Decenas y decenas de cajas con material solidario donado por particulares para la localidad ucraniana de Rivne (a 200 kilómetros de la frontera con Polonia) continúan esperando en el colegio San Antonio ser recogidas para llegar a un destino que no se ha escapado de ... la fiereza de la guerra. En Rivne el pasado 15 de marzo las tropas rusas derribaron la torre de comunicaciones, un bombardeo en el que murieron 20 personas.
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El pasado martes la organizadora de esta campaña solidaria, la ucraniana residente en Cáceres Krystina Mykulyak junto a varios voluntarios esperaron infructuosamente la llegada de un camión que debía recoger todas estas cajas y ponerse en marcha hacia Ucrania. Ahora los indicios apuntan a que los organizadores de esta campaña solidaria podrian haber sido víctimas de una estafa por parte de una falsa empresa de transportes, como indican algunas fuentes de su entorno. Mykulyak llevaba varios días a la espera de la llegada de ese camión enviado por las autoridades de Rivne, la localidad natal de esta mujer. Un día antes ella misma había enviado dinero para combustible al supuesto conductor de este camión fantasma.
A través de mensajes de móvil el hombre le iba informando de su ubicación, y justificaba su retraso en la actual situación con la huelga de transportistas y el colapso de las carreteras. El lunes por la noche, el día que iba a llegar, le dijo que estaba en 140 kilómetros y que había salido de Málaga. «Estábamos felices porque ya veíamos que podíamos hacer el envío», explica esta mujer, hundida por la frustración por no haber podido completar sus planes por el momento.
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Laura Alcázar
La idea inicial era que el camión llegara directamente desde la localidad de Rivne hasta Cáceres conducido por militares, pero la imposibilidad de localizar a personas que pudieran llevar a cabo este porte hizo que el propio Ayuntamiento de Rivne buscara una empresa de logística, explica Krystina. El último mensaje del conductor llegó hacia las tres de la tarde del martes, cuando le dijo que estaba a 15 minutos de Cáceres. Nunca llegó e impidió que se pudiera mantener el contacto con él, bloqueando a esta mujer en el Whatsapp.
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El asunto, indica la ucraniana de 39 años, casada con un cacereño y madre de dos hijos, está ya en manos de la policía nacional de su país. Al ser el Ayuntamiento de su localidad el que se ha encargado de tramitar el encargo del transporte, no se ha hecho una denuncia en España, y por el momento no se plantea formalizarla. Este diario ha consultado a fuentes de la Policía Nacional e indican que, aunque sea un asunto de ámbito internacional, es posible hacer una denuncia también en la comisaría de Cáceres, que podría investigar el caso y, de ser necesario, comunicarlo al Ministerio de Exteriores. No está claro ni siquiera que la persona con la que contactó Krystina llegara a pisar suelo español.
Además de la colaboración de todas las personas particulares que han hecho sus aportaciones y del propio colegio San Antonio, esta mujer ha contado con la ayuda de la Cofradía de la Salud. Este diario ha podido ver un documento que había preparado la hermandad, en la que dejaban constancia de la campaña de recogida de bienes llevada a cabo y de la entrega que iba a llevarse a cabo el 21 de marzo. En ese documento puede verse incluso el nombre del supuesto conductor, el número de su DNI y de su permiso de conducir y la marca y modelo de su vehículo.
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Este periódico también ha podido ver un impreso supuestamente oficial en el que hay detalles sobre el envío y en donde puede leerse que este tenía que llegar a la ciudad de Rivne. Este papel tiene firmas supuestamente oficiales. Una de la que puede leerse es la del presidente de la ciudad, Artur Nowakowski.
Ni desde el colegio San Antonio ni desde la cofradía de la Salud se quiere hacer ninguna lectura sobre los hechos y están seguros de que los artículos recogidos van a tener un fin solidario. Muestran su absoluta confianza en la promotora de la iniciativa.
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También es optimista en este sentido Krystina Mykulyak, que no quiere desviarse de su objetivo inicial, que es que el materialsolidario pueda llegar a su ciudad, dentro de Ucrania. No descarta, si no lo consiguiera, entregar estos paquetes a las asociaciones que ya están haciendo envíos a la frontera con Ucrania.
Tal y como contaba en un reportaje publicado en este diario al inicio de su campaña, en su país tiene buena parte de su familia, entre ellos su padre, que el su contacto directo en la organización de esta recogida solidaria.
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Arrancó con dos establecimientos colaboradores, la multitienda de Cáceres el Viejo y otra la tienda de alimentos de origen rumano Transilvania de la calle Antonio Hurtado. Krystina pide perdón, pero espera que pronto pueda cumplirse su objetivo.
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