CD Badajoz

La caída estrepitosa del gigante

El Badajoz vuelve a tocar fondo. El gigante que despertó en Calahorra en 2017 cae desplomado a una Tercera devaluada y diferente tras la reestructuración de las categorías hace tres años. Llevaba tiempo hibernando y dando tumbos hasta que se confirmó lo inevitable. Era la crónica de un descenso anunciado después de una temporada desastrosa en la que solo ha estado tres jornadas fuera de los puestos de peligro. El Badajoz protagoniza la peor temporada de su historia. Nunca había bajado a la quinta categoría del fútbol nacional y es su segundo descenso deportivo a Tercera tras el de la temporada 1984-85.

Desde el Nuevo Vivero tratan de transmitir tranquilidad con continuos mensajes de que el club no va a desaparecer y que se hará un proyecto a la altura de lo que significa la entidad para devolverlo donde merece. Al contrario que el pasado año, los actuales administradores apenas han tardado unas horas en reaccionar para asumir y lamentar el tremendo fracaso y disculparse ante la afición. «Una vez producido el descenso a Tercera RFEF solo nos queda pedir perdón», admite en una nota oficial. En la misma, el grupo Oliver-Iglesias ya deja claro que se pone en la tarea de reflotar al Badajoz. «Éste tiene que ser un nuevo comienzo, una nueva época de respeto y dignidad que suponga el renacimiento del Club Deportivo Badajoz que queremos y que nuestra afición, incansable y fiel, merecéis». En esa línea, desde el club recalcan la idea de colocar a la masa social en el centro donde debe girar el nuevo proyecto. «Entendemos vuestra frustración y tristeza. tenemos la mejor afición posible: numerosa, entregada, exigente y leal. Por vosotros vamos a trabajar duro, enterrando la pena para llevar a este club cuanto antes a la categoría que merece», añade el comunicado.

El Badajoz firma su segundo descenso consecutivo de un equipo que acarició el cielo hace solo tres años. De casi tocar con las manos la Segunda División a precipitarse al vacío de una Tercera carente de atractivo. Aquella noche trágica del Amorebieta fue su principio del fin. A partir de ahí el club ha estado marcado por las continuas desgracias. Pocos días después de ver frustrado su sueño comenzaron las pesadillas con el encarcelamiento de Joaquín Parra por un supuesto fraude del IVA de los carburantes que se sigue investigando. Con el Badajoz bloqueado en su parcela económica, por el Nuevo Vivero empezaron a desfilar personajes de lo más variopinto protagonizando ventas de las acciones de ida y vuelta. Esa campaña se consiguió sacarla a duras penas con una plantilla enfrentada a la nueva propiedad, que es la misma que la actual. La agitación institucional hizo mella en lo deportivo. Ese desgaste acabó sacudiendo al vestuario. Salvó aquella temporada en medio de una crispación constante y provocando la salida del grupo Oliver y el desembarco azteca, pero de tanto ver las orejas al lobo acabó devorado y descendido a Segunda RFEF.

El verano no empezó mejor y se evitó otro descenso administrativo por una resolución del Juzgado de lo Mercantil. Después de una pretemporada en el limbo y una plantilla a medias por esa amenaza de descenso, pudo arrancar el nuevo proyecto con más dudas que certezas. Nunca antes en 119 años había descendido deportivamente a la quinta categoría del fútbol español.

El Badajoz vuelve al punto de partida de ese renacimiento pasional que surgió en Calahorra con el objetivo de levantar a un club en plena descomposición y a la que desde la sociedad Oliver-Iglesias señalan como responsables al grupo mexicano. «Empezar a reconstruir un club que ante la ausencia de planificación y nefasta gestión han arrastrado a un lugar que no merece ni el escudo ni nuestra afición», critican en la nota.