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J. CEPEDA
Lunes, 4 de enero 2016, 07:46
Cáceres. Es fútbol. Se puede ganar a los puntos y a la vez irte de vacío. Es lo que le ocurrió ayer al Cacereño, que cedió su primera derrota de la temporada en casa ante un Izarra bien plantado sobre el inservible terreno de juego y que supo aprovechar su ocasión y media de gol.
Ocasión y media porque, en efecto, el primer tanto de los navarros fue fruto del infortunio cacereño. El atacante Garrido, al que previamente habían hecho falta, supo aprovechar la ley de la ventaja concedida por el castellanoleonés Holgueras Castellanos para lanzar más allá de la línea de tres cuartos un disparo. Al portero Vargas, que en primera instancia parecía haber atajado el esférico, se le escurrió la pelota, que lentamente rebasó la línea de gol.
Ayer, el mermado Cacereño puso sobre el barro brega, empuje y ocasiones, aunque el oficio de los defensores navarros y la falta de un nueve puro capaz de fijar a los centrales rivales impidieron que los de Ángel Marcos pudieran puntuar. Un Ángel Marcos que, con una plantilla de mínimos, optó por dejar a Gállego en el banquillo de inicio, evidenciando que su confianza en el oscense no está hoy por hoy en la cresta de la ola.
Hasta el primer gol visitante, el Cacereño había podido sobreponerse a los nervios iniciales, en un principio de partido en el que la inseguridad en el eje de la defensa formada por Palero y Mansilla levantó algún 'runrun' en el graderío. El capitán, con molestias, sería sustituido a lo largo de la segunda parte por Beato, por lo que Cuerva tuvo que asumir la posición de central en la recta final del partido.
Poco después el Cacereño puso sacudirse la presión para comenzar a tener el control del partido. La primera ocasión no tardó en llegar. Valverde, que tiró una pared con Martins en la frontal, gozó del primer acercamiento verde con cierto peligro en el minuto 7.
El propio Valverde volvería a intentarlo, esta vez de chilena en un saque de esquina. Momentos en los que el Cacereño acosaba la meta rival y nada hacía presagiar lo que a continuación, en el 25, sucedería con el gol visitante de Garrido, no sin cierta fortuna.
Tras otros 10 minutos de estrés postrautmático, el Cacereño logró rehacerse, al menos en lo que se refiere a las sensaciones. Tal es así que Valverde, como siempre el hombre más incisivo en el ataque del Cacereño, tuvo una gran oportunidad dentro del área para haber logrado el gol del empate, pero quizás le sobró el último regate.
Tras el descanso salió el Cacereño como claro dominador de la posesión de la pelota, con más entusiasmo que acierto. Por entonces, a los hombres de Sergio Amatriain les bastaba con resguardarse en zona defensiva sin pasar grandes apuros.
En el 51, el Cacereño fue capaz de trenzar una buena jugada de triangulación, aunque el posterior gol de Martins no subió al marcador por un fuera de juego previo.
En el minuto 60, otra vez Martins estuvo a punto de dar una alegría a la grada, pero un defensor navarro cortó, no sin peligro para su propio equipo, un buen centro de Toni desde banda izquierda.
Pero la mejor oportunidad de esta segunda parte la tuvo Martins tras un cambio de orientación de Palero a Toni hasta banda izquierda. El senegalés logró conectar el centro del sevillano para conseguir un gol fantasma que no subió al marcador.
Ya en el 72 llegó el jarro de agua fría definitivo para el Cacereño, al dejar que el Izarra aprovechase la vulnerabilidad de la zaga local tras un saque de banda en la línea de tres cuartos. La rápida combinación del Izarra dio sus frutos para que Galán, de certero y bello cabezazo, pusiera con el 0-2 más tierra de por medio.
En la desapacible mañana de la carretera de Salamanca, entre Amaro y Mansilla fueron capaces de llevar a la grada un halo de esperanza tras aprovechar una falta botada por Leo Ramírez. En la embarullada jugada, el colegiado acabó otorgando el tanto a Mansilla en el acta.
Era el minuto 85. El gol local espoleó a la grada y el Cacereño pareció olvidarse en los últimos minutos del cansancio físico fruto de un terreno de juego muy pesado. Hasta cuatro ocasiones reseñables tuvo luego el equipo extremeño, por mediación de disparos lejanos de Amaro, Gállego y Leo Ramírez, además de un intento de Mansilla de cabeza. El Izarra, con un fútbol más práctico que vistoso, pero igual de válido, logró abortar las embestidas verdiblancas para certificar su segundo triunfo lejos de Merkatondoa.
El colegiado señaló en el acta que los visitantes, así como el trío arbitral, tuvieron que ducharse en el vestuario local, el único con agua caliente. Una nueva página para el diario de las deficiencias del Príncipe Felipe.
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