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¿Qué ha pasado hoy, 22 de febrero, en Extremadura?
María Isabel Gracia y Justo Gómez reciben la ayuda diaria de dos auxiliares que acuden dos horas a su casa. JORGE REY
El servicio de ayuda a domicilio de Cáceres se reactiva con 520 usuarios y 150 trabajadores

El servicio de ayuda a domicilio de Cáceres se reactiva con 520 usuarios y 150 trabajadores

La atención se mantuvo durante dos meses y medio con servicios mínimos solo para personas sin otra posibilidad

Cristina Núñez

Cáceres

Domingo, 7 de junio 2020, 22:50

La vida volvió a recuperar toques de normalidad en casa de María Isabel Gracia y Justo Gómez la semana pasada. La vuelta al trabajo después de dos meses y medio de las auxiliares de ayuda a domicilio del IMAS (Instituto Municipal de Asuntos Sociales) estuvo llena de la alegría del reencuentro y la tranquilidad de verse todos con salud. «Nos hemos apañado como hemos podido este tiempo, mi hijo se venía para acá por la noche, nos dejaba comida preparada», explica María Isabel, que a sus 82 años padece problemas físicos que limitan su movilidad. Vive confinada en su casa desde hace siete años. Su marido tiene 86 años y, aunque conserva la autonomía, también sufre achaques, ya inevitables.

El miedo y la tristeza han acompañado al matrimonio. «He perdido a una hermana por el coronavirus, murió en los peores días, en Madrid, estaba en una residencia de mayores, de allí salió y no volvió», explica Isabel, apenada y contrariada por una situación insólita que aún estamos digiriendo. «Con lo mayor que soy y yo nunca había visto nada así, esto ha sido horroroso». Este matrimonio estaba haciendo trámites para conseguir una plaza en una residencia, pero ahora se sienten afortunados por haber estado protegidos en su propia casa. Ellos son dos de los 520 usuarios que reciben cuidados del Ayuntamiento, un servicio cuya concesión recae en Eulen, que tiene contratados a 150 trabajadores. Esta empresa renovó el pasado mes de febrero su contrato, válido por dos años.

Juana Meneses y Rebeca Salas son las dos auxiliares asignadas a este domicilio desde el mes de noviembre. «Les hemos encontrado bien, durante este tiempo ha habido servicios mínimos pero a esta casa no hemos venido porque tienen al hijo, era para las personas que estaban solas».

El contrato de estas auxiliares se extiende durante un año, hasta que las vuelven a llamar para otro periodo laboral. Juana ya ha cubierto tres periodos. Las personas que reciben este servicio van viendo distintas caras, pero se establece un apego. «La he llamado algunos días para ver cómo se encontraba», contaba Juana. El lunes fue un día alegre, de reencuentros. «Aunque no pudimos darnos abrazos». Fernando, el hijo de María Isabel y Justo reconoce que ha sido un esfuerzo para él, pero que, al haberle hecho un ERTE, ha podido disponer de tiempo para estos cuidados. «Aunque ahora que han vuelto es un alivio».

Cercanía

Juana y Rebeca tienen el doble cometido de cuidar y atender a los dos mayores y de limpiar la casa. «Venimos dos personas porque ella necesita una ayuda especial», destaca Juana. Rebeca ha estado trabajando durante estos días dando los servicios mínimos, sobre todo haciendo compras y llevando artículos de primera necesidad a los mayores. Para Rebeca una de las principales preocupaciones en esta etapa es la de protegerse, «y evitar que les pasemos algo a ellos». El trabajo se hace con mascarillas y sin perder de vista el gel limpiador. Son trabajos de contacto y cercanía.

El parón de este servicio también ha afectado a la madre de Alberto. «Yo soy la única persona que atiende a mi madre, me he tenido que hacer cargo de todo y combinarlo con mi trabajo», explica. En el caso de su madre, por sus condiciones, sí tuvieron un servicio minimo y dos días a la semana acudían a su domicilio. Alberto siente también alivio por el hecho de que su madre no estuviera en una residencia. «Por la situción que había tenido, con una operación de cadera, me llamaron para decirme que le daban en la asistida tres meses de recuperación y yo preferí hacerme cargo yo con el apoyo de este servicio, cuando empezó a surgir esto nos sentimos muy aliviados», explica.

Protección extra para colectivos vulnerables

Las auxiliares de servicio a domicilio del IMAS tienen que poner en marcha todas las medidas de protección generales (mascarillas, utilización de geles y lavado de manos) para llevar a cabo su trabajo. Se establecen medidas especiales para todas aquellas que sean vulnerables a la COVID-19, una condición que establece un facultativo del servicio médico de Quirón Protección a través de una carta de vulnerabilidad. El protocolo establece que a estas trabajadoras no se les asignen tareas que tengan que ser desarrolladas conjuntamente con otras empleadas para evitar el contacto físico. Por ejemplo, estas trabajadoras quedarían eximidas de tareas como la limpieza de un usuario dependiente, en donde es difícil mantener las medidas de distanciamiento de más de dos metros.

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