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Si hay un día marcado en rojo en el calendario de los cacereños para irse de cañas ese es el de Nochebuena. Cada 24 de diciembre los bares del centro y de los barrios se llenan de amigos y familiares que se reencuentran. Lo resume muy bien César Rina, profesor universitario, que este domingo compartía unas cervezas en la zona de los obispos, la más ambientada de la ciudad al mediodía. «Las cañas para Cáceres son como nuestra fiesta de los emigrantes. Aquí el 24 de diciembre es como el 15 de agosto en los pueblos. Es el único día del año en el que todos los cacereños vuelven a la ciudad, en el que no falta nadie», apunta.
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A las dos y media de la tarde costaba abrirse paso entre la multitud que abarrotaba la calle Obispo Ciriaco Benavente. Pandillas de amigos, muchos de ellos con gorros de Papá Noel, rodeaban las barras que para la ocasión sacaron a la calle los locales. Eso sí, había que armarse de paciencia para lograr la consumición deseada.
Muy cerca de aquí, en la calle San Pedro de Alcántara, el Gran Café ha servido hasta música a sus clientes. Eduardo Álvarez, uno de los dueños del negocio, ha sido el encargado de ambientar la jornada. «Hoy es uno de los días importantes, de los señalados en el calendario para disfrutar con la familia y los amigos. Es una fecha en la que sueles ver a gente que no ves durante el resto del año porque vive fuera», apunta. Para la hostelería, además, es una jornada de mucho trabajo y también de mucho negocio. «Es un día muy gordo, con mucho trabajo, pero también con mucha ilusión porque ves a la gente disfrutar. Sale muchísima gente en Cáceres. Y para nosotros tener los negocios así es muy buena señal y, sobre todo, después de una pandemia», expone. Hoy la plantilla del Gran Café ha estado al completo. «Despachamos cuatro veces más cerveza que cualquier otro fin de semana», zanja el empresario.
Desde muy temprano había ya público en la Plaza de los Maestros, otro de los sitios clásicos para cañear, junto al Paseo de Cánovas. «El día de las cañas de Nochebuena es muy grande, es especial. Aunque tengamos que trabajar, estamos contentos», mantiene José Salgado, camarero en El nuevo mesón. Algo más tranquilo estaba el ambiente en la calle Moret y en la Plaza de la Concepción. Hay quien este 24 de diciembre se estrena en las cañas. Es el caso de Susana y Rosa Mendiburo, dos hermanas argentinas que han viajado hasta Cáceres para pasar estas fechas con Sabrina Echegaray, familiar que vive en la capital cacereña desde hace cuatro años.
«Nosotros en Argentina festejamos la Navidad en verano. Y es todo muy distinto. Estamos en manga corta y nos bañamos en la pileta», explica Susana en referencia a la piscina. Comparten mesa con Vanesa Valdivia, malagueña de Estepona afincada en Cáceres desde hace ocho años. «Me encanta el ambiente de las cañas de Nochebuena. Lo que menos me gusta es que te tienes que ir a casa cuando mejor se está. La primera vez que salí me sorprendí de la cantidad de gente que había en la calle», admite.
En la plaza de San Juan el ritmo lo marca la guitarra de Gonzalo Ridruejo, uno de los integrantes de Ermitaños de la Paz, un grupo flamenco surgido en la misa joven que cada domingo se celebra en la ermita de la Paz de la Plaza Mayor y que oficia el carismático padre Fernando. Sus cuatro miembros, acompañados de un buen puñado de amigos, han animado la cañas con villancicos tradicionales.
«La Nochebuena es un día en el que te encuentras con mucha gente. Igual ves a gente a la que llevas sin ver todo el año. Viene todo el mundo de fuera. Y sale tanto la gente que vive en Cáceres como la que vive en otros sitios. Es un día de alegría», concluye a modo de resumen María Polo desde la calle Santa Joaquina de Vedruna.
La Policía Local ha desplegado para la jornada de este domingo un dispositivo especial de vigilancia y de controles en la zona de los obispos, Pizarro y Doctor Fleming, en la Madrila Alta, donde además se llevan a cabo restricciones de tráfico.
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