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¿Qué ha pasado hoy, 18 de febrero, en Extremadura?
Mausoleo de Valhondo Calaff, en el cementerio de Cáceres; y retrato de Don Fernando. :: J. Rey

Se sigue buscando al muerto más rico de Cáceres

Sergio Lorenzo

Cáceres

Domingo, 29 de octubre 2017, 08:40

Sé que fue por estas fechas cuando Sanjosé me hizo la novatada por haber empezado a trabajar en el Diario HOY. Estaba buscando un reportaje curioso para impresionar ya no sé a qué jefe. Estábamos comiendo en el Rialto, en el bar de la Plaza de la Concepción, tomando un vino de pitarra con aquellas sabrosas mollejas.

– No se me ocurre nada. – Me lamenté –. Esto es desesperante.

– Hombre, se acerca el Día de Todos los Santos… ¿Por qué no haces un reportaje del más rico del cementerio de Cáceres?

– ¿Y quién es?

– Don Fernando. Fernando Valhondo Calaff. Fue multimillonario. Sin duda el más rico de Cáceres cuando se murió en 1937. Su mausoleo está en la entrada del cementerio. No tiene pérdida.

Me explicó el veterano periodista, que Don Fernando fue el resultado de la unión de dos poderosas familias que montaron en Cáceres un emporio económico en el siglo XIX. Por un lado estaban Los Calaff, que llegados de Cataluña, de Gerona, se instalaron en Cáceres a principios del siglo XIX. Eran banqueros y tratantes de lana. Por otro lado estaban Los Valhondo, llegados de Montánchez, que tenían numerosas tierras en los alrededores de Cáceres, conseguidas a buen precio con la Desamortización de Mendizábal. El padre de Don Fernando fue Lesmes Valhondo y Carvajal, que llegó a ser alcalde de Cáceres en 1882. Su madre se llamaba Mariana Calaff Trifón Segura. El matrimonio tuvo tres hijos: Mariana, que murió en 1881 siendo niña; Francisco, que falleció en plena juventud; y Fernando, nacido en 1865.

Imagen. Postal de la Plaza Mayor en 1930. En la casa rodeada por el círculo vivía el multimillonario

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Imagen. Postal de la Plaza Mayor en 1930. En la casa rodeada por el círculo vivía el multimillonario JORGE REY

La familia tenía parte de los edificios de la Plaza Mayor, y en 1887 terminó de construir ahí su casa, que está en la esquina de la calle General Ezponda. Es un edificio de cuatro plantas con una enorme escalera. Me lo enseñó Sanjosé al salir del Rialto. El edificio entonces estaba algo destartalado, pero luego, en 2008, se convirtió en el actual Hotel Don Fernando, un hotel de tres estrellas con 38 habitaciones.

Hotel Don Fernando, su antigua casa. :: J. R.

Contento al tener un buen reportaje entre manos, me fui al cementerio esa misma tarde. Nada más entrar en camposanto encontré un imponente mausoleo de piedra, con el nombre Valhondo Calaff grabado en la parte superior. Me extraño que la puerta de la majestuosa sepultura estuviera abierta, más me extraño que varios operarios del cementerio salieran de su interior llevándose palas al hombro y sacos de cemento en una carretilla.

– ¿Aquí está enterrado Don Fernando? – pregunté al operario que llevaba la carretilla.

– Tenía que estar aquí, pero llevamos años esperando sus huesos. Por eso usamos el mausoleo de almacén, porque está vacío. – Me respondió el hombre, mientras se movía un pitillo humeante en la comisura de los labios.

Entré malhumorado en la Redacción. «Eres un poco cabroncete», le espeté a Sanjose, que sonriendo me dijo:

– ¡Venga, hombre! El reportaje lo tienes. Puedes titularlo a cinco columnas: «Se sigue buscando al muerto más rico de Cáceres».

Me contó entonces que Don Fernando era un ser huraño, al que no le gustaba mucho el trato social. Sus padres intentaron casarle con la hija de un banquero de Salamanca, pero no cuajó y se quedó soltero. Vivía con sus padres y su hermano Francisco en el palacete de la Plaza Mayor. Se murió su hermano, que tenía fama de simpático y buen jinete, en 1912 murió su madre y en 1927 su padre. Parece que fue entonces cuando empezó a hacer bastantes escapadas a Madrid, en donde siempre se alojaba en el Hotel Inglés, que estaba cerca de la Puerta del Sol, en la calle Echegaray. Un hotel que cerró en el año 2012, cuando era el más antiguo de la capital de España, al haber sido inaugurado en 1886. Don Fernando era un buen cliente del hotel en el que se habían alojado: Carlos Gardel, Valle-Inclán, José Canalejas, Eduardo Dato, el pintor Matisse, las cantantes Raquel Meller y Pastora Imperio, los toreros ‘El Gallo’ y ‘Frascuelo’, y en su última etapa hasta José Luis Rodríguez Zapatero.

El Hotel Inglés, en el que murió en 1937. :: S.E.

El junio de 1937 Don Fernando estaba en su hotel cuando empezó a ponerse enfermo. Temiendo lo peor cogió varios folios del hotel, con su membrete, y el multimillonario hizo su testamento. Allí dejó escrito que se compraran joyas a La Virgen de La Montaña, de la que era muy devoto, establecía pensiones para sus criados, y a uno de ellos, con el que tenía una relación muy personal, le cedía todos sus bienes mientras estuviera vivo. Cuando su hombre de confianza muriera, mandaba en el testamento (que fue homologado por un notario), «que se instituya una fundación benéfica que perpetúe mi nombre». Murió el 4 de junio de 1937. Tenía 72 años.

El problema surgió cuando el hombre de confianza de Don Fernando se murió, al poco tiempo que él, y entonces sus familiares quisieron seguir manejando la gran herencia: numerosas viviendas de la ciudad y 4.000 hectáreas de fincas rústicas, casi todas ellas en el término municipal de Cáceres, además de letras del Tesoro.

Se inició entonces un largo pleito en donde lucharon por los bienes de Valhondo Calaff: los herederos de su hombre de confianza, la Junta de Beneficencia y unos sobrinos, de los que era familia el brillante poeta extremeño Jesús Delgado Valhondo (1909-1993).

El pleito lo ganó Beneficencia y el 29 de mayo de 1956 se constituyó la Fundación Valhondo Calaff, en cuyo patronato están varias instituciones de la provincia, presidiéndola, en un principio, el gobernador civil y ahora el subdelegado del Gobierno.

En sus inicios la Fundación levantó el edificio Valhondo, en el barrio de San Blas, para crear un hospital infantil; pero en 1971 decidió dedicarlo a colegio universitario, y en 1973 cedió el local para la Facultad de Filosofía y Letras y la de Derecho. Por eso la Universidad de Extremadura, en 1977 colocó frente a este edificio una estatua en reconocimiento y gratitud a Fernando Valhondo Calaff. La Fundación ha ayudado a cientos de jóvenes cacereños, primero dando becas universitarias a los que tenían pocos recursos económicos, y después entregando ayudas de investigación a jóvenes que hubieran terminado su carrera. Hace diez años el patrimonio de la Fundación estaba valorado en 8.428.974 euros.

Desde el principio la Fundación quiso cumplir un deseo del mecenas: que sus restos, que estaban en Madrid, fueran enterrados en su ciudad; pero ha sido difícil. Una de las primeras cosas que hizo la Fundación fue conseguir el mausoleo, pero los restos no fueron encontrados. Había pasado mucho tiempo, y en medio estaba la Guerra Civil con el bombardeo de Madrid.

Hace unos diez años lo que hizo la Fundación fue arreglar el mausoleo, llevando allí los restos de los padres y hermanos de Don Fernando, colocando en el suelo una hermosa rosa de los vientos con la frase: «en memoria de Fernando Valhondo Calaff». Pero sus restos no aparecen.

Se ve que aún podemos seguir titulando: «Se sigue buscando al muerto más rico de Cáceres».

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