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El nuevo Torre de Sande comienza a coger forma bajo la batuta de Toño Pérez y José Polo, propietarios de Atrio. Ya está en marcha la reforma a la que será sometido el conocido restaurante de la Plaza de San Mateo una vez que Pérez y Polo se han hecho cargo de la gestión del establecimiento, regentado durante las últimas dos décadas por el cocinero César Ráez.
No está prevista una gran intervención en el edificio, precisa José Polo, muy ilusionado con este nuevo proyecto. Las actuaciones están encaminadas a poner a punto el inmueble y a ensalzar su carácter histórico. Hoy por hoy la previsión es que los fogones del restaurante vuelvan a funcionar en el mes de noviembre. «No tenemos prisa, pero queremos que el restaurante esté abierto antes de Navidad», señala el nuevo propietario.
José Polo y Toño Pérez conservarán el nombre original del local, que hace referencia a la histórica torre que corona la construcción, todo un referente de la Ciudad Monumental por la frondosa vegetación que cubre sus muros. La reforma mejorará la accesibilidad del inmueble, resaltará el jardín, renovará alicatados y remozará paredes recurriendo a técnicas tradicionales. El nuevo Torre de Sande modificará, además, todo su mobiliario. «Ahora estamos comprando los muebles», señala el nuevo inquilino de una casa que pertenece al vizconde de Roda, con el que los empresarios cacereños han firmado un contrato de alquiler.
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Lejos de la cocina de vanguardia (galardonada con dos estrellas Michelin) que ofrece Atrio, el restaurante Torre de Sande funcionará como asador. El precio por comensal oscilará entre los 40 y los 50 euros. Para aquellos que prefieran un picoteo en lugar de mesa y mantel, el bar permanecerá abierto con una carta de propuestas más sencillas. Y mantendrá su terraza en la calle Condes. Las sillas serán de ratán natural.
Entre los detalles que avanza José Polo de la imagen que lucirá el nuevo Torre de Sande destaca el suelo elegido para el patio y la zona del porche. Tendrá el clásico empedrado portugués, como el que hay en la Plaza de San Juan, aunque será todo de color negro. En el patio, uno de los espacios más especiales del local, se dará más importancia a la vegetación. «Vamos a llenarlo todo de plantas», apunta Polo.
Los empresarios también quieren que el restaurante gane luz. Por eso, los colores fuertes de las paredes serán sustituidos por mortero de cal, una terminación muy empleada en las construcciones de la parte antigua.
En esta puesta a punto del Torre de Sande se intervendrá en los baños, que serán renovados. Se creará, además, un aseo adaptado para personas con problemas de movilidad. Las obras incluyen también la actualización del sistema eléctrico y la fontanería. La plantilla del restaurante estará formada por un docena de profesionales.
El cambio de titularidad del restaurante Torre de Sande se hizo público el pasado mes de junio. Su anterior inquilino, César Ráez, decidió dejar los fogones de este local para centrarse en el Castillo de la Arguijuela. Toño Pérez y José Polo negociaron directamente con la propiedad del inmueble el nuevo contrato de alquiler, sin traspaso económico.
Las obras del Torre de Sande conviven a escasos metros de distancia con la rehabilitación a la que los dueños de Atrio están sometiendo la Casa Paredes-Saavedra, en la calle Ancha, para crear en su interior suites de lujo con servicio de mayordomo.
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