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El nenúfar mexicano salta a la vista con los primeros calores y este mes de mayo forma de nuevo grandes tapices al paso del río ... Guadiana por Badajoz. Fue un pacense, Pablo José García Murillo, el investigador que catalogó por primera vez su presencia en la cuenca del Guadiana en los años 80. Lo encontró en el arroyo Cabrera y lo publicó en 'Aquatic Botany'.
Profesor de Botánica Farmacéutica y de Biología en la Universidad de Sevilla, este doctor tiene claro que la planta de flores amarillas no es inocua. Interrumpe regadíos y corrientes, impide la pesca y la navegación y «puede crear condiciones para transmisión de enfermedades. Por ejemplo, los mosquitos se ven más favorecidos en las aguas quietas que provoca la 'Nymphaea mexicana' y el mosquito, por ejemplo, puede transmitir la encefalitis».
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Tiene claro que la plaga destruye los «ecosistemas naturales» del río. Su funcionamiento es igual al del camalote, que se erradicó a su paso por el cauce urbano de Badajoz porque es más dañino para infraestructuras de riego. Pero los efectos en el ecosistema del Guadiana de ambas plantas son muy similares. Hace sombra sobre todo lo que está debajo y el plancton no puede funcionar por la falta de radiación luminosa. Como no pueden realizar la fotosíntesis, los vegetales y el plancton se mueren. Al morirse, se acumula la materia orgánica, eso hace que falte oxígeno en la masa de agua y así se eliminan los invertebrados (comida de peces) y los peces. «Todo esto hace que cambie el hábitat, por eso es una planta invasora».
Además, amenaza a otra planta autóctona, el nenúfar blanco (llamado así por el color de sus flores). El mexicano híbrida con la especie nativa, lo que supone un riesgo porque termina compitiendo con su presencia. «Esto se ha comprobado en Sudáfrica», explica el profesor que esta semana está impartiendo clases en Italia.
España es el único país europeo donde se ha detectado su presencia. Pero causa inconvenientes en Australia, Sudáfrica y existen referencias en la India. «En sitios donde ha llegado está creando problemas», asevera. Sobre todo, en la calidad del agua.
Pablo García participa en la elaboración de la Lista Roja de Especies Amenazadas de UICN, el referente mundial de los ecosistemas refrendado por una red de 8.000 especialistas.
Tras años de estudio, cree que la erradicación «se debe abordar a largo plazo, hacer que el nenúfar se debilite y eso se consigue reduciendo los nutrientes presentes en el agua». Reconoce que no es fácil luchar contra las tres plagas del Guadiana (camalote, nenúfar y azolla) y que es una carrera de largo recorrido. Además, las tres funcionan de una manera similar. Por lo que cuando una desaparece, la otra aprovecha para expandirse. Así, desde que la UME eliminó el camalote en el tramo urbano, el nenúfar tuvo la posibilidad de expandirse. Y cuando la Junta colocó las mantas de fibras vegetales en las inmediaciones del puente Real este invierno como una prueba para luchar contra el nenúfar, afloró la azolla.
El problema con las especies exóticas es que «si no se actúa al principio, es muy complicado erradicarlas».
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