El Badajoz activa la alerta amarilla en su plantilla

Sin embargo, otro de los frentes que preocupan de cara al futuro inmediato al técnico blanquinegro, Luis Oliver Sierra, es la incidencia de los ciclos de amonestaciones. No en vano, cuenta con hasta cinco futbolistas apercibidos que en caso de ver una amarilla se perderían el siguiente compromiso. Además, esta circunstancia afecta a piezas vertebrales en su esquema y están implicadas todas las líneas. En defensa, son dos los futbolistas que están al límite de la suspensión, Lobato y Ginés González, este último, en el partido ante el conjunto colegial, vio en la primera parte la amarilla antes de la roja a cinco minutos del final. En la medular es Gus Quezada el advertido, uno de los hombres más en forma en los últimos encuentros y un pulmón que aporta equilibrio. Además, esa amenaza también se ha cernido sobre sus dos estiletes por los flancos ofensivos, ya sea abiertos en banda o percutiendo por dentro, Jorge Barba y Bermúdez. «En otras circunstancias clasificatorias y de calendario podríamos hacer alguna cábala de que alguno la forzara para limpiarse, pero con lo que tenemos ahora mismo no quiero mediatizar el juego de los chicos».

Es consciente de que el Badajoz atraviesa un tramo de temporada de máxima exigencia en plena pugna por el liderato, con choques contra el Jaraíz y el Extremadura a la vuelta de la esquina, «pero todos valen tres puntos y ahora los necesitamos a todos». El preparador aragonés se muestra tranquilo porque «Bermu, Barba y Gustavo son inteligentes, llevan 4 en 22 partidos, no va a ser fácil que se las saquen; Lobato está más condicionado por la posición en la que juega, pero no quiero darles ninguna pauta al respecto, lo que tenga que ser, será».

Aunque sí reconoce que, dependiendo del guion de los choques, será un factor que deberá tener en cuenta a la hora de realizar los cambios «para que no se nos caigan 3 o 4 a la vez».

Respecto a la reacción del equipo experimentada en Arroyo tras su ultimátum sobre su continuidad al frente del vestuario, Oliver Sierra manifiesta que «me puedo inmolar una vez pero más pierde el efecto. Ahora tienen que ser ellos los que salten al campo y sigan con las buenas sensaciones».