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Rafael Muga
De origen extremeño ·
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Rafael Muga
De origen extremeño ·
Su historia y la de aquellas mujeres será tratada en un largometraje que cuenta con la financiación de Televisión EspañolaRafael Manuel Ruiz Muga -más conocido como Rafael Muga (Puebla de Alcocer, 1945)- es una de las personas más influyentes en el desarrollo del fútbol ... femenino en España. La pelota pertenece a ellas, de eso no hay duda, pero el extremeño fue de gran ayuda para crear un espacio en el que pudieran desplegar su talento con el balón.
En 1970, organizó un partido al que acudieron más de 8.000 personas en Villaverde (Madrid), y que supuso el renacer de este deporte para las mujeres, pues lejos quedaban aquellos primeros encuentros que se disputaron antes de la dictadura franquista. Rafael, además, fue el primer seleccionador del combinado español femenino y aportó en su popularización, al editar la primera revista dedicada exclusivamente al fútbol femenino.
- Con 17 años ya había fundado un colegio en Badajoz, mientras cursaba sus estudios de Magisterio, y a los 18 se marchó a Madrid con trabajo fijo tras aprobar una oposición, ¿por qué decidió apostar por el fútbol femenino?
En julio de 1964 ya estaba viviendo en Madrid independizado y en 1967 toda la familia se trasladó a la capital, concretamante a Villaverde.
Empecé porque me gustaba el deporte y sobre todo organizar. En 1968 emprendimos fuera de la federación en primer campeonato 'Juve', al que siguieron otras dos ediciones. Además, me había sacado el título de Instructor Nacional de Educación Física y Deporte, y mientras entrenaba a un equipo, me fijé en que las chicas que venían a ver los entrenamientos -familiares, amigas o parejas de los jugadores- le daban patadas al balón, sin botas de fútbol. Las chicas querían jugar.
- ¿Tenía algún tiempo de interés empresarial con esta inciativa?
No pensaba en el interés económico, tenía mi trabajo fijo. Simplemente quería que se desarrollara en los mejores parámetros de seriedad y organización, y que el equipo tuviera todo cuanto requería: póliza de asistencia, autocares, hoteles para hospedarse, entrenamientos…
- ¿Las chicas cobraban por jugar a fútbol?
Aunque en la actualidad por fin se ha llegado a la profesionalización, medio siglo antes nosotros abrimos el camino llevando a cabo los dos primeros contratos en España.
Estos fueron los de Concepción Sánchez Freire (Conchi 'Amancio'), con 5.000 pesetas de contrato y 400 por cada partido; y el de Victoria Hernández Poderoso, de 4.000 y 250 pesetas por partido, con dos años de duración. De hecho, Conchi llegó a ganar 72.000 'pelas' en 1972. El resto de jugadoras en ocasiones cobraban primas.
Además, todas las chicas estaban aseguradas a nivel médico. Casi no se lesionaban nunca, eran fuertes.
3.600 pesetas El salario mínimo mensual en 1970
Este era el sueldo base fijado (43.200 pesetas al año, 260 euros anuales al cambio) para mayores de edad en 1970.
- ¿Cómo era el ambiente en aquellos primeros partidos? ¿Sufrieron muchos episodios desagradables?
No muchos. Aunque el ambiente machista de la época era generalizado, los padres ll evaban a sus hijas a las que les gustaba el fútbol a presenciar los partidos. De hecho, en muchos sitios las trataban como verdaderas heroínas porque iban en contra de lo establecido.
El hecho de que hubiera algún tipo de altercado, en cuanto a la violencia verbal, era minoritario. La gente que acudía veía que las chicas jugaban bien al fútbol y que eran equipos bien organizados. El peor trato venía de las instituciones.
- En este sentido, es conocido que la Sección Femenina de la Falange y la Federación Española de Fútbol presidida por José Luis Pérez-Payá eran contrarias a la práctica de fútbol femenino. ¿Qué tipo de trabas les ponían?
Básicamente no aportaban nada para que el fútbol femenino avanzara. Obstruían y, de hecho, enviaron una circular a todo el país que decía: «Rogamos se abstengan de promover toda actividad relacionada con el fútbol femenino por no gozar de aquiescencia de la Sección Femenina del movimiento». A esto se suman comentarios como el de Perez-Payá criticando que la mujer «no estaba muy favorecida en camiseta y pantalón corto, y cualquier traje regional le sentaría mejor».
Evitaban que cualquier persona tomara cartas en el asunto a nivel federativo, pero pudimos seguir organizando partidos en muchos pueblos donde los estadios eran propiedad municipal y, por tanto, la federación no tenía poder. Incluso disponíamos de nuestros propios colegiados gracias a la infraestructura propia del campeonato 'Juve', para solventar el boicot que no dejaba que participasen árbitros federados.
- La selección española no pudo disputar el Mundial femenino de México organizado en 1971 por orden de la federación. ¿Qué les dijeron exactamente?
El presidente, Pérez-Payá, dijo que cualquier expedición que se presentara allí en nombre de España no tendría representación e irían como meros turistas. Hubiera sido un éxito total porque había los medios para ello, de hecho metieron más de 100.000 personas en el Estadio Azteca para la final entre México y Dinamarca.
- Pese a ello, siguieron adelante con sus convicciones y disputaron seis partidos con la selección española hasta su reconocimiento oficial, aunque no les dejaran ni usar el escudo. ¿Temieron en algún momento sufrir represalias?
Al principio sí. En Italia íbamos con el escudo, pero en España, por ejemplo, yo evitaba estar con el equipo en ciertos sitios, porque temía que me pasara como en el primer partido de Boetticher (donde acabó en el cuartel de la Guardia Civil). Temía que si detuvieran a alguien fuese a mí como promotor. Había más miedo de jugar con el escudo de España en nuestro propio país que fuera, por las consecuencias que pudiera haber.
No obstante, con el tiempo no les quedó más remedio que rendirse a la evidencia, pues no podían impedir que las chicas se juntaran para jugar a fútbol.
- Franco murió en 1975. En 1980 fue reconocido el fútbol femenino por la Federación Española y hasta 1983 no se disputó el primer partido oficial de la selección española femenina. ¿Por qué pasaron tantos años?
Por culpa de la federación. En octubre de 1980 se admite en el seno de la federación al fútbol femenino y al fútbol sala masculino. Allí nombraron a Antonio Alberca como presidente del subcomité de fútbol sala masculino y del fútbol femenino.
Además, llamaron a dos personas, a Agustín Mallol, concejal de deportes del Ayuntamiento de Tarragona, y a mí, con la intención de que Mallol coordinara el desarrollo del fútbol femenino en la zona de Cataluña y el norte de España, y yo en la de Madrid y el sur del país. No obstante, las reuniones con el resto de miembros eran de lo más absurdo, pues ninguno tenía ni idea sobre el fútbol femenino y sus necesidades, emperezando por el propio Antonio Alberca.
Aparte, este último estaba más centrado en el desarrollo del fútbol sala. Como se dice, ni comía ni dejaba comer, y ante la inacción me fui.
- ¿Qué hizo tras salir del subcomité de la federación?
Pues organicé el primer campeonato de clubes de Castilla de 1982, donde logramos que viniera el Radar de Río de Janeiro como invitado, campeón de Brasil y primer equipo americano femenino que pisaba Europa.
Este fue el revulsivo que el fútbol femenino necesitaba para que la federación, ante la evidencia de su desinterés, tomara cartas en el asunto. El éxito organizativo y de promoción que se alcanzó hizo que la prensa deportiva se hiciera eco cada semana de las clasificaciones, goleadoras...
- Con el paso del tiempo, ha quedado acuñado por muchos el apodo de selección española 'clandestina' para aquella que ustedes formaron. ¿Qué opina de ese término?
No nos gusta, es absurdo. No nos escondimos de nadie. Fue una ocurrencia de un periodista, pero no nos gusta ni a las jugadoras ni a mí. Una cosa es apuntar el hecho de que no estábamos reconocidos por la federación, pero de eso a clandestina hay un abismo.
- Con el tiempo, pese a que siguió participando en el desarrollo de muchos clubes de fútbol femenino, cesó en esa labor tan activa que desempeñaba. Este deporte creció y, en 2019, justo antes de que España alcanzara la cima mundial, recibieron un homenaje. ¿Qué siente sobre ello?
Pues que más vale tarde que nunca. Estuvo bien, nos dieron un aplauso cuando salí y yo ni me lo creía. Nos dieron una camiseta a cada uno y a mí una placa también. Con el tiempo se ha reconocido la labor, era lo mínimo.
- El fútbol español femenino disfruta actualmente su etapa de mayor esplendor, al menos a nivel deportivo. ¿Qué cosas cree que se deben seguir trabajando para no perder este estatus que ha llevado tanto tiempo obtener?
Que se siga trabajando en el fútbol base. Ya se ha conseguido la profesionalización y trabajar en ese aspecto ayudaría a que se fuera alcanzando la igualdad, incluso a nivel salarial.
- ¿Cree que la igualdad salarial y estructural serán una realidad en el futuro?
Hemos ido diez años mínimo detrás de Europa por el machismo y el régimen que hubo, pero ahora mismo el fenómeno es imparable. La igualdad se va consiguiendo y nosotros pusimos nuestro granito de arena en el momento más difícil.
Ahora todos los equipos tienen sus secciones femeninas y por fin a nivel de calidad somos los número uno, así que deseo que se siga trabajando y que termine igualándose con el fútbol masculino en todos los aspectos.
El recorrido ha sido largo, pero si no es ahora, terminará llegando. Alguna vez he pronosticado que el fútbol femenino llegará a igualarse con el masculino, pero quizás no podré verlo.
- En último lugar, me gustaría preguntarle por la película que va a rodarse en breve y que cuenta la historia de ese renacer del fútbol femenino. ¿Qué puede adelantar?
Es un largometraje de 100 minutos que trata los orígenes del fútbol femenino. La historia comienza en el estadio de Boetticher, aunque se extiende más allá de ese primer partido organizado el 8 de diciembre de 1970. Yo figuro casi como el protagonista.
Se trata de una película de ciencia ficción inspirada en hechos reales. La productora es Cine365 Films y cuenta con la financiación de Televisión Española.
- ¿Usted se considera protagonista de esta historia?
No. Puedo presumir de organizador, pero no. Evidentemente, si no hay árbitros no se puede jugar un partido, pero también creo que si no hubiera existido yo, a lo mejor hubiera sido otro.
Que tuve un papel protagonista está claro, para mí no había kilómetros ni horas con el objetivo de hacer crecer el fútbol femenino, pero no pretendo erigirme como su salvador.
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