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Actrices y poetas de Prostíbulo Poético, en una de sus actuaciones. Macario Rodríguez de Tena
Prostíbulo poético, versos al cliente que pague

Prostíbulo poético, versos al cliente que pague

Con una puesta en escena que evoca los viejos antros de transgresión, una compañía de actrices y autoras propone un recital con madame, literatura y dados

Sábado, 22 de febrero 2025, 06:59

En un escenario que evoca un antro de hace cien años, las poetas ofrecen sus versos al público, que asumen su rol clientelar y participan en una performance que desnuda el «acto íntimo de recitar». Una anfitriona presenta a las autoras, miembros de un colectivo nacido en Barcelona en 2009, con la idea de «vender los poemas directamente al público, para así poder financiar la edición de nuestros propios libros», afirma Sonia Barba, directora y madame de Prostíbulo Poético. «Nos inspiramos en los cabarets de principios del siglo XX, porque a la gente le avergüenza decir que paga por disfrutar de un espacio de intimidad con alguien desconocido, y eso es lo que se hace en nuestro prostíbulo».

Más allá del género de los asistentes, porque el «binarismo se diluye en los vis a vis de poesía, y todos acaban llorando o queriendo compartir secretos», en las butacas se transforman en «clientes». Buscan «refugio, inspiración, medicina», dice Barba. «Más que por un poema, pagan por una experiencia, que tiene un valor pero desconocemos el precio».

En ese pequeño universo imaginario en el que podrían convivir «libre pensadoras, revolucionarias, mujeres a las que les quedaba pequeño el papel de madre y esposa, y artistas», lo lúdico se conjuga en lo poético, al dejar que los dados marquen la tarifa por cada poesía. ¿Cuánto? El azar dirá, «pero, ¡vamos!, que nadie nunca tendrá que pedir un crédito porque se haya endeudado con nosotras, eso te lo aseguro». Si alguien no queda satisfecho, «le pedimos que vuelva pronto».

Inocentes y pervertidas

Con ese intelecto y desparpajo, las escritoras y actrices de Prostíbulo Poético invitan a su declamación teatral, que se presenta en Madrid (Teatro de Barrio), Valencia (Sporting Club Razafa), Barcelona (La Bacanal y Hidden Factory) y otras ciudades en festivales, talleres y encuentros. A las tablas suelen subir entre nueve y doce personas, y la compañía tiene unos sesenta miembros en activo.

Macario Rodriguez de Tena / Ilde Sandrín
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Con la experiencia y la lectura, las poetas «se vuelven más precisas, más salvajes, pierden el miedo al lenguaje, a la experimentación, al placer de decir lo que quieren, buscando y encontrando la manera de hacerlo sin vergüenza», sentencia Barba, que reconoce que la imagen de los viejos burdeles llega «romantizada» hasta nuestros días. No obstante, reivindica la idea de los «lugares clandestinos» en los que se pueden encontrar «freaks, ángeles, demonios, travestis, amantes, decadentes, inocentes, pervertidas...».

Ahora bien, ¿se puede llegar al clímax leyendo poesía? «El clímax no es un fin en sí mismo, lo realmente valioso es lo que ocurre por el camino», responde Barba. «Hablamos de belleza, amor, palabra, vida y muerte». Y recita: si estuviera esta noche / rodeada de tu saliva / me colgaría por los pies de un hilo / me ataría una mano detrás de la espalda / y esperaría / a que tu río de babas se llevara mi locura. La poesía es de Mirlo.

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