ocurrido un día antes. Ambos hechos los relaciona porque en esos dos sucesos aparecieron casquillos disparados por una misma arma.
Para cada uno de estos dos procesados pide ocho años de cárcel por tentativa de homicidio y 20 meses multa por un delito de daños, pero retira la acusación de receptación (les acusaba de quedarse con el coche de Nadir) y falsedad documental (cambiar la matrícula).
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La Fiscalía también acusa a Samuel, a su hermanastro Juan José y a su vecino Francisco Javier. Para Samuel pide un año de prisión por tenencia ilícita de armas (considera que disparó, pero no lo acusa por ello porque lo habría hecho en legítima defensa). A los otros dos procesados les imputa un delito de lesiones agravadas con uso de armas de fuego en grado de tentativa (habrían disparado a los encapuchados). Solicita dos años de cárcel para cada uno.
Frente a estas peticiones se situaron los abogados defensores. Luis Carretero, Miguel Ángel Trigo y Alfredo Pereira concluyeron que ni siquiera existen indicios que incriminen a sus representados por lo que piden la absolución.
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