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Barquerito (Colpisa)
Madrid
Lunes, 3 de junio 2024, 14:19
Un feo toro cinqueño cornalón de Torrestrella, sexto de corrida, le pegó a Isaac Fonseca una grave cornada cuando remataba con un pase de pecho una temeraria y firme tanda de naturales. No había apenas comenzado la faena, abierta con arrojo particular: de largo y fuera de la segunda raya citó de largo con la diestra, tuvo que enmendarse para no ser atropellado y cumplió una seria meritoria porque el toro, violento, echó las manos por delante. No había hecho el toro nada bueno hasta entonces, Levantado, nervioso y corretón de salida, bravucón en el caballo, parado por Fonseca con lances poderosos, esperó en el tercer par.
No era toro de brindis, pero Isaac se fue hasta las tablas frente a la enfermería para brindárselo a Francisco José Espada, volteado por el quinto de corrida en un lance de infortunio, porque, apenas abierto el trasteo, sufrió un, resbaló en la cal de una de las rayas, cayó de espaldas, el toro hizo por él y, aunque no lo hirió, lo prendió por la rodilla, lo lanzó por el aire con violencia y lo dejó en la arena tendido sin conocimiento. En la cogida de Fonseca se tuvo la percepción clara de que el pitón derecho había entrado por la espalda cuando el toro lo tuvo en el aire. Se contagió un ánimo general de consternación. Pasado un tiempo, se tuvo noticia oficiosa de que la cornada en la zona costal no había sido tan grave como se presumió y pareció en un primer momento.
Plaza Las Ventas. 21ª de feria. 15.755 almas. Primaveral. Dos horas y treinta y cinco minutos de función.
Ganadería Cuatro toros de Pedraza de Yeltes (Luis y José Ignacio Uranga), uno -6º- de Torrestrella (Herederos de Álvaro Domecq) que completó corrida y un sobrero -2º bis- de Chamaco.
Toreros Juan Leal, silencio y silencio tras aviso. Francisco José Espada, silencio tras aviso y cogido por el quinto. Isaac Fonseca, oreja tras aviso y herido de gravedad por el sexto. Leal mató quinto y sexto.
Incidencias Espada, atendido de traumatismo craneoencefálico de pronóstico reservado. Fonseca, operado en la enfermería de una cornada de centímetros, en cara posterior del tórax izquierdo con destrozos en músculos dorsales y paravertebrales y hemotórax.
Destacado Sobria y sabia lidia de Raúl Ruiz con el tercero. Muy ovacionado, tuvo que saludar.
Este final tan accidentado se precipitó cuando ya se llevaban dos horas de un festejo castigado por la devolución del segundo toro de Pedraza de Yeltes, que se reventó en una costalada antes de varas y quedó renco, y por la flojera agónica de un noble sobrero veleto con aire de toro viejo del hierro de Chamaco que Espada, embarcado en faena larguísima, se empeñó en tenerlo en pie sin pegarle un solo tirón y en un alarde pulso que no se tuvo en cuenta. Aferrado a su repertorio habitual -apertura de rodillas en los medios, un cambio por la espalda de casi cogida-, Juan Leal no terminó de ajustarse con un primero de corrida que metió la cara, se abrió mucho y fue toro sencillo. Lo tumbó sin puntilla de una estocada.
La aparición de Fonseca, estirado en el recibo del tercero, fue aire fresco. Un toro que se dolió en varas, volvió el caballo de pica en un segundo puyazo y, justo de fuerzas, fue lidiado con maestría por Raúl Ruiz, Solo media docena de lances dejaron a punto el toro, que descolgó y humillo, se vino no sin tardear un poquito y repitió. Algo pegajoso por la mano derecha, y a la faena de Fonseca, siempre encajado, le faltó entonces gobierno, no entrega. Lo importante iba a llegar por la otra mano. Dos tandas originales y casi idénticas: cite frontal con la izquierda, natural ortodoxo ligado con otro a compás abierto y el remate de pecho. Muy despacio. El jaleo fue ruidoso. Una estocada de ley, un aviso, una oreja.
El cuarto toro de Pedraza, el mayor de los cinco en juego, falto de fijeza y formalidad, salió distraído de las suertes, no repitió ni dos embestidas seguidas. Juan Leal trató de obligarlo sin éxito. Le pidieron abreviar. Una estocada, un descabello. Intentó faenar con el toro que había cogido a Espada, pero protestaron los censores. La corrida estuvo interrumpida cinco minutos porque desde la enfermería hicieron en falso señas de que Espada iba a salir. Y no salió.
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