La cabeza de Fran Cruz reactiva al Extremadura

Corría el minuto 59' y la decisión del colegiado sacó por completo al Mérida del partido. Creyeron los de Dani Mori que, entre las protestas acaloradas, las amarillas de después, las faltas propias de la exasperación en las jugadas siguientes y un parón de ocho minutos por la lesión del azulgrana Saúl, eran causas suficientes para apagar la luz. A raíz de ese punto de inflexión, todo lo que creció el Extremadura, lo menguó el Mérida.

Al contrario que en el arranque del choque. Empezó con más empaque y soltura el conjunto de Manuel pero un gol anulado por fuera de juego a Erik activó al Mérida en el derbi. Dos jugadas similares que pudieron pintar el derbi de blanquinegro y que, al final, lo colorearon de azulgrana. En el 14', la falta con guante la sacó Gaspar y la cabeceó en solitario Erik. Y en el 73', la falta con guante la sacó Elías Pérez y la cabeceó en solitario Fran Cruz. La primera acabó anulada por un fuera de juego muy justo y, la segunda, acabó con la plantilla azulgrana celebrando el tanto con todo su fondo. A eso se refieren los entrenadores cuando hablan de los «pequeños detalles».

La victoria revivió al Extremadura tras su semana más dura y complicada del curso y le mete, por primera vez desde que arrancó la temporada, entre los tres primeros del subgrupo. Depende de él y podría cantar el ascenso a Segunda B Pro el próximo domingo en el Francisco de la Hera ante el Melilla. Todo lo contrario que el Mérida, al que le volvió a salir cruz una cita trascendental. Los de Dani Mori salen de los puestos de playoff y se la jugarán el próximo domingo en el peor de los escenarios posibles: la casa de su máximo rival, el CD Badajoz.

Aunque el resultado dispara a uno y sumerge al otro, la imagen los iguala en prestaciones y actitud. Arrancó mejor al choque el Extremadura, presionando alto y bien, pero en cuanto el Mérida encontró a sus bandas, viró el partido hacia lado emeritense, que estuvo algo mejor en la primera mitad. Chirri hacia sufrir a Emmanuel, un extremo derecho reconvertido a lateral izquierdo, y Barbosa percutió dos veces por su banda izquierda para sacar dos centros que eran medio goles. Un centímetro más de Chirri en el segundo palo y el destino de esos balones hubieran sido otro.

Todo el empaque del juego del Extremadura se disipaba cuando llegaban a la línea de Erik y Nacho González. Jamás fueron capaces de conectar Kike Márquez y Nando Copete; casi nunca ganaron sus duelos Pastrana y Nico Hidalgo. Lo más peligroso del Extremadura en la primera mitad fueron dos acciones de Saúl: un mano a mano con Javi Montoya anulado previamente por fuera de juego y un cabezazo sin peligro en el segundo palo que fue más globo que disparo. Nada más.

Tras el descanso, el Mérida decidió meterle más vértigo al partido y se vio recompensado con varias ocasiones claras de gol. También el Extremadura tuvo sus amagues: Dani Pérez, por ejemplo, cabeceó a la cruceta en un saque de esquina. Pero entonces llegó el famoso minuto 59' y el gol anulado a Dani García que desquició al Mérida y descompuso al Romano. Coincidió el momento con el gran susto de Saúl, que tuvo que abandonar el partido, ante el aplauso de la grada azulgrana y blanquinegra, por la rotura de una costilla.

El Mérida se salió, el Extremadura se metió y, cuando más seguro y tranquilo vivía el equipo de Manuel, llegó el zarpazo de Fran Cruz, que hinchó aún más de confianza a los azulgranas y desquició todavía más a los emeritenses, que empezaron a jugar un partido que no sabían. Abusó de balones largos que no llegaron a ninguna parte y facilitó la labor de la defensa almendralejense, que vivió mejor con el marcador a favor que con el 0-0.

Y en noventa minutos el fútbol cambió los estados de ánimo de dos equipos que vivieron una semana muy diferente. La euforia del Mérida se convierte en recelo y pánico y los problemas azulgranas se tornan en esperanza y expectativas. Pero aún quedan 180 minutos más.