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El pantano de Alcántara tenía embalsados este martes 1.393 hectómetros cúbicos de agua, que puede parecer mucho si se comparan, por ejemplo, con los 20 que tiene de capacidad total el Guadiloba, pero que en realidad es un 34% menos de lo habitual en esta época del año. Que Alcántara baje demasiado es, como se sabe, un problema para la ciudad de Cáceres, porque de su cola en el río Almonte se surte el trasvase del Guadiloba, el embalse del que bebe la ciudad, y la calidad del agua se resiente.
El alcalde de Cáceres, Luis Salaya, quiso lanzar un mensaje de tranquilidad. Aseguró que el agua potable que llega a la ciudad se analiza continuamente y cumple con los estándares de calidad legales, pese a que presenta una ligera turbidez debido al bajo nivel del Almonte. Afirmó que está dando los mismos parámetros de calidad que hace unos meses.
La generación eléctrica en la presa José María de Oriol por parte de Iberdrola es el principal motivo de que Alcántara se encuentre esta semana al 44% de su capacidad, cuando la media de los últimos 10 años en esta primera semana de septiembre es del 67%. Esta actividad, que se lleva a cabo también en otros embalses del país y ha motivado la apertura de una investigación por parte del Gobierno de España, ha generado una importante polémica este verano con numerosas críticas por parte de muchos vecinos y alcaldes de los municipios afectados, entre ellos Luis Salaya, que ha sido especialmente beligerante con la actitud de Iberdrola, a la que ha pedido más «sensibilidad».
Sin embargo, Salaya insiste en que, a día de hoy, esa bajada del nivel del agua no está afectando a la calidad del agua que beben los cacereños. Recordó que el agua que se bombea desde el Almonte va al pantano del Guadiloba, y la que sale por los grifos pasa por la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP). «El agua que sale del grifo en Cáceres está estupendamente aunque es verdad que el sabor no es el mismo ahora en verano, pero lo de Alcántara no afecta a la calidad del agua en este caso», dijo, y advirtió de que por lo tanto «no es necesario comprar agua embotellada».
La bajada del nivel del agua en la zona del trasvase ha sido denunciada en los últimos días, entre otros, por Francisco Castañares, presidente de la Asociación Extremeña de Empresas Forestales y del Medio Ambiente (AEEFOR), quien se ha mostrado muy crítico con la actividad de Iberdrola, principalmente por los efectos que está teniendo en el río Tajo a su paso por el Parque Nacional de Monfragüe, cuyas aguas asegura que se están convirtiendo en una «cloaca».
Castañares avanza que se está ultimando la creación de la asociación Amigos de Monfragüe, y que pretenden presentar una demanda para que un juez obligue a cesar el aprovechamiento hidroeléctrico en las dos centrales que afectan al Parque Nacional, es decir José María de Oriol y Torrejón. Argumentan que, según la Ley de Parques Nacionales aprobada en 2014, esos aprovechamientos deberían haber cesado por completo en diciembre de 2020.
El pasado 7 de junio se pusieron en marcha las nuevas bombas del trasvase del Almonte tras las obras de mejora realizadas este año por el Ayuntamiento con una inversión de 765.112 euros. Los nuevos equipos permiten incrementar la capacidad de bombeo hasta 36.000 metros cúbicos al día, que es el consumo medio de la ciudad durante los meses de verano. Eso explica que, pese a la ausencia de lluvias, el nivel del embalse del Guadiloba apenas se haya visto alterado una vez pasados julio y agosto. En mayo estaba al 56% de su capacidad y ayer se encontraba al 55%, con un total de 11 hectómetros cúbicos embalsados, bastante mejor que el año pasado por estas fechas, cuando estaba al 30%.
Esta obra de mejora era necesaria, pero no es la solución definitiva para el abastecimiento de agua de Cáceres, que pasa por una intervención mucho mayor que consistirá en trasladar la toma del trasvase unos seis kilómetros aguas abajo, más o menos a la altura del puente sobre la A-66.
Esta es la solución por la que la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) optó finalmente. Costará unos 14 millones de euros y en marzo se encargó la redacción del proyecto con un presupuesto de 417.000 euros y un plazo de ejecución de 12 meses. Entre los aspectos a analizar por los técnicos figura si son aprovechables algunas de las infraestructuras ya ejecutadas para el fallido proyecto de llevar el agua a Cáceres desde el pantano de Portaje, que la CHT abandonó una vez iniciado a causa de su inviabilidad.
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