Jesús Clemente ya es una realidad

Ha nacido una estrella en el Nuevo Vivero. Apenas se han necesitado cuatro jornadas para que Jesús Clemente ya sea la gran revelación de la temporada. Con trabajo, constancia y seguridad en sí mismo se ha ganado por derecho propio un sitio en el competido once del Badajoz. «Con el nivel tan increíble que tiene la plantilla verme ahí me hace sentir un privilegiado», admite. Ante el Villarrubia marcó su primer gol como blanquinegro. «Ya metí uno en pretemporada, pero éste al ser el primero en competición oficial con la camiseta del Badajoz y en el Nuevo Vivero es el más especial», cuenta.

Solo tiene 20 años, luce el dorsal 27 al tener ficha con el filial, pero por clase y calidad se ha ganado la confianza de los tres entrenadores que ha tenido desde su llegada en agosto y parece todo un veterano en el campo. La afición blanquinegra empieza a descubrir a su nuevo ídolo. Y Guzmán tiene a su relevo generacional. «Tiene máxima confianza en mí y me la transmite. Me da muchos ánimos y consejos», apunta. El Badajoz tiene el futuro garantizado. Eso si no sale a volar rumbo a las estrellas antes. «Lo tengo todo aquí. Estoy en el equipo de mi ciudad, con mi familia y mi gente. Es un gran proyecto del que quiero formar parte para intentar llevarlo a lo más alto».

Es de Badajoz y siente la importancia del escudo como ese niño que fantasea con jugar algún día en el equipo de su ciudad. Jesús Clemente Corcho (Badajoz, 2020) ha cumplido ese sueño. Aunque su trayectoria no le ha llevado al Nuevo Vivero hasta tener cumplidos los 20 años. Se formó desde bien pequeño en la cantera del Flecha mientras estudiaba en el colegio San José de Calasanz y el IES Ciudad Jardín. «El Flecha es una escuela que no tiene el paso a categoría sénior. El equipo de la ciudad a nivel profesional es el Badajoz desde siempre y para mí es un orgullo poder defender estos colores», comenta Clemente. En su segundo año de juvenil se marchó a Cáceres para disfrutar en el Diocesano de una categoría tan atractiva como la División de Honor. Cumplido su ciclo juvenil al tercer año dio el salto al primer equipo de Tercera. Su gran temporada llamó la atención del Badajoz que no dudó en traer de vuelta a casa a una de las perlas pacenses. «Mi representante, el director deportivo del club y Cidoncha, que me conocía bastante, fueron las personas clave para mi fichaje por el Badajoz», explica.

Este verano el club blanquinegro doblaba su apuesta por el ascenso y fichó de lo mejor del mercado. Entre sus flamantes incorporaciones la de Jesús Clemente casi pasó desapercibida. Incluso por su juventud se llegó a pensar que finalmente formaría parte de alguna cesión. «Cuando te llama un club como el Badajoz te llena de felicidad», sostiene. Pero el jugador pacense confiaba en sus posibilidades y sorprendió a todos. «La pretemporada fue clave. Sabía que era una oportunidad para que se quedaran conmigo o marcharme cedido». Y bien que la aprovechó. «Tenía la ilusión de quedarme. Me veía bien en el equipo y físicamente». A Munitis le convenció y le consideró de la primera plantilla a todos los efectos. Aunque contaba con 23 futbolistas y tenía que partir con ficha del filial. «Es un detalle que no le doy importancia. Lo que importa es entrar en la dinámica de entrenamientos y formar parte del primer equipo. Los temas administrativos no me preocupan», expone con una sencillez y madurez impropia de su edad. Jesús Clemente había pasado la primera criba. Pero la inesperada salida de Munitis a una semana del arranque liguero parecía colocarle de nuevo a examen. Cidoncha tomó las riendas como interino y apostó por él en Socuéllamos. No en vano había sido su principal valedor. Fernando Estévez tampoco tuvo dudas y le ha mantenido en los siguientes tres partidos. «Es buena señal que hayan pasado varios entrenadores y sigan confiando en mí. Me siento bastante halagado que esos entrenadores vean que tengo nivel para poder jugar en el Badajoz y en esta categoría».

El domingo se doctoró en el Nuevo Vivero como goleador. «Es una sensación que no se puede describir, fue algo increíble, en esos momentos casi ni piensas en nada». Aunque sí dejó alguna dedicatoria. «Me acordé de mi familia, mi novia y mis amigos que siempre me han apoyado. Y en especial de mi tío Nardi porque era su cumple y siempre ha estado ahí».