Cáceres se echa a la calle para vivir las procesiones de sus días grandes

La primera en salir a la calle fue la hermandad de la Victoria, con sede en Mejostilla. A las cinco y media de la tarde la sensación de calor era tan alta que se tomaron algunas medidas excepcionales. Se establecieron dos paradas a lo largo del recorrido para beber agua y, además, se exoneró a los integrantes de la hermandad de llevar la capelina con la que cubren su cabeza hasta San Blas.

Dos horas y media después partió desde la Concatedral de Santa María la hermandad de Batallas con la imagen de Nuestra Señora del Buen Fin y con mucho público en los adarves para seguir el desfile. Tras estas dos procesiones, la Semana Santa de 2023 apura sus últimas horas y mira ya al desfile del Encuentro, que arranca a las doce de la mañana del Domingo de Resurrección de la ermita de la Soledad.

A falta de un balance final, la Unión de Cofradías ya maneja buenas impresiones de esta edición, la primera desde 2019 que se ha celebrado con absoluta normalidad tras la irrupción de la pandemia.

«Han participado muchísimo hermanos en las estaciones de penitencia, sobre todo por la incorporación plena en las cofradías de las mujeres y, principalmente, de mucha gente joven. Parece que el relevo generacional está garantizado», asegura Santos Benítez, presidente del colectivo que agrupa a 16 de las 17 hermandades que desfilan en la Semana Santa cacereña.

«Hemos visto también –agrega– muchísimo público. Los hosteleros están encantados. Y, por nuestra parte, la labor de las hermandades se ha visto plasmada en los estupendos pasos, perfectamente decorados. Ha habido un orden y un recogimiento muy importante. Y, además, nos ha acompañado el tiempo. No hemos tenido que estar mirando al cielo y eso también es importante», zanja.

Las altas temperaturas de estos días han provocado mareos entre los asistentes a los desfiles procesionales, según confirman desde DYA Extremadura, que presta apoyo sanitario al dispositivo. Durante el Jueves Santo, por ejemplo, se prestaron 15 asistencias y la mayoría fueron por desvanecimientos. Y durante el Viernes Santo se atendieron a once personas. Entre los asistentes socorridos se encuentra una joven que el jueves estaba en el desfile de la Vera Cruz y resultó herida al impactar, por accidente, la horquilla de un hermano de carga contra su pie. Tuvo que ser trasladada al hospital con posible fractura en un dedo. Además, el viernes los servicios de emergencia tuvieron que actuar en la Plaza de San Mateo cuando el integrante de una banda de música sufrió un ataque epiléptico.

Cáceres vivió una intensa Madrugada con las salidas de las procesiones de Jesús Condenado desde la Preciosa Sangre y de la hermandad del Nazareno desde Santiago. A estos desfiles se sumaron los tres celebrados el Viernes Santo. Dos de ellos, el de los Estudiantes y el de la cofradía de la Expiración (Andaluces), tuvieron lugar por la mañana. Y a las ocho de la tarde partió desde la ermita de la Soledad el Santo Entierro, considerado el desfile oficial de la fiesta, con una amplia representación institucional.

No quiso faltar el obispo, Jesús Pulido, ni once miembros de la corporación municipal. El alcalde, Luis Salaya, cuatro de sus concejales, cinco ediles del PP y la única edil de Cs, Raquel Preciados, participaron en el cortejo.

Una de las instantáneas del día fue la del chef de Atrio, Toño Pérez, encendiendo a golpe de soplete las velas de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, de la cofradía de la Expiración. Este desfile, el de los Andaluces, parte del patio del palacio de la Torre de Sande, donde Pérez y José Polo explotan el restaurante homónimo. El cocinero también colaboró en la decoración floral.