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La política de abrir torres al público no ha dado malos resultados a la capital cacereña. En los últimos años han sido varias las que se han ido incluyendo en la oferta turística de la ciudad. Hubo un punto de inflexión en 2009, durante el mandato de Carmen Heras como alcaldesa, con la apertura de los Púlpitos. Se puso fin a 245 años en manos privadas pese a tratarse de una propiedad pública, tal y como habían refrendado sentencias judiciales. Posteriormente llegaron otras, como la de las Cigüeñas, que fue convenientemente acondicionada para permitir su recorrido interior, o el pasado agosto de 2019 la Torre del Horno, entre otras.
Los primeros días de esas torres 'desprecintadas' los visitantes acudieron en masa, lo que da una idea del interés que despiertan en gran medida por la posibilidad de acceder a lugares hasta entonces vetados o materializar nuevas fotografías con imágenes del horizonte urbano desde las alturas. «Cada vez que abrimos una torre ganamos media hora de permanencia del turista en la ciudad», llegó a resumir Luis Salaya. El regidor socialista anunció en el verano de 2019 que tras la Torre del Horno vendrían otras, y en eso se sigue trabajando. El concejal de Urbanismo y Patrimonio, José Ramón Bello, también incide en esa apuesta, que no es sencilla y abarcaría instalaciones menos vinculadas al conjunto monumental.
En esa línea aparece la denominada Torre del Trabajo, en la Plaza de Antonio Canales. La idea de hacerla visitable no es nueva. Está pendiente desde hace varios años, aunque la novedad ahora es que el proyecto que se encargo a los técnicos ya se ha concluido. «El proyecto está redactado porque se trabaja con visión de futuro», resalta el equipo de Gobierno a consultas de este diario sobre la cuestión.
En realidad, ya en 2016 los propios vecinos de la Plaza de Italia pidieron al Consistorio que abriese al público el edificio. Tres años antes, en 2013, había en marcha un plan para la retirada de las decenas de antenas de telefonía y televisión que albergaba la torre, uno de los edificios más altos de la capital. El Ayuntamiento ha investigado la propiedad de los mismos y ha debido llevar algunos casos al juzgado ante la reticencia de los propietarios del material a su retirada. «Si se desahucian familias, que se desahucien también antenas», llegó a plantear la asociación del barrio, que trasladó al Ayuntamiento la idea de la apertura de la torre. De fondo, se planteaba que dejase de ser conocida como 'torre de las antenas' para ser denominada como históricamente debía haber sido siempre, la del Trabajo.
La propuesta ya ha aparecido en años anteriores en los presupuestos participativos y el que fuera presidente de la Agrupación, David Barcenilla, sugirió «dotar de contenido a ese lugar como un auténtico monumento al trabajo y hacerlo accesible». En febrero de 2019, el anterior gobierno local ya avanzó que se daba el primer paso para hacer visitable la torre con el encargo de un trabajo técnico que abordase las líneas de actuación. Serían siempre visitas controladas y no excesivamente numerosas, algo que ya se hace en otros espacios similares.
El estudio patológico que se encargó a los técnicos del Consorcio Javier Sellers y José Luis Sánchez de la Calle avaló que la torre, también conocida como 'del Reloj', no sufre daños estructurales y se encuentra en buenas condiciones para «acoger usos ligeros» de cara al público.
El problema que afronta el actual gobierno socialista es cómo articular la medida sin una dotación presupuestaria. Por eso se están dando pasos ya para buscar financiación externa. «No hay presupuesto ni fecha prevista de ejecución ahora mismo», se avanza desde el Gobierno municipal a través de su servicio de comunicación.
Lo que sí está claro es que se requiere una inversión. Hay elementos que deben ser sustituidos, por mucho que la base sea firme y el cuerpo estructural se encuentre en buen estado. La Torre del Trabajo se empezó a levantar en 1933 con Antonio Canales como alcalde. Obra del arquitecto Ángel Pérez, sigue pendiente de una rentabilidad social como recurso turístico con visitas y recorridos. Los primeros avances reseñan que solo podrá transitar por su interior un número reducido de visitantes. Eso sí, cuando lo hagan, sus fotografías presentarán unas panorámicas inéditas hasta hoy.
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