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En su nuevo libro recrea la biografía de Velázquez. EFE
«Cuando te traicionas una vez es muy difícil volver»

Carlos del Amor

Periodista y escritor
«Cuando te traicionas una vez es muy difícil volver»

Vermú de domingo ·

Conocedor como pocos de todos los rincones del Museo del Prado, asegura que el arte está «lleno de misterios»

Domingo, 23 de febrero 2025, 00:54

«Un retrato inédito de Velázquez». Es el asunto del correo que, una tarde de invierno, recibió Carlos del Amor. Llevado por la curiosidad, leyó el mensaje, vio las imágenes adjuntas del retrato y, antes de darse cuenta, ya había comenzado un fascinante proceso de investigación destinado a averiguar tanto la autenticidad de la obra como la identidad de la mujer que aparecía en ella. Del Amor cuenta su búsqueda en 'Una dama desconocida' (Espasa), libro donde el periodista de RTVE recrea la biografía de Velázquez mientras nos lleva por museos y talleres de restauración y reflexiona acerca de la memoria, del legado y de la importancia del arte en nuestras vidas.

-No sé si habrá algún vermú en un cuadro del Prado, pero sí hay un itinerario sobre el vino.

-Claro, porque el vino ha dejado rastro en la historia del arte. No he hecho ese itinerario, pero es una buena forma de visitar el museo.

-Allí ha pasado casi más tiempo que en su casa.

-Casi, casi. He pasado mucho tiempo y en casi todas las situaciones posibles. Prácticamente conozco todos los rincones, y allí ya se ríen un poco de mí diciendo que estoy en plantilla, pero no. Ojalá ser parte también de la plantilla del Prado.

-'Una dama desconocida' es un libro de arte, pero también de misterio.

-Pero es que el arte está lleno de misterios, y una de las razones es la falta de documentación que hay a veces sobre muchas obras y muchos artistas. Hoy en día, ese misterio sería más difícil de crear porque todo está documentado, instagrameado, fotografiado, y antes no, era lo que se producía en un momento dado. Imagínate que tuviéramos imágenes de cómo fue la sesión de 'Las Meninas'. O de cuando Leonardo pintó 'La Gioconda'. Por fin sabríamos muchas cosas.

-La propia vida de Velázquez resulta misteriosa.

-Es un tipo que no dejó mucho rastro. Otros artistas, como Caravaggio, Leonardo o Goya, tienen cosas más humanas, pero él es mucho más frío, y eso se traduce en que no hay prácticamente nada biográfico más allá de documentos burocráticos. Incluso el episodio de su segundo viaje a Italia con la amante y el hijo ha quedado un poco en segundo plano siendo un elemento totalmente novelesco, como si él mismo se hubiese encargado de que no quedara mucho rastro de su biografía, de que solo quedara su pintura. Creo que se preocupaba mucho de salvaguardar su posición en la corte.

-La historia parte de un correo electrónico que usted recibe.

-Sí, ese es el punto de partida. Pero, aparte del correo, lo que propició que me pusiera a escribir es que tuve que ir a Barcelona por otro asunto y fui a ver el cuadro. Estaba muy mal conservado, pero encontrármelo ahí, en penumbra, como dejado de la mano de Dios en una asesoría de un edificio lleno de despachos raros… no sé, me dio pena esa chica, y pensé que había que arrojar algo de luz sobre ella, sobre la biografía de Velázquez y sobre un coleccionista, Prosper, que es un personaje de novela en sí mismo.

-Sí, es un personaje muy atractivo.

-Porque rodea su vida de ambigüedad, y la ambigüedad es muy literaria. Afirmaba que la mujer del retrato era Juana Pacheco, la mujer de Velázquez, y quería que el cuadro llegara a ser una especie de Gioconda o de joven de la perla. Pero, más allá de eso, es un cuadro del siglo XVII que alguien pintó y para el que alguien posó, y esa chica existió. ¿Quién era? Pues no lo sabemos. Incluso puede que fuera un autorretrato, que fuera una chica la que se pintara, que fuera la propia Juana Pacheco. ¿Por qué una mujer que nació en un taller de pintura y que empuñaba pinceles no iba a pintar nada? ¿Por qué no nos ha llegado algo suyo? Pues porque las mujeres permanecían silenciadas, pero no es descabellado que ella pintara y que ayudara a su marido en alguno de los cuadros.

Filias y fobias

-Tiene una forma personal de contar las historias en televisión. Supongo que eso despierta filias y fobias.

-Desde el momento en el que cuentas una historia ya la cuentas subjetivamente porque estás dejando fuera tal parte o tal otra; la cuestión es hacerlo con honestidad. Intento contar las cosas como a mí me gustaría que me las contaran y ponerme en la situación del espectador para llegar a él a través de un medio tan efímero como es la televisión. Por supuesto que hay gente a la que no le gusto, porque gustar a todo el mundo es absolutamente imposible y, además, no lo pretendo, ni quiero. Es más, hay gente a la que prefiero no gustar, que te dice «¡Me ha encantado eso!» y tú piensas «¡Uy!». Lo que no hay que hacer es obsesionarse.

-Ruth Méndez, su mujer, también se dedica al periodismo cultural en Informativos Telecinco. ¿Compiten por los temas?

-No, porque tampoco hablamos mucho de los temas que hacemos cada uno. Ella lleva mucho tiempo en el periodismo cultural, hace crónicas estupendas y no hay ni siquiera competitividad entre los dos. Para los niños lo hace mejor ella y probablemente sea así.

-Su trabajo le permite conocer a grandes escritores. ¿Le han dado algún consejo?

-No he pedido consejos porque no les suele gustar darlos. Pero, en el mundo de la cultura, siempre me quedo con esa frase de que seas fiel a ti mismo, que no intentes hacer algo para lo que no estás preparado o con lo que no te sientes identificado, porque acabas traicionándote. Y cuando te traicionas una vez es muy difícil volver.

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