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«Sí, el perfil del usuario de Cáritas Diocesana ha cambiado. Ya no son tanto personas sin hogar como familias normalizadas que cuentan con ... un sueldo pero no llegan a fin de mes». El análisis no lo hace alguien que mira esta realidad social desde la distancia o solo en el plano teórico, sino Damián Jesús Niso Chaves (Brozas, 1954), director de Cáritas Diocesana de Coria-Cáceres desde hace seis años y medio, y voluntario desde hace más de tres décadas. Con el bagaje que le dan el cargo y la experiencia, él analiza la labor de la organización de la Iglesia Católica en la capital provincial y el resto de la diócesis y lo tiene claro: las cosas han cambiado.
«Sabemos de familias que no pueden poner la calefacción en invierno», sitúa Niso tras aportar un dato ilustrativo: el año pasado, atendieron a 62 hogares. Traducido a personas, son un centenar más que el año anterior. «No son pocas –valora él–. Es gente que lo está pasando mal, que nos necesita. Y nosotros tratamos de ayudarles».
2.898 Beneficiarios
Personas atendidas por Cáritas Diocesana de Coria-Cáceres el año pasado. Son un 14% más que en el ejercicio anterior.
¿Cómo? Hay varias vías. «En algunos casos, podemos pagarles el recibo de la luz, en otros, les damos una tarjeta monedero para que compren alimentos, ropa, medicinas, en fin, para que cubran necesidades básicas». «Que un hogar de cuatro personas en el que entra un sueldo –apunta el director de Cáritas– no llegue a final de mes deja claro que se están pagando sueldos que no están acordes con la realidad que vivimos. Es una situación preocupante, en términos generales».
En esta radiografía, Niso pone sobre la mesa otro número para la reflexión. «Cuando los gastos de alimentación, o sea, la cesta de la compra, y de vivienda, es decir, la hipoteca o el alquiler, el agua, la luz o el mantenimiento entre otros, suponen más del 50% del gasto familiar, suele haber problemas, y nosotros nos encontramos con familias en las que supone más del 70%».
En estos casos en los que hace falta una ayuda, ya sea la entrega de alimentos o ropa, o una asignación económica, uno de los objetivos es «cambiar el modelo de colas de gente para recoger bolsas por otro que dignifique estas entregas sociales», apunta Niso, que es maestro por la Escuela de Magisterio y licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Extremadura. Además, tiene estudios de Teología y es máster en Dirección de centros educativos por la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado casi toda su carrera docente en el colegio San Antonio de Padua de Cáceres.
Él comenta que ha sido un acierto la fórmula de las tarjetas monedero, que Cáritas entrega al beneficiario por una cantidad de dinero que varía en función de las necesidades particulares. Ahora bien, no todos pueden acceder a ellas. Entre quienes no pueden hacerlo están los inmigrantes en situación administrativa irregular, esto es, lo que comúnmente se denomina 'sin papeles'. Este colectivo no puede acceder a estas tarjetas porque no dispone de una cuenta bancaria, ya que para tener una se exige tener la documentación personal en regla.
«En estos casos, intentamos ayudarles de otro modo, por ejemplo mediante vales que pueden canjear en determinados comercios, o a través de la gran ayuda que prestan las parroquias». Esta población inmigrante también forma parte del día a día de Cáritas de Coria-Cáceres, pero en una proporción muy inferior a la de otros lugares de España donde el fenómeno de la inmigración irregular tiene una incidencia mucho mayor.
«En la diócesis no vivimos la oleada de inmigrantes que sí conocen muy bien los compañeros de otros lugares del país», certifica Damián Niso, que cree que esta cuestión «es residual» en Coria-Cáceres. No obstante, él deja clara la posición de la oenegé sobre este asunto. «Desde nuestro ideario católico, nadie es ilegal. Son personas que salen de sus países porque en ellos viven situaciones muy difíciles, y que llegan aquí pensando que les espera el paraíso y se encuentran con una realidad muy diferente. Nosotros no les miramos el color de la piel ni el DNI, y nos da igual si han llegado en patera o en avión. Para nosotros, son personas con necesidades muy concretas e intentamos echarles una mano».
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