El Cáceres transita el duelo con el mejor homenaje

La carga emocional con la que acudía el Cáceres al Multiusos el pasado sábado era granítica. El impacto de la noticia de la gravísima lesión de rodilla de Erikas Kalinicenko, con mucho peso específico dentro y fuera de la pista, dejó en shock a un vestuario que se vio obligado a gestionar todas las aristas de un suceso demoledor para sus intereses a todos los niveles. Era el máximo anotador del equipo, pero también un hombre experimentado, con tablas y peso específico, muy implicado incluso desde antes de estampar su firma con los verdinegros. «Apostó por este proyecto, por mí; fue el último en llegar y no sabía si podría, él quiso esperar». Así narraba Adrià Alonso los albores de una historia segada repentinamente por la guadaña más temida por un deportista. «Estaba siendo su año», se lamentaba; «me ha afectado mucho».

Visiblemente sacudido por la noticia, todavía masticando el amargo bocado y sin tiempo siquiera para digerirlo, el preparador catalán se mostró compungido y atribulado con el drama del alero lituano salpicando cada una de sus palabras. «Me sabe mal en el plano personal, por eso también estoy blandito en ese tema, no me importa decirlo, soy humano y las cosas se deben expresar sin tapujos». Apenas unas horas después de conocer el alcance de una dolencia que le mantendrá fuera de las pistas entre 8 y 12 meses, la misión era ardua, asumir la pérdida de una pieza fundamental y amortiguar el agujero en la rotación, así como transformar la desazón imperante en motivación, en un aliciente. Y así fue, «esta va para Erik», manifestaba en el comienzo de la rueda de prensa el técnico del conjunto extremeño tras el trabajado triunfo frente al Zornotza.

Consciente del poso anímico, fue explícitamente cariñoso con sus pupilos a la hora de reconocer el rendimiento en una circunstancia tan adversa. «Estoy especialmente orgulloso de ser el entrenador de este equipo, porque hemos dado un pasito, se lo he dicho a los chicos, orgulloso por lo que hemos hecho hoy y por mentalmente capear una situación que ha sido un golpe para nosotros». Además, había ganas de reconciliarse con el Multiusos, de brindar una alegría a su gente tras un lejano y negativo último precedente que se remontaba a hace casi un mes, cuando el bloque cacereño hincó la rodilla frente al Albacete. La victoria adquiere un valor doble por el pinchazo del Biele, que pierde comba y permite al Cáceres afianzar su liderato. «Contento por seguir arriba, los resultados nos están acompañando, todo ayuda, hoy nos permitimos disfrutar de esto, que nos lo merecemos».

Los entrenadores suelen ser poco dados a resaltar individualidades, pero Adrià Alonso quiso poner el foco en Jamonta Black, que asumió galones y cuajó una gran actuación comandando a los suyos en la anotación. «Sabía que cuando le entrara el primer tiro ese bloqueo mental lo rompería, ha sido el máximo anotador, ojalá cada semana pueda ser así». Era una cita especial para el jugador americano, para reivindicarse en casa y completar un partido a la altura de sus cualidades, pero también por la presencia de su mujer en la grada «ha venido de EE UU y era muy importante para él estar bien». Enchufó 18 puntos, bien secundado por Pedro García, con 17, y los 12 de Edu Gatell y de Dani Rodríguez.

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