Cuando una murga se come el teatro se nota porque el público vibra. Ha sido el caso de los raperos de los Muraniños. ... Los asistentes los llevaron en volandas atrapados por la velocidad de vértigo de sus letras. La noche del jueves era, en principio, una jornada del concurso de murgas del Carnaval de Badajoz llena de incógnitas por el nivel de los competidores. La realidad es que la noche ha servido para despejar dudas porque si los raperos han arrasado este jueves, pueden con todo.
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Si este Carnaval no ven cantar su batalla de gallos a Chiqui y Cano se habrán perdido algo grande. Una vez más los Muraniños han demostrado el fenómeno que son. Si el concurso se gana por cantidad de letra metida, arrasan. Tiene un mérito gigante la velocidad que llevan en sus rimas y las sorpresas constantes. Divertidos hasta decir basta.
Además de la batalla de gallos tienen el código de barrio, el scroll, la sorpresa del artista invitado Regaña (Big Rega)... y tanto. Si mantienen ese nivel de fuerza y sorpresas, y son muy capaces, serán difíciles o imposibles de batir. En su presentación citan a los que quieren retirarles y les prometen dos tazas, que sean 50 tazas.
Muchos años la pelea por la victoria estaba entre Al Maridi y Los Niños. Ahora el campo de favoritos está más abierto, pero es curioso que hayan lucido su particular rivalidad este jueves porque se esperaban tablas y los raperos se han impuesto a la orquesta de cámara, al menos en la primera batalla.
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Este 2025 Al Maridi es una orquesta y, claro, como es de esperar, lo clavan pero su tipo no les beneficia. Gran parte de la actuación están sentados y separados por las sillas y eso les roba la intensidad que suele hacer que esta agrupación lleve en volandas al público. Puede tener arreglo en las siguientes fases.
Por lo demás el montaje es impecable y tienen momentos brillantes estilo Al Maridi como el repaso a las notas musicales con los dolores que sufren o la forma de jugar con el público pidiendo las palmas. También su despedida digna de enmarcar, pero se echa de menos que hubiesen tirado más por la idea de la presentación, por ser una orquesta desastre y meter más fuerza. El público les hubiese respondido más.
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Sentidos pasodobles a su visión del Carnaval, responsabilizan a los propios carnavaleros de los fallos. El segundo es a la relación con los hijos. Mas desenfadados en sus cuplés y «si quieres una orquesta, llévate esta» en el estribillo. Mención a parte merece. Mención a parte merece el director de orquesta, de lo mejor de la noche.
Las Chimixurris han vuelto al concurso tras un año de descanso como presas en un motín y han demostrado que este Comba debe encerrarlas para impedir una nueva huida. Sus voces, su estilazo y sus puntadas de actualidad, de cirujano, son imprescindibles. Han salido algo decepcionadas por haber corrido demasiado en su repertorio, pero tendrán margen para corregir en la siguiente fase.
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Arrancan su actuación con un impactante cambio de vestuario de presas a presas en medio de un motín. Enseguida lucen su música y sus voces y un enorme ritmo. Su montaje les da más juego a cantarle al tipo, pero han demostrado, una vez más, que leen más periódicos que otras agrupaciones y tratan temas locales con jugo que a otras se les escapan como la mujer que se estrelló con su coche contra una tienda en San Fernando.
Su despedida encoge. Menos mal que han vuelto.
Puntazo este 2025 de De Turuta Madre. Clavan el personaje de Javier Milei y, lo mejor, son una murga cañera. Son valientes, nada de letras blancas. Su repaso a la actualidad local en el inicio del popurrí empezando por la 'pileta' de la Margen Derecha ya merece premio a la sátira. Los más irreverentes y ya es decir. Se han agarrado a un estilo y son los reyes.
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Le han dedicado sus pasodobles al Carnaval de Badajoz y a la especulación con los pisos cuando los jóvenes no tienen acceso y con pulla incluida por el retraso del Campillo.
La caracterización está muy conseguida. No solo peluca y maquillaje, incluso llevan todos lentillas azules. A ratos parece que el presidente argentino ha traído su locura al López de Ayala. Mención a parte merece el acento argentino y el lenguaje de este país que han integrado en todo el repertorio, un gran esfuerzo que luce. La velocidad de los insultos argentinos, típicos de los aficionados futboleros, marea. No se los pierdan porque no les dejarán indiferentes.
A La Mascarada le tocó el mal trago de abrir una noche con otras cuatro joyas y lo tenía difícil, o imposible, para destacar. No pudo hacer nada para evitar su mal sino.
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La Mascarada es una murga simpática. Es lo que suelen decirle a los que no saben como halagar. Simpática pero por debajo del nivel del concurso de Badajoz.
Este año son domadores de fieras. El nivel de música y voces es mejor que el terrible espectáculo del año pasado como caballitos pony, pero el repertorio es solo teatro. Huir del león y el tigre, la enfermera, la suegra y muchos chistes de caca y vomito.
Sus chistes son tópicos y se ven venir de lejos, aunque le ponen ganas y entrega, eso más que otras. Este año en Mérida, donde también compiten, no han pasado de preliminares. Aquí tampoco ocurrirá salvo que sus fieras se coman al resto de murgas. Candidatos de nuevo al fondo de la clasificación.
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