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Imagen tomada desde el monte Arropez con una panorámica de la ciudad de Cáceres al fondo, a unos cinco kilómetros de distancia. ARMANDO MÉNDEZ.
La estatua gigante de Buda se verá desde varios kilómetros a la redonda

La estatua gigante de Buda se verá desde varios kilómetros a la redonda

La escultura coronará la cima del monte Arropez, a 585 metros de altitud y enclave elegido para el complejo espiritual

Martes, 18 de agosto 2020, 08:28

El monte Arropez o Arropé, como también es conocido, tiene 585 metros de altitud, y si el proyecto del centro budista prospera, la gigantesca estatua de Buda coronará y elevará 40 metros más su cima y podrá verse con claridad desde varios kilómetros a la redonda.

Este es el lugar escogido para ubicar el que pretende ser un complejo de atracción turística ligado a la creencia religiosa del budismo. El suelo es municipal y se desveló este domingo, un día antes de que se aprobara ayer en pleno extraordinario el hermanamiento de Cáceres con la que es considerada la cuna de Buda, la ciudad nepalí de Lumbini.

El ascenso hasta el cerro es de dificultad media-baja. El camino de subida se toma justo al lado de la entrada a la residencia de mayores La Hacienda, en la nacional 630 en dirección a Valdesalor, pasando el Cefot y a la izquierda, a unos cinco kilómetros de la capital cacereña.

El Arropez está cubierto de eucaliptos, retamas y monte bajo, y se ha repoblado recientemente con otras especies arbóreas. La ruta hasta los dos miradores que hay en la finca, que cuentan con mesas de merendero, está señalizada. Hay algo menos de un kilómetro y medio desde el punto de inicio y se accede caminando con facilidad.

Precisamente, el edil no adscrito, Teófilo Amores, aficionado al senderismo, se proponía al mediodía de este lunes, después de asistir a la sesión plenaria, alcanzar la cima. «Es el sitio ideal», indicó a este diario al cruzarse con él mientras ascendía pertrechado para la práctica senderista.

«Es una buena noticia; me parece bien todo lo que sea para el crecimiento turístico»

Víctor Holgado Valdesalor

Desde lo alto del monte, sin llegar a su cima, se divisa una panorámica de la ciudad con el santuario de la Montaña a su derecha, en la sierra de la Mosca. Mirando al sur se ve con más cercanía la entidad menor de Valdesalor, las numerosas casas de campo edificadas sin legalizar y una impresionante cantera a plena actividad que, sin embargo, no se llega a atisbar detrás de un montículo desde la 630.

Una fuente asegura que los budistas habrían solicitado al Ayuntamiento que el complejo se levante en contacto con la naturaleza y orientado al sur.

Es justo en esta dirección en la que está la cantera de Cipriano Gallego. El ruido de las excavadoras que extraen la piedra y los camiones que la transportan sí es notable desde lo alto de los miradores, hecho que contrasta con la paz y la tranquilidad que envuelven a los templos de meditación. Un silencio que también se vería alterado por las prácticas de tiro de los soldados en formación del Cefot, aspecto este que la portavoz de Ciudadanos, Raquel Preciados, resaltó en el pleno. La edil añadió otros dos que, a su juicio, podrían perjudicar al proyecto, y que son la proximidad del Hípico y la existencia de un yacimiento arqueológico en la finca, según detalló.

«Entiendo que va a traer turismo y nos va a beneficiar a todos; nos ha agradado»

Juan Pedro Fuentes | Valdesalor

Sin embargo, el paraje elegido para recibir a Buda cuenta esta vez con el beneplácito de los ecologistas, opuestos radicalmente a otras iniciativas privadas en el paisaje cacereño –aunque de calado diferente– como la mina de litio en Valdeflorez. Adenex reconoció ayer el escaso valor natural de la zona y señaló que espera que si el proyecto fructifica sirva para aplicar una restauración ambiental y que «en ningún caso, sea la justificación para permitir otras actividades de mayor impacto o la proliferación de otras construcciones que pueden afectar a las zonas protegidas cercanas», demandó en una nota.

Los vecinos de Valdesalor, sobre los que la sombra del gran Buda se proyectará a pocos metros de sus viviendas, recibían la noticia con agrado. «Entiendo que va a traer turismo y nos va a beneficiar a todos», apuntaba Juan Pedro Fuentes, del restaurante Tuareg. Por su parte, Víctor Holgado, el peluquero del pueblo, también mencionaba un posible crecimiento turístico.

Parece que el camino del Arropez tiene por ahora menos piedras que los que hay que recorrer para culminar otros proyectos.

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