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C. Mateos
Cáceres
Martes, 11 de marzo 2025, 12:21
El pantano del Guadiloba, que abastece a Cáceres de agua potable, ha vuelto a abrir sus compuertas este martes para desembalsar. Lo ha hecho ... de manera preventiva, como cada vez que alcanza el 85% de su capacidad, lo cual había ocurrido por última vez en febrero de 2024. Las recientes precipitaciones han aumentado considerablemente el nivel del agua y la previsión es que siga lloviendo en los próximos días.
El Guadiloba es un pantano muy pequeño, de apenas 20 hectómetros cúbicos, que puede llegar a llenarse con mucha rapidez cuando el terreno está saturado de agua. La decisión de mantenerlo siempre por debajo del 85% responde a una medida preventiva, para evitar el riesgo de que llegue a ver superada su capacidad y se pueda desbordar.
En esta ocasión el desembalse se está llevando a cabo mediante los desagües de fondo, los cuales empezaron a utilizarse en 2023 y permiten controlar la salida de agua con mucha más precisión que cuando se abren las compuertas superiores. En esta ocasión, esos desagües se han liberado al 45%.
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El Ayuntamiento de Cáceres señala que la Inspección de Servicios de la Concejalía de Servicios Públicos y Medio Ambiente se está coordinando con la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), la empresa Canal de Isabel II y la Policía Local para vigilar el estado de los arroyos de la ciudad, y se ha dado aviso además a los hortelanos para prevenirles de las posibles inundaciones que pueda causar el desembalse.
Esta apertura del Guadiloba se produce menos de dos meses después de que el pantano cacereño marcara su mínimo de dos años. A mediados de enero llegó a estar por debajo del 50% de su capacidad y con el trasvase desde el Almonte funcionando a pleno rendimiento, es decir, inyectando al Guadiloba unos 32.000 metros cúbicos diarios de agua procedente del pantano de Alcántara. El trasvase se activa siempre que el Guadiloba baja del 70% de su capacidad, y tiene un coste de más de 3.000 euros diarios para el Ayuntamiento de Cáceres por el consumo eléctrico.
No son raras las ocasiones en las que resulta necesario activar el bombeo durante muchos meses seguidos. En 2002 estuvo en marcha de manera ininterrumpida desde enero hasta diciembre, cuando en apenas 15 días un temporal de lluvias no solo llenó el pantano, sino que obligó a realizar hasta seis desembalses por las compuertas superiores. Fue el invierno en el que se produjo la última gran inundación de la Ribera del Marco. Se llegaron a desaguar entre diciembre y enero unos 10 hectómetros cúbicos, es decir, la mitad de su capacidad total y el equivalente al consumo de todo un año de la ciudad de Cáceres.
A finales de noviembre de 2023 hubo que volver a recurrir a los desembalses, y de nuevo en enero de 2024, cuando fue necesario abrir las seis compuertas del pantano al mismo tiempo. El agua que soltó causó algunas inundaciones de huertas en la Ribera del Marco, si bien el arroyo no llegó a alcanzar el caudal de diciembre de 2022.
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