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¿Qué ha pasado hoy, 18 de febrero, en Extremadura?
Antonio Leal, el primero por la izquierda, en su terreno, con Anastasio Expósito, vicepresidente, y Agustín Rebollo, tesorero / Cauce de la Ribera del Marco en la parte final, cerca ya del río Guadiloba. J. Rey

«La Ribera es patrimonio de Cáceres, pero está muy abandonada»

Antonio Leal, el nuevo presidente de La Concordia, quiere reflotar una comunidad de regantes que se remonta a los Reyes Católicos

J. J. González

Cáceres

Jueves, 20 de julio 2017

Habla con verdadera pasión de su huerto de la Ribera del Marco mientras exhibe con orgullo fotos de sus caballos, de su perro, de sus tomates recién recolectados. Es Antonio Leal, uno de los hortelanos del Marco que pretende reflotar la comunidad de regantes La Concordia, una de las más antiguas de España. No en vano hunde sus raíces en la época de los Reyes Católicos. La comunidad afronta una nueva etapa con la junta directiva elegida a finales del pasado año, presidida por Antonio Leal, quien en otoño de 2006 corrió grave peligro por la inundación de su finca, ubicada en el parte final, cerca ya del río Guadiloba, como consecuencia de la suelta de agua del pantano. Permaneció durante tres horas encaramado a un poste hasta que los bomberos le rescataron. Ahora, él y sus compañeros de la junta directiva de la comunidad de regantes quieren rescatar del desorden y del olvido a la Ribera, el arroyo del Marco o de la Madre, considerado el origen del asentamiento humano en Cáceres.

Las últimas ordenanzas conocidas de La Concordia tienen fecha del 17 de mayo de 1901 y hay documentación del registro de propiedades de la entidad fechado en 1943. Figuran como propiedades de la comunidad de regantes las pesqueras, los cauces de riegos y los ramales. La nueva junta directiva fue elegida en asamblea en noviembre de 2016 se ha dedicado en los últimos meses a la preparación de toda la documentación necesaria para emprender una nueva etapa en la que se aplique una regulación de la actividad de los riegos, con el pago de las correspondientes cuotas. Está tramitando las nuevas ordenanzas, que han sido enviadas a la Confederación Hidrográfica del Tajo, CHT, el organismo que ostenta la máxima responsabilidad y la titularidad sobre las aguas públicas.

La entidad está pendiente de las nuevas ordenanzas, ya enviadas a la CHT

La Concordia cuenta, pues, con nuevas ordenanzas y con una nueva junta directiva presidida por Antonio Leal, al que acompañan Anastasio Expósito, como vicepresidente, y Agustín Rebollo, como tesorero. Cuenta también con jurado de aguas para dirimir posibles conflictos en materia de riegos entre los dueños de fincas. Lo preside otro de los hortelanos, Leandro Galán. De esta manera se quiere poner orden a lo que hasta ahora ha sido un descontrol o falta de regulación.

«A partir de ahora, con las nuevas ordenanzas, los riegos estarán regulados y habrá que pagar una cuota», explica Antonio Leal, quien añade que los propios hortelanos, alrededor de 60, son los primeros interesados en la regulación de los riegos, para determinar los días y las horas que les corresponden a cada uno. Así se evita que los riegos de unos puedan perjudicar a otros.

40 años

Por lo menos en los últimos 40 años, según explica Leal, no ha habido regulación alguna, ni abono de cuotas de riego. «Yo tengo 55 años y estoy en la Ribera desde niño y sí recuerdo que se pagaban entonces cuotas», afirma y añade: «Se dejó de pagar porque la gente vertía las aguas residuales a la Ribera».

El pago y la regulación de los riegos será una realidad a partir del próximo año. «Lo normal es que se pague a partir de 2018 y la Confederación Hidrográfica del Tajo nos facilitará unas tablas estimativas sobre cómo se cobrará y cómo se hace en otras comunidades de regantes».

Antonio Leal cree que es necesario «poner orden» en la Ribera del Marco no sólo para regular los riegos y la actividad de los propios hortelanos sino también para garantizar la conservación y puesta en valor de un enclave natural estrechamente ligado a Cáceres, tan estrechamente que se considera el origen de la propia ciudad. «Queremos poner orden en la Ribera, que está muy desangelada porque aquí cada uno ha hecho lo que le ha apetecido», afirma y se refiere a obras que han afectado al arroyo, como la Ronda Norte y la ampliación de la carretera de Trujillo. «Yo no estoy en contra del progreso», matiza cuando se le pregunta si no considera necesarias infraestructuras viarias para modernizar la ciudad: «con la Ronda Norte se han desviado cursos de agua».

En este sentido alude también a otras obras que, en su opinión, han supuesto daños para la Ribera: «el encauzamiento de las aguas residuales fue una verdadera barbaridad», explica y añade que las conducciones deberían haberse enterrado y no discurrir en superficie. También recuerda que para la conexión de los colectores con la estación depuradora del Marco, la EDAR, «se destrozaron huertas y se atropelló a los hortelanos». Teme que se vayan a originar daños con la prevista construcción de la nueva depuradora de aguas residuales, que necesitará nuevas conducciones. Por ello Antonio Leal advierte: «querrán entrar en las huertas, pero antes de volver a tocar la Ribera deberán dejar las cosas muy claritas». Resalta que con la elección de la nueva junta directiva de la comunidad de regantes, el colectivo de hortelanos se mostrará firme y vigilante ante cualquier proyecto o intervención pública.

«La Ribera es patrimonio de la ciudad, pero está muy abandonada», se lamenta y resalta que este cauce de agua ha sido seña de identidad de Cáceres históricamente: «la ciudad siempre ha estado vinculada la Ribera porque no tiene río. Ha sido su fuente de alimentos. Aunque actualmente ya no abastece a la ciudad, la vinculación ha existido desde siempre y por eso la Ribera del Marco no debe morir».

Preguntado por el ambicioso proyecto de rehabilitación, valorado en unos 50 millones de euros y nunca hecho realidad hasta el presente, Antonio Leal manifiesta su deseo de que se llegue a materializar la inversión, en concreto el proyecto que contempla la continuidad de las huertas y la creación de una gran zona verde y parques para disfrute ciudadano: «Se ha hecho tantos proyectos que no te puedes creer ninguno».

Al margen de la gran de rehabilitación pendiente, la Ribera ha demandado siempre arreglos puntuales y limpieza. «En materia de arreglos está muy dejado todo, tanto el cauce como las pesqueras. Llevan muchos años sin hacer nada», explica y recuerda que en la zona donde él tiene su huerto se construyó un muro de piedra de contención para evitar situaciones tan peligrosas como la vivida por él mismo en noviembre de 2006, cuando se inundaron huertas debido a que se abrieron de golpe las compuertas del Guadiloba.

Casi todos los titulares de terrenos no tienen como primera actividad la de hortelanos, sino como complemento, como afición o por tradición familiar y apego a la actividad agraria. Es el caso del propio Leal, que trabaja como personal laboral en el Animalario de la Facultad de Veterinaria. El tesorero, Agustín Rebollo, es funcionario jubilado. El vicepresidente, Anastasio Expósito, también está jubilado y trabajó en una empresa de combustible.

Pulmón

«Creo que la Ribera es un pulmón que tiene Cáceres y se está viniendo abajo por la mala gestión de las administraciones, que no han querido colaborar con los propietarios para el mantenimiento», afirma Rebollo, que es hortelano de tercera generación. Expósito, conocido por ‘El Quinto’, como su abuelo, cree que la Ribera necesita «renovarse y que venga más agua». En este sentido, Leal explica que falta agua por la utilización de las reservas de los pozos de San Jorge para riegos públicos en Casa Plata, el Rodeo y el Perú.

Aunque no es su principal ocupación, para Leal la huerta de la Ribera, de 3,5 hectáreas, es toda su vida y no la dejaría ni por todo el dinero del mundo: «no pienso irme de aquí aunque intenten sacarme con sacacorcho. Esto no se paga con dinero. Cuando me muera, sólo necesitaré que esparzan mis cenizas junto a mi padre».

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