A las diez de la mañana del lunes en la avenida de la Constitución de Aldea Moret ya hay movimiento. Empieza la alegría de cafés ... en los bares, la compra de fruta y pan y la fila en la administración de lotería. Hay expectación en la antigua oficina bancaria de Liberbank, en el número 20 de la principal arteria de esta barriada, donde varios operarios están a punto de proceder a cambiar un cajero automático en la que era la única sucursal bancaria del barrio, que lleva tiempo cerrada.
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Algunos vecinos creían que iban a quitar el cajero, porque desde el viernes estaba precintado con una cinta de vado y no se podía usar. Desde Unicaja Banco, la entidad bancaria con la que se ha fusionado Liberbank, tranquilizan a los vecinos de esta barriada en la que residen 5.500 personas, una población superior a la de la mayor parte de los municipios de la provincia.
Unicaja Banco asegura que la actualización de este recurso facilitará y hará más cómodas las transacciones bancarias. Además del cajero exterior hay uno interior más moderno que, según indican algunos usuarios, a veces está cerrado.
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Las novedades sobre este cajero han avivado un debate que ahora está de actualidad, y es el de la exclusión financiera a la que están abocados determinados grupos sociales por su edad o por su ubicación geográfica. Desde Liberbank aseguran que no quieren entrar en el fondo del asunto, sino simplemente aclarar que el cajero de Aldea Moret no se va a quitar, sino que mejorará. Apuntan que en la ciudad hay un total de 17 oficinas bancarias y 27 cajeros.
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Guadalupe del Corral tiene 67 años y es vecina del barrio. «Es un perjuicio el hecho de no tener oficina, yo ni siquiera tengo teléfono móvil, los bancos cierran sus puertas y nos las tenemos que apañar», explica, mientras reconoce que, aunque no tiene aún una edad avanzada, se ha quedado lejos de muchos avances tecnológicos. Guadalupe acudió recientemente a la sucursal de la Cruz de los Caídos a intentar resolver un papeleo. «Me dijeron que fuera a la de Llopis (avenida de la Hispanidad)». Se trata de la oficina más cercana a Aldea Moret. Guadalupe se queja de que el cajero que está en el interior de la oficina permanezca a veces cerrado. «No me gusta sacar dinero en la calle, puede venir cualquiera y pegarme el tirón».
Arístides García, histórico activista de la barriada, contempla con preocupación el problema de la exclusión financiera en un barrio con muchas personas mayores.
En el bar París 12 su dueño, Jesús García, dice que es motivo de conversación entre los parroquianos, que los mayores se quejan de que se tienen que mover para resolver trámites.
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«Tengo que ir a Cáceres para solucionar cosas del banco», dice Rafael Sánchez, de 78 años, y su lenguaje delata esa separación no solo física, sino también mental, que distancia a los vecinos de Aldea Moret del resto de la ciudad. «Para sacar dinero sí lo hago por el cajero, pero para otras cosas me tengo que acercar», señala. Otro hombre que no quiere dar su nombre cree que con que hubiera «una sola persona» atendiendo la oficina, ayudaría a la vecindad con más necesidades. Asegura que hay vecinos que han optado por cambiarse de entidad bancaria, aunque actualmente no haya ninguna que tenga una oficina con personal en el barrio.
El próximo 31 de marzo la oficina Deutsche Bank de Cáceres dejará de prestar servicio presencial. Los clientes de esta entidad bancaria, ubicada en Virgen de Guadalupe, han recibido recientemente la comunicación, que llega en un momento en el que, progresivamente, la tecnología va sustituyendo a la atención personalizada en las entidades bancarias,que han establecido rígidos protocolos de atención a los usuarios, como la cita previa.
El cierre de sucursales no es exclusivo de las zonas rurales, se extiende por toda la ciudad. Desde hace unos meses muchas de las oficinas más emblemáticas han desaparecido. En la Cruz de los Caídos ya no está la sucursal de Bankia ni la del BBVA, que tiene otra en el inicio de la avenida de España.
En el caso de CaixaBank ha habido un cambio considerable en sus oficinas. Han cerrado las situadas en la calle comandante Sánchez Herrero y San Antón, pero se ha abierto una nueva en la avenida de España. También se produjo un cambio en las oficinas de la calle Gil Cordero, que cambiaron de sitio, ubicándose la nueva más cerca de la Cruz.
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