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Francisco 'Patxi' Mangado (Estella, Navarra, 1957) derrocha ilusión al hablar del Museo de la Música que se levantará en los terrenos del Madruelo, en Cáceres. ... Su propuesta ha sido la elegida por la Junta de Extremadura para materializar un proyecto que va más allá de la parte expositiva. También pretende revitalizar toda la zona de Tenerías y crear una nueva puerta de entrada a la parte antigua desde el parking que se ejecutará en el antiguo solar de Iberdrola de Puente Vadillo. Concede esta entrevista por teléfono.
Mangado no necesita demasiadas presentaciones. Acumula numerosos reconocimientos. En 2017 recibió el Premio de Arquitectura Española que concede el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España por el palacio de congresos de Palma de Mallorca y en 2022 obtuvo la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Entre sus principales trabajos destacan el palacio de congresos y auditorio de Pamplona, la plaza Pey Berland en Burdeos, la plaza de Dalí en Madrid, el centro municipal de exposiciones y congresos de Ávila, el museo de arqueología de Vitoria, el campo de fútbol de Palencia, el pabellón de España para la Expo Zaragoza 2008 y el museo de Bellas Artes de Asturias en Oviedo, entre otros. Cáceres pasará a formar parte ahora de su porfolio.
–Ha ganado el concurso convocado para diseñar el nuevo museo de Cáceres. Enhorabuena.
–Tengo una gran alegría. Trabajar en Cáceres y particularmente en esa zona, en la base de la ciudad histórica, es algo estupendo. Es una oportunidad para hacer una cosa satisfactoria y bonita, para disfrutar haciendo arquitectura.
–Tituló su proyecto 'La música y la tierra'. ¿Por qué?
–En realidad estamos hablando de las dos partes importantes de la colección: una es la que tiene que ver con los instrumentos musicales y, por lo tanto, es la música, que es la parte etérea. Y la otra parte es la cerámica, que es el mundo de la tierra. Son, en realidad, como dos museos en uno.
–¿Qué fue lo primero que se le vino a la cabeza cuando supo que su diseño había sido el seleccionado por el jurado?
–Lo que hice inmediatamente fue repasar el proyecto, degustarlo, ver otra vez las decisiones que se habían tomado... Es un proyecto que en el proceso de realización supongo que sufrirá transformaciones pero está bastante definido. La concepción es bastante clara porque se basa en ideas muy rotundas y que yo veía muy evidentes.
–¿Cuáles son esas ideas?
Por un lado está el juego de la dicotomía de lo que es la música y la cerámica. Y, por otro lado, está el tema de la topografía que había tan bonita, que no es más que la continuidad de la topografía de la ciudad de Cáceres. Hay también una lectura del paisaje urbano, tan fragmentado y lleno de edificios poderosísimos e importantísimos, pero también de un tejido mucho más menudo. El proyecto nace de la confluencia de distintas dicotomías pero todas ellas muy intensas a la hora de entenderlas como recursos para hacer arquitectura. El proyecto es muy bonito y el lugar es muy sugerente. Tiene las cualidades especiales para convertirse en la génesis de un proyecto arquitectónico de muchísimo interés.
–El proyecto va más allá del museo como tal.
–Verdaderamente es un proyecto de ciudad. No se trata solo de hacer un museo, sino de que ese museo contribuya a reestructurar toda esa parte de la ciudad. Desde esa perspectiva, la atención al contexto urbano ha sido importantísima.
–¿Cómo será la pasarela que unirá el parking con el museo?
–Más que una pasarela, será también un balcón hacia la ciudad. Será un balcón para poder ir degustando la ciudad conforme uno se acerca.
–El jurado destaca que su propuesta «pretende dotar al museo de una identidad arquitectónica propia». ¿Cómo será?
–Es un edificio que nace, sin ninguna duda, del contexto físico, del contexto de las dos colecciones y de la arquitectura que se da en la zona de Cáceres. Busca interpretar los recorridos y las secuencias dentro del propio museo como la recreación de una pequeña ciudad. Este museo es una pequeña ciudad donde se va produciendo un recorrido muy sorprendente y sorpresivo, en coherencia con la naturaleza fantástica de las dos colecciones, que son unas piezas estupendas. Hace compatible esa referencia contextual con la búsqueda de una identidad muy específica como museo. Cada museo debería ser distinto y en este caso está muy adaptado a lo que se puede derivar de las colecciones y de la propia ciudad. Hay toda una secuencia de patios y una especie de jardín flotante que mira hacia la vega –dice en referencia a la Ribera del Marco–.
–¿Cómo será el recorrido que realizará el visitante desde la calle Tenerías?
–Lo primero que hará será entrar a través de un patio. Y ahí se va a encontrar el salón de actos y se va a encontrar pronto la sala de exposiciones temporales y los propios accesos al museo. El hecho de que esté ahí el salón de actos permitirá que pueda funcionar cuando el museo esté cerrado para eventos que no sean específicos del museo, sino de toda la ciudad, o que pueda abrir la sala de exposiciones temporales sin interferir en el resto del museo. Eso es muy importante. A partir de ahí se genera un recorrido por el que, a través de unas rampas muy adaptadas, se puede acceder a la sala de los instrumentos musicales o bien a la sala de las cerámicas.
–¿Tendrá un tratamiento diferente cada sala?
–La sala de la música se ilumina muy poco. Tiene una iluminación natural muy puntual. El cierre está elevado y la iluminación entra por el suelo. Crea una atmósfera mágica. Los instrumentos, como son de madera, no pueden recibir luz natural directa. La sala de cerámica, sin embargo, tiene una luz cenital exterior y es un espacio menos íntimo, más potente. Desde aquí, el que quiera puede bajar a una de las zonas de almacenamiento, donde se pueden ver algunas de las piezas, que aunque no están exhibidas en las exposiciones sí son visitables. Y desde estas mismas salas se accede también a una suerte de jardín colgante que, en realidad, es una especie de patio abierto al exterior, donde se puede celebrar un concierto al aire libre y ahí mismo, y mirando hacia el norte, que hay unas vistas bastante bonitas, está un restaurante-cafetería con acceso independiente. También , cuando esté cerrado el museo, se podría acceder. Ya que Cáceres tiene una tradición gastronómica importante, el objetivo es convertirlo en un punto de referencia que complemente la actividad y la demanda museística. Todo ello dentro de una secuencia espacial donde la iluminación está muy estudiada.
–Por las recreaciones que se han difundido se aprecia que el proyecto queda muy integrado en el entorno.
–Sí, es un edificio muy contextual. El objetivo de integrarse era muy importante. Y, sin embargo, es una obra contemporánea, muy actual. Pero es que yo soy un arquitecto que cree que la arquitectura es contextual o no existe. El contexto no es nunca un problema. Es una enorme oportunidad para hacer mejor arquitectura.
–¿Qué materiales empleará?
–Voy a utilizar un hormigón basto, cerámica y madera.
-¿Es su primera obra en Extremadura?
–Exacto. Me hace una enorme ilusión. Es una oportunidad muy bonita.
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