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Con solo cuatro años Francisco Cerezo (Almendralejo, 1977) visitó el antiguo Museo de Bellas Artes de Badajoz. Esa fue su primera vez en un ámbito ... que se ha convertido en su universo profesional. Ahora los museos tienen rutas específicas para hacer más digerible una visita cultural a los más pequeños, pero aquel entonces Cerezo lo vio a palo seco. Más mayor, «con siete u ocho años», acudió al Museo del Prado de Madrid, un impacto que aún recuerda. «Me impresionó». La pasión de Cerezo por el arte es «vocacional», cuenta cuando no ha pasado ni un mes desde su toma de posesión como director del Museo de Cáceres, en donde sustituye a Juan Valadés tras su jubilación.
Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla es funcionario de carrera de la Junta de Extremadura y su anterior cargo lo ha desempeñado como conservador del Museo de Arte Contemporáneo el Museo Extremeño Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac) de Badajoz. Afronta el reto más importante del Museo en las últimas décadas, la ejecución de sus obras, que el Ministerio de Cultura ya ha licitado por 8,3 millones de euros. La resolución de la adjudicación de las obras tendrá lugar a finales del mes de febrero y está previsto que esta arranque después del próximo verano. Por este espacio han pasado 100.000 visitantes hasta el 31 de octubre.
–¿Cuáles son sus propósitos para el camino que inicia en el Museo de Cáceres?
–Me interesa establecer un debate sobre centros y periferia. Extremadura ha estado en la periferia cultural y en la periferia geográfica, pero asistimos a un momento en el que las periferias se están convirtiendo en auténticos centros con muchas posibilidades para hacer cosas. Cáceres es el ejemplo de cómo una ciudad se ha transformado en las dos últimas décadas en un centro turístico, cultural y patrimonial de primer orden. Esto tenemos que aprovecharlo, tenemos que reflexionar sobre qué tenemos entre manos y sobre todo a dónde queremos ir.
–¿Se enfoca el Museo de Cáceres al turista o al visitante local?
–El Museo se tiene que identificar plenamente con los usuarios que tiene. Hay una parte muy importante que proviene del turismo, pero también hay una parte que es la gente que habita este territorio, en ese sentido es necesario saber contar qué es lo que tenemos en el Museo, qué forma parte de nuestra historia y ofrecer otras líneas con las que poder interactuar. El Museo puede convertirse en un centro de investigación científica fundamental para temas muy diversos, creemos en la transversalidad del conocimiento más allá del objeto museográfico. La cultura, que es lo que nosotros trabajamos y defendemos a través del objeto y de la colección, es transversal a cualquier disciplina científica, eso nos interesa muchísimo, igual que las exposiciones temporales. Estamos trabajando un programa a medio plazo de exposiciones temporales que complementen el contenido de la colección permanente. Es fundamental la cooperación y la colaboración entre todas las entidades afines, sumando se pueden sacar adelante muchas más cosas. Las puertas del Museo están abiertas para todo lo que tenga que ver con cultura, con el patrimonio y con Cáceres.
–¿Considera que la dotación del Museo en cuanto a personal o recursos es la necesaria?
–Los equipos de los museos a los directores en general siempre nos parecen pocos. Pero el equipo que tengo a pesar de ser pequeño es muy capaz y además está muy volcado con el proyecto. Con los museos se crea un vínculo personal y casi emocional que lo que hace es que con muy pocos recursos se puedan hacer muchas cosas. Estoy rodeado de gente muy profesional, de primera línea, preparados y comprometidos.
–Viene del mundo del arte contemporáneo, en el Meiac. ¿Es muy diferente esa gestión a la del Museo de Cáceres?
–La gestión de los museos es igual en todas partes. Dependemos jerárquicamente de la consejería de Cultura y hay unos procedimientos similares en todas partes. La temática del museo de donde yo vengo es totalmente diferente, pero no nos olvidemos que aquí hay una colección de arte contemporáneo español que es un depósito de la Diputación y que es fundamental . En el Meiac hay aproximadamente una decena de exposiciones temporales, funciona con otro tipo de colecciones, pero todo es complementario al final.
–Desde hace años los museos destacan no solo por lo que contienen sino también por la caja, como sucede con el Guggenheim de Bilbao o el propio Helga. ¿La reforma del Museo de Cáceres logrará que sea atractivo también por su edificio?
–Claro que sí, la idea es esa, lo que pasa es que en el Museo de Cáceres el contenedor es un edificio histórico y protegido. Pero es cierto que el proyecto arquitectónico lo que pretende es devolver un espacio histórico al siglo XXI y con las necesidades propias del siglo XXI, accesible y que pueda acoger un discurso museológico adaptado al tiempo que vivimos. El edificio no deja de ser una gran pieza de la colección, como el aljibe. Se puede hacer una lectura completa de Cáceres a través de su edificio.
–¿Se hace justicia por fin con el Museo de Cáceres al iniciarse los trámites para la obra?
–Se ha hecho un gran trabajo y ahora estamos recogiendo los frutos de ese trabajo. Con la obra se va a devolver el Museo a Cáceres y a la provincia.
–¿Hay alguna pieza almacenada que quiera sacar a la luz y exhibir?
–Todo el equipo hablamos muchos sobre estos temas, un museo no puede enseñar todo lo que tiene por una cuestión de espacio y de prioridades pero sí que estamos planteándonos ir mostrando las piezas que a priori no tendrían cabida en el discurso museológico pero que sería interesante enseñar. También nos estamos planteando poder hacer los almacenes visitables, veremos a ver si es posible.
–Aunque usted no es de Cáceres es una ciudad que conoce bien.
–Sí, tengo familia aquí y he conocido el Cáceres que terminaba en la avenida de Alemania. He ido viendo cómo ha crecido y he tenido la inmensa suerte de trabajar en Cáceres Abierto, un proyecto que implica por completo a la ciudad.
–¿Cree Cáceres está por encima de la media de la región en lo que se refiere a vida cultural?
–El valor de Cáceres como ciudad Patrimonio es indudable, pero es verdad que desde hace un par de décadas tanto en Cáceres como en Badajoz hay una apuesta por la cultura y un consumo cultural cada vez mayor. A día de hoy no creo que deba existir rivalidad entre las dos provincias, es mejor colaborar y cooperar.
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