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En plena vorágine de comidas y cenas navideñas, la hostelería de Cáceres ha comenzado a tomar medidas contra una práctica que en el sector se ... denomina 'no show', en referencia al hábito de reservar en un restaurante y, a la hora de verdad, no presentarse para ocupar la mesa bloqueada con tiempo de antelación.
Hay negocios que han empezado a solicitar un número de tarjeta a la hora de efectuar la reserva, tal y como ocurre desde hace mucho tiempo ya en el mundo de los hoteles. En caso de no cancelar a tiempo, el establecimiento se reserva el derecho de cobrarse de esa tarjeta una cantidad determinada. Y hay otros que optan por pedir un dinero por adelantado como fianza, que se descuenta de la factura final.
El 'no show' supone, según se argumenta desde el sector, grandes pérdidas. Las cancelaciones de última hora también causan estragos. El cocinero Álvaro Holgado, propietario de Chef Alia y Maná, se llevó una desagradable sorpresa a los pocos días de inaugurar su restaurante de la Plaza de la Soledad, en el casco viejo, durante la pasada primavera.
«Inauguramos el restaurante el 1 de abril, el sábado previo al Domingo de Ramos. Y para el Sábado Santo recibimos nuestra primera reserva grande: una mesa para doce. Pero no se presentaron. Al ver que no venían, llamé al número de teléfono de contacto y, de fondo, se escuchaba como si estuvieran en otro restaurante», expone el chef, que volcó su enfado en las redes sociales.
Álvaro Holgado
Maná y Chef Alia
José Polo
Atrio
«A partir de ese momento limitamos las reservas informáticas a grupos máximos de siete personas para que los grupos más numerosos nos tengan que llamar por teléfono. Y pedimos cien euros de fianza. Este dinero se descuenta al final si el grupo se presenta. Hay que tener en cuenta que esos cien euros no cubren la pérdida que podría ocasionar que una mesa de 25 no se presentara. Pero, al menos, tienes la certeza de que la gente quiere esa mesa de verdad al depositar la fianza», apunta. «Pero hay gente a la que no le sienta bien», admite. En estas fechas, además, la petición de fianza también se aplica a todas las mesas que se acojan a los menús de navidad, aunque sean menos de siete comensales.
En 2024 Holgado tiene pensado introducir un cambio. Prevé implantar un nuevo sistema informático en Maná que pida a la persona que haga la reserva por la web su número de tarjeta, tal y como ocurre en la actualidad en los portales más populares de reservas de hoteles.
«Se especificará que si no se vienen, se descontará el 50 por ciento de lo que hubiera sido esa mesa de la tarjeta. En otras ciudades es el pan de cada día. No sé por qué aquí en Cáceres sienta mal», se cuestiona Holgado.
En efecto. En ciudades más grandes y en otros países la solicitud de la huella bancaria –es así como se denomina la petición del número de tarjeta– es una práctica más extendida. Según un estudio realizado por la plataforma de reservas 'The Fork', la prioridad para el noventa por ciento de los restaurantes es reducir sus 'no shows'. No avisar de una cancelación con tiempo puede suponer un déficit de ingresos que oscila entre el cinco y el 20 por ciento, según un estudio realizado por la compañía entre su red de clientes a nivel global.
«En octubre hemos tenido un número muy elevado de 'no shows', con unas pérdidas que se estiman casi en los 5.000 euros», admite el propietario de un restaurante de Cáceres, que prefiere mantenerse en el anonimato, donde ya se pide la huella bancaria al hacer las reservas.
Atrio, buque insignia de la gastronomía cacereña con sus tres estrellas Michelin, pide en su página web la huella bancaria al intentar realizar una reserva. «Se solicitará tarjeta como garantía de pago. No se realizará ningún cargo en la tarjeta solicitada por el cliente», se especifica.
«Cada vez hay más gente que no se molesta en llamar para anular o cancelar la mesa. Hay mucha gente que tiene muy poco respeto por el trabajo de los demás y realmente no es admisible. Y sé que en Madrid incluso hay gente que reserva en varios restaurantes a la vez y están tomando medidas contra eso. Nosotros estamos en proceso de cambio, a ver cómo lo solucionamos. En Atrio, si no se presentan, el menú entero va a la basura porque no lo puedes vender. Y ese menú no se prepara cuando el comensal entra, sino por la mañana cuando llega la gente de cocina», zanja José Polo, copropietario del establecimiento de la plaza de San Mateo.
César Martín Clemente es un veterano de la hostelería cacereña. Ostenta, además, el cargo de presidente de la Asociación Empresarial Cacereña de Hostelería y Turismo (Aecahtur) y es vicepresidente de la Federación Empresarial Cacereña (FEC). En 2019 inauguró en la esquina que ocupó durante años Galerías Madrid su última apuesta gastronómica: Alcaraván. «Si es una reserva para dos o tres personas lo que se suele pedir es el teléfono por si hay gente esperando y tardan en llegar. Pero si es una reserva grande, y si es un cliente desconocido, nosotros pedimos una fianza. En las comidas de empresa siempre pedimos un adelanto, entre un 30 y un 40 por ciento» de la factura final, expone. Los 'no show', apunta Martín Clemente, ocasionan «perjuicios muy grandes» al sector. A los que dan la callada por respuesta se unen los que avisan de la cancelación a última hora. «Nos ponen muchas excusas», ilustra. «Y en una ocasión me dieron un número de tarjeta que no tenía fondos», apostilla. Las medidas adoptadas por los hosteleros generan críticas entre los potenciales clientes. Hay establecimientos, de hecho, que después de pedir el número de tarjeta como garantía han decidido eliminar esta medida al ver que la demanda en su local bajaba. «Lo pusimos y lo tuvimos que quitar porque la gente no quería reservar», asegura un cocinero, que prefiere no dar su nombre.
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