
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Uno de cada cuatro fallecidos en Cáceres es incinerado. Así consta en la relación de datos facilitada por el Ayuntamiento, que refleja los movimientos registrados en el cementerio municipal, donde se encuentra el crematorio, en lo que va de año.
Hasta el pasado jueves, 28 de octubre, se habían contabilizado desde el mes de enero un total de 333 fallecidos de los que 256 (77 por ciento) recibieron sepultura por la vía tradicional y fueron inhumados mientras que los 77 restantes (el 23 por ciento) fueron incinerados.
El porcentaje de incineraciones es ligeramente superior al registrado el año pasado, en plena pandemia, cuando las cremaciones aumentaron en todo el país. Según los datos municipales, de los 617 fallecidos que durante 2020 llegaron hasta el camposanto cacereño, 491 fueron enterrados (79,6 por ciento) y el resto (126, un 20,4 por ciento) fueron incinerados.
Fernando Yaybek, director general del grupo Iniciativas Alcaesar (IA) –empresa que gestiona el único horno crematorio que hay en Cáceres ciudad y que se inauguró en el año 2005, además del tanatorio San Pedro de Alcántara–, constata con sus propias estadísticas la tendencia existente en Cáceres. En torno al 26 por ciento de los cadáveres contabilizados en 2020 en la capital fueron incinerados. Los datos de la ciudad, apunta, están bastante por debajo de la media nacional. No obstante, precisa Yaybek, las incineraciones van subiendo. Las cremaciones en todo el país superan ya el 40 por ciento.
Según un estudio reciente realizado por la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), en 2020 el porcentaje de fallecidos incinerados se situó en el 45,5 por ciento. El 54,5 por ciento restante fueron inhumados. Existe, según este colectivo, una gran diferencia entre las grandes ciudades y las zonas rurales. En algunas capitales las incineraciones adelantan a las inhumaciones y suponen la práctica más extendida hasta alcanzar el 60 por ciento de los casos. Mientras tanto, en el ámbito rural las cremaciones se sitúa en torno al 39, por ciento de los casos.
Cáceres cuenta desde ayer con un nuevo espacio para depositar las cenizas. Está situado en el santuario de la Virgen de la Montaña, que se ha convertido en el primer templo de la capital en custodiar cenizas de difuntos.
El columbario se encuentra a los pies de la patrona, en una habituación ubicada tras la capilla del Cristo de la Salud. Aquí la cofradía de la Virgen de la Montaña ha habilitado un total de 612 huecos o 'loculi'. En cada uno de ellos se depositará una caja con capacidad para dos urnas. Los huecos de uso doble se alquilan por 2.200 euros más IVA. También hay huecos sencillos destinados a una sola urna, cuyo importe es de 1.900 euros.
El contrato está en vigor durante 30 años. Pasado este tiempo, se brindará la opción de renovar el acuerdo o, de lo contrario, los restos pasarán a un cenizario común habilitado en el suelo de la habitación. Ayer, día de Difuntos, Diego Zambrano, administrador diocesano, bendijo este espacio en presencia de la junta de gobierno de la cofradía; de María José Pulido, primera teniente de alcalde; y del subdelegado del Gobierno en Cáceres, José Antonio García.
La pandemia hizo el año pasado que el horno crematorio de la capital, que da servicio a casi toda la provincia (salvo a la zona norte ), tuviera mucha más actividad de la normal. «Hubo casi un 75 por ciento más de incineraciones que en 2019», señala Yaybek. Se contabilizaron, en total, 570 cremaciones.
Jesús Moreno, sacerdote y sociólogo, apunta que «el peso de la costumbre y la tradición», sobre todo en la zonas rurales, explica que los datos de incineraciones de Cáceres estén por debajo de la media nacional. «Pero con la pandemia se han incrementado», insiste. Esta opción, sostiene, ha permitido a los familiares de los mayores que fallecieron fuera de sus pueblos llevar los restos meses después, sin las restricciones marcadas por el confinamiento.
Según los últimos datos de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), que ha estudiado el precio de los entierros e incineraciones en 29 ciudades, apenas hay diferencia. Cáceres no está en este informe, pero sí Badajoz: la inhumación sale por 3.333 euros y la cremación, por 3.286 euros.
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