¿Qué ha pasado hoy, 7 de abril, en Extremadura?
Cuadro de Álvaro de Villamor, realizado en 1951, del Paseo de Cánovas.
Desde la moto de papel

Cánovas en 1951, con el color del pintor Cacereño de Hollywood

Álvaro de Villamor (1919-2011), que durante 30 años fue un conocido pintor de Hollywood que retrató a famosos como Frank Sinatra, Ava Gardner o Elizabeth Taylor, en 1951 realizó, desde su casa familiar, un cuadro del Paseo de Cánovas al atardecer que acaba de ser donado por la Casa Condal de Villamor a la Residecia Ciudad Jardín Cánovas, 'heredera' de las Hermanitas de los Pobres cuyo antiguo edificio sale en el cuadro.

Sergio Lorenzo

Cáceres

Domingo, 19 de junio 2022, 08:00

He visto a gente muy distinta a la que le ha unido el amor a algo. Es lo que les pasa al fotógrafo Guinea, al ... malaleche de Caridad o al difunto Sanjosé, que hay veces que se tiran los trastos a la cabeza, que se dicen palabras gruesas, pero la paz llega cuando se ponen a hablar de su Cáceres, de su Extremadura.

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Hace unos días fui a la Residencia Ciudad Jardín Cánovas (lo que hace año y medio era Las Hermanitas de los Pobres), para ver un cuadro que les había donado la Casa Condal de Villamor. El cuadro lo había pintado en 1951 Álvaro de Villamor, cuando tenía 22 años, desde la casa de su familia, en el número 5 de la avenida de España. Me impresionó el cuadro, ver el colorido del atardecer en un Cánovas de los años 50 que hemos conocido solo en blanco y negro en viejas fotos.

Plano de Cáceres de 1947 con el asilo de Las Hermanitas de los Pobres. sig cáceres

El exdecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura, el catedrático Carlos de Villamor, hermano pequeño del pintor, explicaba muy bien qué se veía en el cuadro: «Es el Cáceres de la posguerra, con gente paseando por Cánovas. A la izquierda del cuadro está La Montaña, con la vaguada de la carretera que va a las torres: Torreorgaz, Torrequemada, Torremocha. El edificio rosa es la Escuela Normal de Maestros, que había sido hospital militar durante la Guerra. En el Paseo se ve un pilón, que ahora es una fuente con una escultura, y está el árbol grande que sigue ahí. Había otro árbol igual más cerca de la Cruz, pero un ciclón lo tiró en 1941, cuando el incendio tremendo de Santander». Carlos de Villamor señaló el gran edificio del convento-asilo de las Hermanitas de los Pobres, con una monja que pasa al lado. «El edificio era enorme –explicó–. Estaban las huertas que tenían las monjas y no había nada más construido. Ellas y sus pobres vivían de las huertas y de las limosnas. Mucha gente estaba entonces asociada, les ayudaban. Todos los meses pasaban las monjitas por las casas con un recibo recogiendo las ayudas. Con esas limosnas y con las huertas funcionaban estupendamente. Gracias a ellas hubo mucha gente que se libró de la miseria más espantosa, del hambre, del frío. Los que venían eran desesperados de la vida, no tenían para comer y venían con lo puesto. Las monjitas les bañaban, les daban comida y una cama con sábanas limpias, y eso para ellos era un mundo. Es impresionante lo que hicieron esas mujeres».

La directora de la residencia, Mariola Martín, comentaba que para el grupo Ciudad Jardín, era un orgullo seguir con su labor, «aquí se quedaron los usuarios que ellas atendían». En la actualidad la Residencia está al 100% de ocupación, con 125 residentes.

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Cuando fuimos a la Redacción y enseñamos el cuadro, los compañeros se quedaron asombrados.

–Esto es una joya como documento gráfico de cómo era Cáceres en los 50 –dijo Guinea–. La verdad es que hay imágenes de Cánovas de 1900 y 1910 en las que se ve que lo único que había a ese lado de Cánovas era el convento-asilo de las Hermanitas y el Parador del Carmen.

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Imagen. Año 1920. El convento-asilo de Las Hermanitas de los Pobres a la izquierda, a la derecha la vía que ahora es la avenida Clara Campoamor. HOY

–Las Hermanitas de los Pobres hicieron una labor increíble en Cáceres, –añadió Sanjosé pasando a cierta distancia de Guinea que últimamente le tiene algo de ojeriza–. Vinieron en 1879 porque insistió el entonces obispo de Coria, Pedro Núñez y Pernía, y el marqués de Castro y Serna. Dos monjitas empezaron a ayudar a los necesitados en una casa del número 21 de la calle Caleros. Los primeros fueron un padre con sus dos hijas. En poco tiempo ya tenían a setenta ancianos. Vieron la necesidad de tener un edificio más grande, y decidieron comprar el terreno en Cánovas.

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–¿Y con qué dinero lo pagaron? –pregunté.

–Hubo una suscripción popular, en la que el rey Alfonso XII aportó 8.000 reales. Construyeron entonces el convento-asilo, que en un plano de la ciudad de 1947 figura como asilo de San José. Cuando se cumplió 100 años de estar en Cáceres, en 1979, se dijo que aquí atendieron a 2.296 ancianos.

–El asilo se quedó pequeño –añadió Guinea–, y en 1982 se construyó el edificio actual, con ayuda del Estado y la venta de una parcela colindante.

Una vez completada la historia de las Hermanitas de los Pobres, Guinea y su novia Ana, la pintora, se interesaron por el artista Álvaro de Villamor.

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Autorretrato de Álvaro de Villamor (1929-2011). cedida

–Por lo que he visto –aseguró Ana– hizo cuadros buenos y otros no tan buenos, como todos los pintores. El de Cánovas es muy bueno, igual que un retrato que fue donado al Ayuntamiento de Cáceres en 2002, por la que fue su amiga, María Eugenia García, que fue la única mujer concejal en Cáceres en la primera legislatura democrática (de 1979 a 1983) y presidenta de Unicef-Extremadura. Es un cuadro pintado en 1976 a la reina Sofía, en la que ella posó para el pintor.

–Pues entonces debía tener cierto renombre –dijo Sanjosé.

–Sí. Él se fue de Cáceres a Madrid a estudiar Bellas Artes. Luego se marchó a México, a vivir con una abuela. Fue en los años 50, al poco de pintar el cuadro de Cánovas. Vivió en Acapulco (México) y luego se fue a Hollywood, en Los Ángeles. Allí vivió unos 30 años. Se hizo famoso pintando a artistas: A Frank Sinatra, Ava Gardner, Elizabeth Taylor, Rita Hayworth, Ronald Reagan... Se casó en 1960 con Beatriz de Zaldívar, condesa de Saucedilla, pero enviudó. No tuvo hijos. Volvió a Cáceres a estar con su madre. Aquí vivió 14 años y luego se fue a Burgos en donde murió en 2011.

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En cuanto me descuidé vi a Sanjosé y a Guinea hablando amigablemente ante una foto antigua de Cánovas, intentando averiguar desde qué casa se había pintado el cuadro de 1951. Los dos enemistados... ya amigos, gracias al amor que tienen a su Cáceres, a su Extremadura.

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