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Martín Carrasco
Sábado, 30 de septiembre 2023, 20:59
Sandra Guimarães (Guimaraes, 1976) es desde el pasado 20 de septiembre la directora del museo Helga de Alvear. En esta entrevista defiende el papel de ... los museos como instrumento para cambiar la realidad y muestra el honor que le supone dirigir el museo cacereño.
–Buena parte de su vida está relacionada con el arte, tiene una amplia experiencia...
–He tenido la suerte de haber vivido en varios lugares del mundo a lo largo de mi vida, lo que me ha dado la oportunidad de conocer diferentes contextos y disfrutar de muy diversas y enriquecedoras experiencias alrededor del arte. Aunque nací en Oporto estudié en Bruselas, la 'capital' de Europa. Desde los comienzos de mi carrera comisarié exposiciones de decenas de artistas contemporáneos en el maravilloso Museo Serralves, y luego amplié mi mirada en otras geografías, como en Remai Modern, en una pequeña ciudad canadiense llamada Saskatoon, donde fui directora fundadora de programas, y más recientemente en Bombas Gens, en Valencia, como directora artística.
–Y ahora Extremadura...
–Estoy impaciente por descubrir más Extremadura y actuar desde Cáceres hacia el resto del mundo. Gracias a las experiencias internacionales que he ido acumulando creo compartir una mentalidad muy abierta y flexible, y confío plenamente en la capacidad del arte como herramienta para hacernos pensar, disfrutar, dialogar y avanzar hacia una sociedad más libre e inclusiva.
–¿Qué opinión le merece el sistema del arte en la cultura de un país?
–Necesitaríamos mucho tiempo, y muchas páginas, para cubrir todos los aspectos y englobar todo el sistema del arte. Las galerías, la crítica, las instituciones y por supuesto los artistas, son piezas indispensables en el entramado cultural de cualquier país, pero dada mi experiencia y mis intereses, me gustaría insistir en la importancia de los museos.
–Insistamos entonces...
–Los museos no son templos ni simples contenedores de objetos: son espacios vivos y flexibles que se activan y transforman con sus visitantes, y que pueden (y deben) formar parte de la vida de las personas creando experiencias que van más allá de la mera contemplación y el disfrute estético. Para mí, los museos, y en concreto el Museo Helga de Alvear, han de ser instituciones críticas que se transforman al tiempo que desarrollan una comunidad de relaciones; un museo abierto al mundo y sin compartimentos, donde todo el mundo es bienvenido, un verdadero 'instrumento crítico' dotado de significado. Espero que construyamos desde Cáceres esta base que propicie el contacto directo entre el artista, el público y la sociedad.
–Es muy importante el bagaje, la experiencia de los otros centros que ha dirigido, ¿con qué se queda?
–Me siento muy afortunada por haber podido dirigir diferentes instituciones y construir relaciones, con los artistas, con diferentes equipos, pero también con diferentes comunidades que tradicionalmente no se sentían apeladas por el arte contemporáneo. Me interesan mucho los artistas que trabajan cuestiones urgentes en/de nuestro tiempo y establecer diálogos con la ciudadanía en toda su diversidad. Si tuviera que resumir con qué me quedo de mis experiencias serían tres elementos: el arte, las personas y las relaciones que surgen de esos encuentros.
–¿Cómo se enfrenta a esta nueva andadura?
–Asumir la dirección del Museo Helga de Alvear es un honor y una responsabilidad a la que me enfrento con energía y la mirada puesta en un futuro prometedor que construir conjuntamente. Me mueve la ilusión y el compromiso por el arte, por los artistas y por todo lo que pueda ocurrir.
–Una premisa, o mejor, un 'ideario'...
–Mi proyecto puede parecer utópico, pero no temo el idealismo. Creo firmemente en el poder transformador del arte y mi reto es demostrarlo; conseguir que otras personas descubran por ellas mismas cómo el arte es refugio, alimento, fuente de inspiración, diálogo y magia, y cómo ciertas obras y artistas pueden hacer despertar nuestra pasión, tal y como le ocurre a Helga y tal como me ocurre a mí misma.
–¿Qué opinión posee del museo?, ¿qué destaca de la Colección?
–El museo es una fantástica herramienta de trabajo y gracias a la generosidad de Helga de Alvear tenemos a nuestra disposición una de las mejores colecciones de arte contemporáneo de Europa. Un gran porcentaje de la colección aún no se ha expuesto en Cáceres y ésta sigue creciendo con nuevas adquisiciones por parte de Helga de Alvear cada día, por lo que aspiramos a que cada vez que alguien visite el museo se pueda encontrar obras y experiencias diferentes.
–¿Va a sufrir cambios la Colección?, ¿tiene pensado implantar nuevos criterios para futuras adquisiciones?
–Somos muy afortunados porque Helga de Alvear sigue comprando nuevas obras que se incorporan a la colección constantemente, y que serán generosamente donadas a toda la ciudadanía para su disfrute en el museo. Lo hace bajo su propio criterio y, como ella siempre dice, necesita 'enamorarse' de las obras, un método probado como infalible al que sin duda ha sumado complejidad y rigor a lo largo de los años.
–¿Cuáles serán las líneas programáticas en el ámbito expositivo?
–Mi objetivo es posibilitar experiencias transformativas para seguir teniendo un museo vivo, activo, que sea inclusivo, centrado en el artista, y que desarrolle la investigación a varios niveles.
– ¿Puede ofrecernos un avance?
–La próxima exposición estará dedicada a Carlos Bunga. Trabajo los programas de una forma muy orgánica, desde el lugar en el que estoy, y me gustaría explorar más profundamente el contexto local como parte del mundo y las posibilidades que el arte nos brinda para construir relaciones con las comunidades más cercanas. Para mí, el ámbito expositivo no está desligado del resto de actuaciones, sino que forman parte de una programación integral donde los artistas y la comunidad son los protagonistas.
–En su opinión, ¿cuál debe ser la relación del museo con el público?
–No me gusta hablar de 'público' en general, sino de 'personas' en plural, ya que cada comunidad, colectivo y persona es única a la hora de dialogar con el arte y con el museo. Mi objetivo es que todas las personas se sientan bienvenidas en el Museo Helga de Alvear, haciendo todo lo posible para que formen parte de nuestro proyecto. Desde los expertos en arte contemporáneos hasta (y especialmente) aquellas personas que piensan que el arte quizá no es para ellos. No hay límites ni fronteras. El Museo es un lugar de encuentro para todas y todos, abierto a la diversidad de procedencias, opiniones e ideas y por eso mi deseo es ofrecer experiencias en torno al arte contemporáneo que hagan más sencillo que todo el mundo se sienta partícipe, fomente su pensamiento crítico y se enamore del arte como le ocurre a Helga y como nos ocurre todos los que trabajamos aquí.
–¿Y con el territorio?
–El museo no solo se relaciona con el territorio, sino que es parte del mismo, y como tal, queremos ser una pieza más de esta maravillosa red de relaciones. Sabemos que juntos, trabajando en red por objetivos comunes y conscientes de nuestro lugar en el mundo, somos más fuertes, así que mi deseo es poner nuestro granito de arena para engrasar el engranaje que mueve nuestro territorio. Muchas personas pueden pensar que Cáceres es un lugar de periferia, pero no es así, porque ya no hay un centro, hay varios, y me parece importante poner en valor el hecho de que somos nuestro propio centro. Todo es cuestión de perspectiva y debemos reivindicar nuestra posición.
–Estoy absolutamente de acuerdo, comparto su opinión.
–A muchas personas les sorprende encontrar un museo así en Cáceres y no en el paseo del Prado de Madrid o en una gran capital europea, pero creo que tiene sentido que esté aquí, en un espacio de libertad y donde puede servir como motor para el desarrollo de comunidades. Es una elección acertada porque por ese camino es por donde también van los nuevos espacios para experimentar el arte y donde podemos construir nuestro propio centro. El reto es darnos a conocer y por eso es importante trabajar en red, y siempre es más fácil hacerlo a través del arte.
–Por último, ¿cuáles son los retos más inmediatos?
–Consolidaremos el proyecto del museo Helga de Alvear e iremos más allá. Toca seguir trabajando en el museo soñado, generador de relaciones, centrado en los artistas, abierto al mundo y donde todas las personas se sientan bienvenidas. El reto es demostrar que las ideas utópicas pueden hacerse realidad y que también aquí, en el museo Helga de Alvear en Cáceres se cocina el arte de nuestro presente.
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