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Se llaman Simba, Spike y Smax , y son tres perros de la unidad especial canina de la Policía Nacional que ayer viajaron desde la capital pacense hasta Cáceres para demostrar sus destrezas en su oficio, en una demostración con sus guías, Víctor Hernández y Alberto García, en el barrio de San Francisco con motivo de las fiestas vecinales. Su función, como la del cuerpo al que pertenecen estos canes, no es otra que la de proteger a la ciudadanía, en su caso, entrenados para detectar explosivos y cualquier tipo de sustancia estupefaciente.
Simba es un pastor belga de un año y medio. Su misión ayer fue la de descubrir cuál de las cinco tarteras que se dispusieron en la plazoleta de la sede de la barriada, era la que contenía algún material detonante. Tras prepararse para el ejercicio con una rutina «de partida», en apenas un minuto se sentaba para indicarle a su guía la que tenía la carga peligrosa. A continuación hizo un ejercicio de prevención. Revisó tres coches aparcados para detectar en uno de ellos la dinamita que ocultaron los agentes. En cuanto identificó el olor, el can lo advirtió igualmente sentándose.
«Desde que los tenemos les vamos enseñando que su campo de trabajo son los coches o los bultos que están tirados. Y cuanto más tiempo los tenemos, más autónomos van siendo y encuentran solos sus puntos de búsqueda. Son como los perros de caza pero con un poquito más de disciplina», explicaba el guía Hernández.
Otro compañero, Smax, un pastor alemán de línea checa especializado en drogas, billetes de curso legal y armas de fuego, localizaba entre el público una mochila con hachís. Prueba también superada en cuestión de segundos.
Spike es el más veterano, también un pastor alemán de tres años que convive desde pequeño con su guía, Víctor, y está adiestrado en la detección de explosivos. Realizó un pequeño 'juego de ataque' para proteger a una persona. En España los perros policías son de protección, «sólo para obediencia», matizó el agente, y no se les adiestra para atacar. Nuestra legislación no permite que ataquen en intervenciones como sí ocurre en otros estados europeos.
Esta unidad especial, que tiene su sede en Badajoz, cuenta con nueve perros que son atendidos por cuatro policías que los cuidan, asean y dan de comer, y con los que hacen prácticas a diario. Su rutina laboral, si no hay incidentes, es entrenarse realizando servicios preventivos en las estaciones de autobuses o trenes. Si son requeridos, actúan en cualquier punto de Extremadura, y asisten también a actividades escolares o exhibiciones públicas como la de ayer.
Los canes tienen que estar en plena forma para desarrollar bien lo que para ellos es un trabajo, y la dieta que llevan es importante. Se alimentan de comida seca, piensos, que pueden ser específicos para cada perro, «porque algunos pueden presentar alguna intolerancia a proteínas animales o vegetales».
La vida laboral de estos ejemplares se prolonga hasta los ocho o doce años según el animal. Cuando se les jubila por enfermedad o edad el proyecto 'Héroes de 4 patas' les busca una familia de adopción.
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