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Marco A. Rodríguez
Domingo, 24 de enero 2016, 18:54
El Badajoz no levanta cabeza. Su carencia de gol le condujo este domingo al empate a cero ante el vecino Deportivo Pacense, un equipo que viene de las catacumbas de la tabla, que va de menos a más y que en el Nuevo Vivero alineó en su once a ocho descartes del CD Badajoz. Los azulinos se reinvindicaron ante un cuadro blanquinegro que sigue anclado en la ansiedad. Tuvo fútbol, especialmente en la primera media hora y en la recta final, pero sin gol no hay paraíso. La grada, visitante pero en casa, acabó pidiendo la dimisión de Óscar de Paula.
El Badajoz salió a por el partido desde el minuto uno. Apenas asentados sobre el terreno de juego los 22 protagonistas, Adri firma una enorme jugada individual con la que dejó atrás a cuantos salieron a detenerle. Sólo era el primer aviso de los que vendrían después, cada vez más serios. En el minuto 9, Lolo remata fuera con la testa un buen centro desde la derecha. Pero el que más boletos tuvo de inaugurar el electrónico fue Carreño, que inexplicablemente falló en una suerte en la que suele destacar. En el mismo minuto 9 se planta solo ante Alberto, que le adivina bien la intención para atajar el disparo en el mano a mano. En el 16 se repite secuencia con los mismos actores y el marcador permanece inalterado. Fantástico envío desde el flanco diestro de Pozo y enorme control del ariete blanquinegro, que no es capaz de armar bien la pierna y el lanzamiento sale en semifallo.
El Deportivo no quiso salir encerrado al encuentro y sumaba efectivos arriba, pero el peso y las llegadas eran de los visitantes y no le quedaba más remedio que retroceder metros. En el 22 se le anula un tanto a Carreño tras el rechace de Alberto a un remate de Lolo. El Badajoz lo seguía intentando. Tenía juego y claridad en la creación, pero seguía sin ver puerta, el mal que le atenaza en los dos últimos meses de competición. La red le es esquiva a los pupilos de Óscar de Paula y los nervios florecen con cada ocasión fallida. Con el paso del tiempo el juego se endureció y la brusquedad tapó las aproximaciones, todas del Badajoz en la primera parte. Los deportivistas apenas se asomaban al área de Arenas salvo en una búsqueda de la escuadra por parte de Parry en el 37. Eso sí, daban menos facilidades respecto a este mismo partido en el pasado.
Con el 0-0 se llegaría al descanso. Justo antes, Emilio Tienza se resiente de su lesión y debe ser sustituido por Javi Ramos. Un primer acto con dominio blanquinegro sin rédito, aquejado una vez más de su falta de definición ante un adversario al que ahora cuesta más doblegar. Por los azulinos, el mejor fue Alberto, que tuvo un par de intervenciones salvadoras que dejaron vivo el encuentro.
Tras la reanudación, Álex González tiene la primera para el Badajoz con un disparo que se le fue demasiado alto. El partido continuaba por el mismo cauce, con superioridad albinegra aunque esta vez con ocasiones menos determinantes que en el primer tiempo. De Paula mira al banquillo y pone sobre el césped la magia de Rober Gándara porque el reloj no frena y el resultado puede ser dañino. Mientras, los de Rogelio Palomo buscaban la banda de Macarro, que quiso tirar de calidad ante la corpulencia de Javichu. Dejó detalles el pequeño de la saga, pero el lateral zurdo blanquinegro nunca perdió la posición.
El choque se le complicaba al Badajoz porque en los primeros 45 minutos al menos tenía llegadas claras. En el arranque del segundo periodo escaseaban y el Deportivo se sentía más cómodo, con menos sustos. Y se complicó más cuando en una jugada tonta Álex González enfilaba el túnel de vestuarios al ver la segunda tarjeta amarilla. El técnico visitante introdujo como hombre de refresco a Juanito y sentó a Pozo. Acto seguido, sustituyó a un desaparecido Chechu por Pablo Aguilera. Adri, uno de los destacados del Badajoz, lo intentaba sin suerte cuando se acercaba el cuarto de hora final. Juanito volvió a poner a prueba a un inspirado Alberto, el mejor del encuentro, quien detuvo el fuerte lanzamiento del extremo. El Deportivo lo dejó todo a una contra que dinamitara el resultado y de paso al club grande de la ciudad, cuya mayoritaria hinchada, todavía con esperanza, se dejaba notar al entender que era más necesaria que nunca. La esperanza la perdería después.
El gol no aparecía y Alberto evitaba la alegría del aficionado del Badajoz. Por ejemplo, en el magnífico disparo de Rober en el 84. Se desesperaba el Badajoz. Pidió a gritos un penalti que pudo serlo sobre Carreño, pero la moneda del árbitro también decía cruz. La falta de acierto era una losa, acompañada del nerviosismo de un ocaso del choque con los de De Paula volcados. Tres minutos para el descuento. La mente sigue nublada mientras el cuerpo lo da todo. Ningún pero a la entrega de los blanquinegros. Como lo dieron todo, el público la tomó, como suele ser norma no escrita en el fútbol, con el entrenador. ¡De Paula, véte ya!, gritó. Y no eran cuatro. El partido acabó con el cero a cero y con un Badajoz que agudiza su crisis mientras el Deportivo vuelve a sumar en un duelo ante un Goliat venido a menos.
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