El hasta luego de Calderón

Lo suyo con la selección española sí fue un verdadero adiós. Con la NBA, en cambio, parece que será un 'hasta luego'. José Manuel Calderón puso fin a su duodécima temporada con el firme deseo de volver a la mejor liga de baloncesto del mundo a finales de octubre. Ya no es el mismo de antes. Eso es obvio. El paso del tiempo hace mella y la proximidad de los 36 años le distancia de aquel jugador que destacaba por sus cualidades físicas, lo que le lleva a sufrir especialmente en defensa ante el cúmulo de bases 'jugones' que atesora la NBA. Pero en estos playoffs con Atlanta el de Villanueva de la Serena ha mandado un mensaje contundente a todas las franquicias, sobre todo a las que busquen veteranía de cara a la recta final del curso. Sus minutos de calidad como suplente en los Hawks hacen pensar que tiene hueco y su teléfono debería sonar si es que no lo ha hecho ya.

El de Villanueva de la Serena termina contrato y pasa a ser agente libre, es decir, es él quien decide su próximo destino, que podría ser el último. La situación preferida de cualquier empleado, ya que no dependerá de los vaivenes del mercado ni de los extraños fichajes que suelen ejecutar los general managers. Si una oferta le convence, la escoge y se acabó. En este final de temporada, y en declaraciones a los medios norteamericanos, ha vuelto a recalcar que no quiere volver a Europa sino seguir allí entre dos y tres años más. «He demostrado que todavía puedo jugar, que puedo ser útil para muchos equipos. Veremos cuál es el siguiente capítulo, pero lo más importante para mí es que he demostrado que puedo jugar. En Los Ángeles no pude porque iban en una dirección diferente», se reivindica con palabras tras hacerlo en la cancha. Calderón se ha pronunciado en el sentido de que lo primero que mirará será el proyecto deportivo por encima del aspecto económico. Lo lógico es que tenga que aceptar una severa rebaja de su último salario, muy por encima de los siete millones de dólares. «Depende de lo que me pidan. Al cien por cien el dinero no va a ser la principal razón que estoy buscando. Quiero estar en una buena situación, quiero divertirme, seguir jugando y ayudando, apoyando a los grandes bases que hay en la liga. Estos dos meses han sido perfectos para mí».

En los seis duelos de la primera ronda del Este promedió 4,3 puntos, 2,2 asistencias, y 1,3 rebotes en algo más de 12 minutos, números similares a su estadística en los 16 encuentros que disputó en temporada regular en la ciudad de la Coca-Cola. Con él en cancha su equipo tuvo un saldo positivo en la eliminatoria, el clásico dígito del +/-. Su actuación en los playoffs le introduce en el segmento de jugadores veteranos que pueden aportar en la segunda unidad de alguno de los candidatos. Incluso antes de que los Hawks cayeran ante Wizards 4-2 estuvieron tras él los campeones Cleveland y Golden State llegó a ficharle unas horas en una operación que acabó firmada pero frustrada por la inoportuna lesión de Kevin Durant que al final le condujo a Atlanta desde los Lakers. Cavs y Warriors se están paseando en estos playoffs y se interesaron por él, por lo que ese interés podría repetirse este verano.

Atlanta querrá retenerle. Ha elegido al extremeño como segundo base en la fase decisiva en detrimento de Delaney, pero si existen otras posibilidades más atractivas, él las preferirá. Los Hawks ya no son ese equipo que recientemente se codeaba con los grandes, y más si una de sus estrellas, Paul Millsap, se une a la larga e importante lista de bajas en sus piezas clave. Su mensaje en redes sociales tras el sexto choque ante Washington sonó a despedida del estado georgiano: «12ª temporada en NBA llegó a su fin anoche. Solo 2 meses en Atlanta pero fue especial. Gracias por todo el apoyo! Disfrutamos cada minuto». Puede que no sea en los Hawks, pero volverá.