«Escuché un sonido muy fuerte y de repente el techo de la habitación se me cayó encima»

Sobre las 1.30 horas le despertó un fuerte estruendo. «Escuché el sonido del aire y de repente un golpe muy fuerte y se me cayó el techo encima», contaba Eustaquio a HOY, aún nervioso por el susto. Encendió la linterna del teléfono móvil y comprobó que el techo había vencido, cuenta que como pudo fue hasta la única habitación en la que la cubierta había aguantado para resguardarse.

Una vez se puso a salvo Eustaquio llamó a sus hijos, que llegaron a Tres Arroyos sobre las dos de la madrugada y se lo llevaron a la capital pacense. «Cuando llegué a por mi padre y vi la encina tirada en el suelo taponando la entrada me puse en lo peor. Vimos a los bomberos por la zona porque algún vecino también les había llamado«, relata su hija Maite Blanco que agradece que a su padre no le haya pasado nada.

Maite y su hermano sacaron a Eustaquio de la habitación que estaba inundada a causa de la tormenta y se lo llevaron a casa. «Ha sido una noche terrible, todo esto parece una pesadilla«, afirmaba Maite sin poder contener las lágrimas.

La casa la construyó su padre, que era albañil. «Me agobia estar en un piso en Badajoz, y aunque tenemos uno me gusta estar aquí, practicamente vivimos aquí porque tengo mis animales y estoy en la naturaleza», decía Eustaquio mientras comprobaba el estado de sus ovejas.

A primera hora de la mañana Eustaquio su mujer y sus hijos han vuelto a Tres Arroyos. Una vez allí, han confirmado que los daños son cuantiosos en la vivienda que levantó hace 30 años. Además de la cubierta del tejado, se ha derrumbado una nave donde sus nietos guardaban las bicicletas y material de trabajo. El establo donde tenía a su burro también ha quedado hecho escombros y su familia ha trabajado toda la mañana en apartar los bloques y hierros que impedían al animal salir de su refugio.

Parte del porche de la vivienda también se ha venido abajo, junto con varias encinas. Lo más sorprendente es que las vigas que formaban el puente de hierro que sostenía el tejado ha amanecido sobre las ramas de una de las encinas de la parcela.

«No se ha salvado nada, la encimera de la cocina ha volado, los electrodomésticos están destrozados. Tan solo ha quedado en la pared el cuadro de la Virgen de la Soledad que fue el mismo que resistió a la riada de Badajoz que dejó sin casa a mi abuela hace 26 años», rememoraba Maite abatida por el sufrimiento que supone para sus padres perder la casa que han construido con tanto esfuerzo.

Por suerte no ha habido que lamentar daños personales. Tampoco se han visto dañados los animales que tiene en la parcela, que son ovejas gallinas, perros y un burro. Los daños materiales aún no han podido cuantificarlos pero son notables.

La preocupación de Maite y sus hermanos es recuperar la vivienda que su padre construyó con tanto trabajo e ilusión, algo que les parece complicado porque no tienen seguro, pero que esperan poner en pie pronto para devolverle a Eustaquio la felicidad que le da este lugar y que le ha arrebatado la tormenta.